NO SOY UN ALGORITMO: TODO BIEN CON EL AVANCE TECNO PERO EN EL AMOR SOY DE LA VIEJA ESCUELA (Y EXPLICO POR QUÉ) / POR DOLORES UGARTE DEL RÍO

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La ilustración es de la crack dibujante Coni Ruiz
 
NO SOY UN ALGORITMO: TODO BIEN CON EL AVANCE TECNO PERO EN EL AMOR SOY DE LA VIEJA ESCUELA (Y EXPLICO POR QUÉ) / POR DOLORES UGARTE DEL RÍO
Que sí, que nos quieren hacer creer que todos nuestros gustos pueden resumirse en una fórmula matemática. Y me atrevo a más: nos quieren hacer creer que nosotros mismos podemos ser reducidos a una fórmula matemática. ¿Y qué es lo peor de todo? Que les creemos.
Sí, les creemos. ¿Y saben cuándo caemos en su trampa?, ¿saben cuándo nos comemos ese verso?
Cuando nos bajamos Tinder, por ejemplo. Y no tengo particularmente nada en contra de esta aplicación -porque apps para “dar con tu alma gemela” hay muchísimas. Es más, yo tuve Tinder en un determinado (y confuso) momento de mi vida. Pero ahora que me “desintoxiqué” puedo verlo todo con claridad (OJO igual lo tuve abierto un mes nada más, eh, no me juzguen).
Entendamos cómo funciona: Tinder, o cualquiera de estas aplicaciones, arma un perfil con datos sobre tus intereses, tus amigos y los sitios que frecuentás. Y en base a todo eso, te muestra -como en un catálogo- una serie de perfiles que tendrían tu mismo estilo. Y esa selección lo hace nada más y nada menos que un algoritmo.

Que sí, que nos quieren hacer creer que todos nuestros gustos pueden resumirse en una fórmula matemática. Y me atrevo a más: nos quieren hacer creer que nosotros mismos podemos ser reducidos a una fórmula matemática. ¿Y qué es lo peor de todo? Que les creemos.

 
Repasemos su definición: dícese de algoritmo a un conjunto ordenado de operaciones sistemáticas que permite hacer un cálculo y hallar la solución de un tipo de problema. Okey.
¿El estar solo sería “un problema”? Ya arrancamos mal. Pero no es solo eso: ¿qué tipo de tacto puede tener una fórmula matemática? Cero. A ver, no es que estoy encontra de la existencia de los algoritmos, simplemente creo que para cuestiones del amor no sirven.
Y ahora es cuando los usuarios de estas apps me llevarían la contra, enumerándome todos los casos exitosos de personas que se conocieron por Tinder y ahora están casadas. Sí, puede funcionar. Pero si les gustan las cuentas, hagamos las cuentas: ¿uno de cada cuántos casos son exitosos?, ¿no saliste con un montón de gente antes de conocer a alguien con el que mínimamente pudieras considerar tener una segunda cita? Respondan eso y después me dicen.
Después están los que argumentan “que te ahorra tiempo”. ¿Para qué quieren ahorrar tiempo? No sé. Deben tener vidas muy ocupadas. También están los que te dicen “hay menos histeriqueo”. Esa sí que me parece una mega pavada. Las conversaciones que tuve a través de esa app (y que mis amigas me muestran) son el emblema mundial del histeriqueo sin fin.

El algoritmo. El algoritmo es una fórmula. Y si bien en el amor hay bastante de química, no es ni ahí una ciencia exacta (es más, es todo lo contrario). Entonces, ¿por qué nos quieren vender la idea de que una cuenta matemática puede solucionarnos la vida?

 
Pueden pasar días, semanas e incluso meses antes de que se concrete una salida. ¿Entonces qué tiempo te ahorrás? Ninguno. Ah, me acordé de algo que es tremendo también. Existen seres que “hacen match” con todo lo que se les presenta, sin discreción, a ver a “quién enganchan”. Sería el equivalente del pibe que se va a levantar una mina en el boliche y que cuando ésta le dice que no, busca levantarse a la amiga. No queremos a ese chico en nuestra vida. ¡Entonces que no se camufle en Tinder!
Y para los hombres también, ¿les gustaría ser un chat más en la app de esa chica que está contestándole a 20 a la vez? Calculo que no. Pero me estoy yendo de tema. Volvamos.
El algoritmo. El algoritmo es una fórmula. Y si bien en el amor hay bastante de química, no es ni ahí una ciencia exacta (es más, es todo lo contrario). Entonces, ¿por qué nos quieren vender la idea de que una cuenta matemática puede solucionarnos la vida?
¿Porque es “más fácil”? ¿porque duele menos si te rechazan? ¿porque “no sé dónde conocer gente si no es con Tinder”? Puede que un poco todas esas razones.
Pero a mi me causa gracia porque somos re incoherentes. Somos la generación que piensa en el hoy, que aconseja jugársela, renunciar, irse de viaje, vivir experiencias reales. Compartimos y viralizamos cada manifiesto que nos llega sobre el “carpe diem”. Es más, nos tatuamos en nuestra piel lemas de esa índole. Ah pero si me llegás a decir que no te gusto en la cara, me muero. Si me llegás a rebotar, tierra tragame.
¿No era que éramos valientes?
¿Por qué decimos que no sabemos dónde conocer gente y es mentira? Si cuando salimos a un bar está lleno de chicos y chicas solos, buena onda, que van a pasar un buen rato.
¿No es el marco ideal para conocer a alguien? Entonces no busquemos excusas. Aceptemos que no nos animamos. Aceptémoslo y tratemos de cambiarlo. Porque nos estamos perdiendo de un montón de cosas.
Porque más allá de que nos podemos llevar muchos fiascos con las apps de citas, lo más triste acerca de este tipo de encuentro virtual y conocimiento cibernético es que las personas se dejaron de mirar a la cara para contarse sus vidas, sus problemas, lo que las apasiona.

Pero a mi me causa gracia porque somos re incoherentes. Somos la generación que piensa en el hoy, que aconseja jugársela, renunciar, irse de viaje, vivir experiencias reales. Compartimos y viralizamos cada manifiesto que nos llega sobre el “carpe diem”. Es más, nos tatuamos en nuestra piel lemas de esa índole. Ah pero si me llegás a decir que no te gusto en la cara, me muero. Si me llegás a rebotar, tierra tragame.

Pero por ahí soy yo que no me adapto a los tiempos mordernos. Por ahí soy yo la que quiere sentir el vértigo de una conversación espontánea y admirar los cojones de un chico que atraviesa todo un bar para decirte “¿venís siempre acá?”.
Por ahí soy yo la única que prefiere la calidez de una mirada a la frialdad de un mensajito.
/// SOBRE LA ILUSTRADORA CONSTANZA RUIZ:
Constanza Ruiz (Olivos, 30 de diciembre de 1994) es estudiante de Bellas Artes en REA (Regina Espacio de Arte). Con sus dibujos y pinturas, para los que se inspira en la naturaleza y lo sensible, participó en distintos festivales como Jalea y Puertas Adentro San Isidro, en los que también realiza pintura en vivo. Entre sus trabajos, también se puede encontrar la personalización de tablas de surf. Contacto:[email protected] Instagram: @coni.ruiz