Ni en Palermo ni en Chacarita: cinco restaurantes con impronta y chispa, fuera de los circuitos clásicos de Buenos Aires

Desde un arroz socarrat en la intimidad de un restó a puertas cerradas en Villa Luro hasta un sándwich de pastrón ahumado en una joya de Boedo/Por elección propia o porque les tocó: ¿cómo lograron generar ruido a pesar de no estar en ninguno de los “barrios de moda”?/Además: un lugar que te lleva con sus platos hasta Tailandia, Alemania y donde siempre tenés una experiencia diferente.

En La Paternal, MN Santa Inés conquistó con sus platos creativos, caseros y con guiños a distintas culturas del mundo.

Ni en Palermo ni en Chacarita: cinco restaurantes con impronta y chispa, fuera de los circuitos clásicos de Buenos Aires. Por Kevin David Daniel para MALEVA.

Buenos Aires es infinita. Está siempre en movimiento, transformándose constantemente y por eso se ganó un lugar dentro de las capitales preferidas, para salir a comer afuera, a nivel mundial. La ciudad hoy tiene varios polos gastronómicos que concentran restaurantes, cafés y bares en pocas cuadras, donde el plan es acercarse, recorrer, rotar y pasarla bien. Palermo ya dejó de ser el único; Villa Crespo, Chacarita y Colegiales son solo algunas de las zonas que hace un tiempo se encuentran dando vida a propuestas jóvenes, con estilo y personalidad. 

Pero, ¿a dónde vamos si queremos comer algo con onda alejados del ruido y de las luces? MALEVA descubrió cinco restaurantes con chispa y personalidad para los que vale la pena salir del circuito clásico.

1) MN Santa Inés: un diamante con alma casera, un menú inquieto y platos que te llevan hasta Tailandia / Ávalos 360 – La Paternal.

«El barrio fue una casualidad. “No sabía cómo iba a venir la gente hasta acá, pero tenía mucha confianza en que lo que yo cocino está bueno y que lo van a disfrutar”. Y tanto es así que los fines de semana hay fila para sentarse…»

Son pocos los restaurantes que generan la emoción que da Santa Inés cuando uno lo visita. La comida tiene alma de casera pero con sabores delicados y el ambiente es muy especial. “En la Santa cocinamos jugando sin recetas, nos divertimos, y hacemos platos que nos gustan”, cuenta Jazmín Marturet, dueña y cabeza de este restaurante en La Paternal.

La búsqueda del lugar terminó cuando encontraron uno con jardín, con mucho espacio para crear y que se pueda pagar. El barrio fue una casualidad. “No sabía cómo iba a venir la gente hasta acá, pero tenía mucha confianza en que lo que yo cocino está bueno y que lo van a disfrutar”. Y tanto es así que los fines de semana hay fila para sentarse.

Ahí podés encontrar desde un Khao Soi (una sopa de fideos con curry y coco, típica de Tailandia), hasta un goulash con spaetzle, pasando por un pollo frito. Comer en Santa Inés nunca es igual a la última vez y esa es la idea de Jazmín, “no tengo un plan y no hay nada fijo. La Santa definitiva se va formando día a día con quienes vienen y con el amor que le ponemos, y eso es lo más hermoso de todo”. 

2) Lunfardo: un homenaje a la calle Corrientes en forma de fugazzeta cuatro quesos / Elpidio Gonzalez 2764 – Santa Rita.

Kenya Amado iba en bicicleta, se topó con el viejo café Argot, y fue como amor a primera vista. Unos días más tarde lo visitaron con su pareja Alejo Benítez y el resto, es historia. Unos meses después la casualidad les volvió a jugar una buena pasada y buscando otro local, apareció uno frente a Argot. Lo tomaron, y así nació El Lunfardo.

“Había que mantener 2 alquileres entonces pensamos en un monoproducto, y así surgió la idea de la pizza. Además ¿A quién no le gusta la pizza?”, cuenta Kenya. Optaron por el estilo porteño para seguir con los valores de Argot de reivindicar el producto criollo, y porque la napolitana, además de estar trillada, no los representaba.

“La ciudad es infinita y nos encanta ser outsiders con la lógica de visitar un restaurante y conocer un barrio nuevo”. En eso está Lunfardo, que a las pizzas le sumaron las increíbles empanadas de Héctor de Ña Serapia, y que para Kenya tiene un gran diferencial que es la energía y el ambiente relajado y auténtico que hay mientras comés una fugazzeta 4 quesos.

3) Raíx: fusión latinoamericana en una antigua panadería centenaria / Asunción 4405 – Villa Devoto.

«Hernán Sondereguer llevaba 3 años buscando local hasta que un día llegó Julián Diaz con la propuesta de uno en Devoto. “Siempre buscamos la periferia, no queríamos ser uno más en los barrios de moda, llegó esta oportunidad y no la soltamos”, cuenta Hernán, que tras ocho meses de negociaciones y nueve de obra, “reabrió” esta antigua panadería centenaria…»

Hernán Sondereguer llevaba 3 años buscando local hasta que un día llegó Julián Diaz con la propuesta de uno en Devoto. “Siempre buscamos la periferia, no queríamos ser uno más en los barrios de moda, llegó esta oportunidad y no la soltamos”, cuenta Hernán, que tras ocho meses de negociaciones y nueve de obra, “reabrió” esta antigua panadería centenaria.

Raíx tiene a Hernán a cargo de la cocina, a Flor Alvarez como head sommelier, y a Julián como tercer ideólogo de este restaurante de 400 metros cuadrados que funciona como una cooperativa. “El presupuesto era acotado pero las limitaciones sirven para buscar soluciones”, dice Hernán mientras señala la hermosa barra, que construyeron reutilizando madera de la panadería.

La propuesta de Raíx es la fusión de la cocina argentina con la latinoamericana en un lugar que habla por sí solo, con un salón que funciona en lo que supo ser la cuadra, y que todavía mantiene su estructura, la gran amasadora, y los hornos de 40 metros cuadrados de dónde salen los bocaditos de su original panera, uno de sus hits.

4) Carmen: bajo perfil con comida de altísimo vuelo (y un sánguche imperdible de pastrón que ahuman ahí mismo) / Castro 1635 – Boedo.

Es difícil imaginar un barrio más tradicional que Boedo, pero aún más lo es encontrar una propuesta encantadora que merezca el viaje hasta ahí. Hasta que entra Carmen en la ecuación. Con 7 años a sus espaldas, este lugar dió mucho que hablar por sus espectaculares sánguches y sus platos preparados con muy buena materia prima y precios acordes al barrio.

Matías Daquino es el cocinero detrás de este restaurante que funciona donde supo ser la casa de la tía Carmen y que Joel, su hermano, describe como “un proyecto 100% familiar de gente que no es ni gastronómica, ni empresaria, pero que siguen al cocinero, y les gusta lo que están haciendo”. Esa es quizás la esencia de este pequeño lugar.

“Mati arma la carta buscando que, lo que comas en Carmen, sea algo que no podés comer en cualquier lado”, explica Joel que a la pasada recomienda el sánguche de pollo frito y el pastrón que se ahuma ahí mismo. También hay curry, platos asiáticos, tortilla; todos “platos comunes” con ingredientes premium.

5) Casa Frontera: un rinconcito íntimo y a puertas cerradas con acento español / Alberdi y Bruix – Villa Luro.

«El estar ubicados en Villa Luro, Pablo lo ve como un desafío, “eso le sube la dificultad y es nuestra responsabilidad estar a la altura de quienes eligen venir hasta acá”. Todo lo que ofrecen es 100% artesanal desde la manteca hasta los arroces que se cocinan en 18 minutos en el momento, no tienen nada marcado a pesar de que su cocina es chica…»

Uno de los secretos mejores guardados de la ciudad en estos últimos meses es Casa Frontera de Pablo Vergani, que lo define como “el único puertas cerradas que funciona como un restaurant”. Hay que ir con reserva previa, es a la carta y tiene un pequeño gran equipo detrás. A Pablo lo acompañan Belén Vique y Lautaro Arias en la cocina, y Victoria Araujo Vasquez es la sommelier.

El estar ubicados en Villa Luro, Pablo lo ve como un desafío, “eso le sube la dificultad y es nuestra responsabilidad estar a la altura de quienes eligen venir hasta acá”. Todo lo que ofrecen es 100% artesanal desde la manteca hasta los arroces que se cocinan en 18 minutos en el momento, no tienen nada marcado a pesar de que su cocina es chica.

“No buscamos diferenciarnos, queremos hacer comidas típicas pero a la perfección y sin tomar atajos”, cuenta Pablo que agrega que con su equipo hacen lo que quieren, tomando riesgos y que su secreto es no negociar sus principios y profundizarlos al máximo. Volverán en mayo junto a su icónica tortilla de papa y prometen ser una de las sorpresas del 2025.

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Las fotos: son todas gentileza para prensa de los lugares mencionados.