Olvidate de Recoleta, Avenida de Mayo y San telmo. Olvidate. Sacate de encima los clásicos y descubrí una ciudad nueva. Pero no, no es solo eso. Mostrales a tus seguidores una ciudad por descubrir. Buenos Aires es bellísima, lo saben todos. Más allá del cliché, Buenos Aires tiene unas facetas únicas y mutantes, lugares a los que acceder solo si vas con ojos nuevos.
Como Alicia a través del espejo, solo es cuestión de animarse. Click, tu cámara ve algo nuevo. Click, paseos que cambian el aire y la mirada que hay sobre esta ciudad que de tan enorme no puede más que estar plagada de detalles.
Cerca de Plaza Italia hay un triángulo de verde paz. El Jardín Botánico de Buenos Aires es un lugar hermoso para relajarse y contemplar. Contemplar, como en un sueño, la visión de Carlos Thays, su creador. El eco actual del interés científico que tuvo en su momento es una maravilla para los ojos y el olfato actuales. La primavera cae preciosa en sus más de 1500 especies de plantas y así, tranquilos, podemos escuchar, casi en mute, el paso de la ciudad demente afuera, el sol que se pone y la cercanía con el ex zoológico. Entre Avenida las Heras, Santa Fe y la calle República Árabe Siria, el Jardín Botánico es un pedazo de sueño. Sus plantas exóticas, verdes de mil tonos, sus bancos y esculturas recuerdan a los jardines europeos. Así, tranquilo. Un espacio verde para descansar los ojos. Un momento hecho naturaleza diseñada. Profundidad natural en tres dimensiones para deleitarte con una tarde de fotografía. En primavera, no se pierdan el ciclo de paseos nocturnos «Jardín bajo las estrellas».
Pasear y transportarse. Caminito tiene una versión lisérgica en Barracas. Delimitado por la calle Brandsen y la Avenida Suárez está el pasaje Lanín, de la mente del artista plástico Marino Santa María directo a las fachadas. Un día de sol se refleja en los miles de mosaicos, venecitas y azulejos partidos dispuestos con formas ondulantes y simétricas. Los colores contrastantes despiertan los ojos y las figuras nos invitan a recorrerlas. Cerca vas a escuchar el tren, subiendo la apuesta onírica. Las familias juegan en la calle. Las puertas cerradas y abiertas se mezclan en esta zona de la ciudad lejana al ruido. Un paseo corto pero único. No hay punto de la ciudad como este.
Entre las avenidas Emilio Mitre, Del Barco Centenera, Pedro Goyena y la calle Valle existe un pequeño pedazo de otra ciudad. Son seis manzanas llamadas el “Barrio Inglés”, por sus casas de arquitectura europea y la nacionalidad de sus primeros residentes. Casas bajas, antiguas y elegantes. Árboles altos y frondosos. Todo el tiempo se detiene en un silencio de aire fresco. Las casas tienen jardines delanteros y la circulación de los autos es tranquila. Cada casa convive con su propia porción de flora y flores, y así da gusto fotear. Rejas bajas marcan la tranquilidad de los habitantes y las fachadas organizan un paisaje como en ninguna parte de Buenos Aires. Denme seis manzanas y les presento un mundo.
Debés pensar que estoy loco recomendándote esta avenida. No te inquietes.
El recorrido arranca con árboles de varios pisos de altura y bares tradicionales. Aire tranquilo desde el Parque Centenario hacia el noroeste. Caminás y parece un barrio residencial como cualquiera de Buenos Aires. Seguís caminando, cruzás Scalabrini Ortiz y la cosa cambia. De a poco aparecen autos nuevos, viejos y antiguos. Warnes, después de Scalabrini Ortiz es la calle de los talleres. Así, de pronto, vas a estar en un barrio como si estuvieses en una película. Barullo y luces. Autos y texturas. Creeme, vas a poder sacar unas fotos tremendas. Máquinas, líquidos y gases conviven en esta avenida si aguzás el ojo. Varias cuadras de gente trabajando con el cuerpo entero. Vehículos mutando, carteles llamativos. Hay potencia y belleza en este desfile de motores. Te recomiendo prestarle atención a las casas que venden repuestos de autos de colección. Hay detalles alucinantes para los amantes de los autos y de las fotos. Una zona de Buenos Aires fuera de los paseos típicos. Una isla de cemento que merece ser visitada por los curiosos.
Cargá el celular y preparate para caminar. Hay un rectángulo urbano que tiene todo para que pases una gran tarde. Arrancá temprano. Son las manzanas que están entre Julián Álvarez, avenida Juan B. Justo, avenida Honorio Pueyrredón y avenida Córdoba. Paseás con el sol de tu lado, comer en algún lugar trendy, seguir paseando sin darte cuenta de que estás en una galería de arte a cielo abierto. Esas más de sesenta manzanas están salpicadas de murales. Búfalos, líderes norcoreanos, grullas de papel y osos panda de colores llamativos conviven, entre tantos, con casas bajas y bicisendas. Un paseo para dejarse caminar un rato. Una zona de la ciudad donde el graffiti y los murales son respetados y le dan a la ciudad un lenguaje nuevo y propio.
Click, click. Pasear por Buenos Aires tiene ese no sé qué.
Fotos: gobierno Ciudad de Buenos Aires, Flickr Creative Commons Wally Gobetz y StreetArtBuenosAires