Miami me era indiferente, hace más o menos 10 años.
No. Indiferente no. En realidad me disgustaba bastante.
Hasta hoy.
¡Pero qué aburrido es tropezar con el cliché del argentino indeciso! Aquel que amaba Europa y aborrecía el merengue, y ahora encuentra que Miami es una ciudad conmovedora.
Me mudé a Miami el 18 de Agosto del 2015, por razones laborales. Y sí, pasado el año, puedo decir que logré constatar el significado de la gastada expresión “Miami cambió muchísimo”. He aquí un relato poco científico pero a corazón abierto del Miami que habito, con alguna que otra observación acerca de cuánto y en qué cambió.
«Miami me era indiferente, hace más o menos 10 años. No. Indiferente no. En realidad me disgustaba bastante. Hasta hoy. ¡Pero qué aburrido es tropezar con el cliché del argentino indeciso! Aquel que amaba Europa y aborrecía el merengue, y ahora encuentra que Miami es una ciudad conmovedora.»
Los norteamericanos bromean con que Estados Unidos se compone de (1) la costa este, (2) la costa oeste, (3) el centro y (4) Florida. Claro, porque no se parece en nada al resto del país. Ahí, como cayéndose del mapa, entre enigmática y sensual, asoma Florida. Algo tiene. Y no sólo un gran clima (bueno, lo de “gran” es discutible. A mi gusto es demasiado húmedo. Aunque, pensándolo bien, el simple hecho de que sea el único estado en el que no nevó durante enero es, por lo menos, simpático). Florida en general y Miami en particular tienen una calidad de vida como ningún otro lugar en el continente. La ciudad es limpia; los espacios, inmensos. Hay oportunidades laborales, seguridad, recursos, mar, palmeras y ¡autos descapotables! Y como si fuera poco: se habla español.
Un breve comentario con respecto a este último punto: aún me debato entre la felicidad y el lamento cuando entro a un local – ya sea de ropa, teléfonos o comida – y me saludan con un “hola cómo está?” antes de siquiera escucharme hablar (¡¿cómo me reconocen?!). O será que un cubano tenía toda la razón con el cartel que colgó en el barrio de Little Havanna para promocionar su negocio: “aprenda inglés”. Lo curioso es que el español de Miami es de una deformidad que asusta. Acá no se “devuelve un llamado”, si no que “se llama para atrás” (del inglés, “to call back”). Tampoco se “aspira la alfombra”, si no que se “vacuna la carpeta” (del inglés, “to vacuum the carpet”). Y para instar a alguien a que “tome una decisión”, en vez, se le pide que “haga su mente” (del inglés, “make up your mind”). Qué ironía… hace unos días me encontré preguntándole a un colega si podíamos “saltar en una rápida llamada” (del inglés, “to jump on a quick call”), en vez de “hablar rapidito por teléfono”.
«La tupida actividad comercial en los últimos 10 años posicionó a Miami como la ciudad con mayor densidad de emprendimientos de Estados Unidos: 247 por cada 100.000 personas. Muchos de ellos pertenecen a la industria de la tecnología»
Lo cierto es que hay algo romántico en eso de que Miami tiene lo mejor de los dos mundos: acá las cosas funcionan (¡ey esto es Estados Unidos!), pero al mismo tiempo todo es charlable. Me pregunto cómo se integrarán otras comunidades, quizás históricamente indiferentes a los latinos. Los chinos, por ejemplo, están planificando el primer Chinatown en la zona noroeste de Miami. Entre tanto, Cathay Pacific ya anunció el primer vuelo directo Miami-Hong Kong. El impacto en los negocios puede ser inconmensurable. En realidad, estaría sumándose a la ya existente y tupida actividad comercial que en los últimos 10 años posicionó a Miami como la ciudad con mayor densidad de emprendimientos de Estados Unidos: 247 por cada 100.000 personas. Muchos de ellos pertenecen a la industria de la tecnología, hoy un perfecto ecosistema: a los grandes jugadores (Facebook, Uber, Spotify o Lyft) – cuyas oficinas rascan el cielo en el barrio de Brickell – los secundan un sinfín de emprendimientos de menor talla, que a su vez alimentan una red cada vez más rica de incubadoras y aceleradoras, cuyo objetivo es… oh! Sí, crear más y más compañías.
«El Miami Dade College inauguró hace apenas meses el primer instituto de la moda, el Miami Fashion Institute, y el reconocido diseñador de alta costura Naem Khan anunció que mudará por completo sus oficinas y operación de Nueva York a Miami, entre tantas otras positivas noticias en el rubro de la moda.»
Miami también se está perfeccionando en materia de moda. Y no sólo por el hecho de que hoy en el Design District uno pueda encontrar las mismas tiendas que en la emblemática Quinta Avenida, si no porque la verdadera apuesta del sector está en infraestructura. El Miami Dade College inauguró hace apenas meses el primer instituto de la moda, el Miami Fashion Institute, y el reconocido diseñador de alta costura Naem Khan anunció que mudará por completo sus oficinas y operación de Nueva York a Miami, entre tantas otras positivas noticias.
«Tan sólo en la isla de Miami Beach puede uno disfrutar del New World Center que Frank Gehry diseñó en 2011 o del Faena Forum, el edificio redondo de Rem Koolhaas cuya inauguración, en Noviembre pasado, incluyó una masiva procesión de artistas en la calle.»
¿Y qué hay del famoso “boom inmobiliario”? A modo de ejemplo – porque para muestra sobra un botón – la empresa asiática Swire Properties erigió un verdadero distrito en el centro financiero de la ciudad (que incluye un shopping de lujo, un hotel 5 estrellas, torres residenciales y comerciales) que es el proyecto de real estate más grande de todo Estados Unidos. Así, los “developers” (así se llama a los desarrolladores acá) nos acercan a los mejores arquitectos del mundo, que parecieran tener una única misión: embellecer la ciudad. Tan sólo en la isla de Miami Beach puede uno disfrutar del New World Center que Frank Gehry diseñó en 2011 o del Faena Forum, el edificio redondo de Rem Koolhaas cuya inauguración, en Noviembre pasado, incluyó una masiva procesión de artistas en la calle. Además, tan sólo en meses, el reconocido estudio James Corner Field Operations – el mismo que diseñó el High Line Park en Nueva York – promete renovar la emblemática Lincoln Road por completo.
Y esto es sólo el comienzo.
La revista Forbes sacó un artículo el año pasado con el ranking de las 20 ciudades “más felices” para vivir. La número uno era Miami.