«Me fascina cuando las imágenes cobran vida…»: con Azul Zorraquín, creadora de Azul Zorra, la marca – full creativa -, que hace vestible al arte y la fotografía

Chalecos, carteras, botas, vestidos y hasta reposeras: cómo esta fotógrafa argentina que estudió en Nueva York creó una de las marcas de indumentaria más originales y atractivas del último tiempo/Además: su flamante colección cápsula presentada en Alcorta junto a la artista Ornella Pocetti y Ginger/MALEVA conoció a fondo sus ideas desde su casa y rincón creativo al norte de Buenos Aires.

Desde su espacio creativo en Beccar, donde Azul combina su pasión (y destreza) por la fotografía con su vocación por la moda y la indumentaria. 

«Me fascina cuando las imágenes cobran vida…»: con Azul Zorraquín, creadora de Azul Zorra, la marca – full creativa -, que hace vestible al arte y la fotografía. Por María Comand. Fotos: Delfina Sevicz para MALEVA.

Azul Zorraquín nos recibió en su casa en Beccar y fue como entrar de lleno en su universo creativo. Sus fotos estaban expuestas en cuadros y también en los diseños de los sillones. Azul misma era una extensión de su arte: vestía un chaleco estampado con una de las imágenes que había tomado de viaje, y hasta sus botas llevaban su obra. Incluso la reposera del jardín tenía la foto de una pareja en la playa, otra de sus capturas. Además nos esperaba con sus piezas icónicas desparramadas por todo el living.

Ver cómo Azul convierte sus fotografías en prendas y objetos es como descubrir algo por primera vez: te provoca esa mezcla de fascinación y sorpresa. Gracias a un proceso experimental, Azul logró que sus imágenes cobren vida, volviéndose palpables y vestibles. Cada pieza permite habitar un instante capturado por su cámara y llevarlo en la piel.

El camino para lograrlo no fue corto. Azul decidió estudiar comunicación, diseño gráfico y periodismo, y como la fotografía siempre fue una de sus pasiones, la estudió en paralelo. “Me fascinaba. Me di cuenta de que la fotografía me atrapaba muchísimo más que la comunicación”, comenta. Ella siempre estuvo conectada con lo artístico, pero a sus 30 años experimentó una crisis de identidad que, paradójicamente, le permitió descubrir talentos que ni siquiera imaginaba. “No sabía quién era. Necesitaba sentirme auténtica y sentir que estaba haciendo algo genuino mío”, aclara.

«Ver cómo Azul convierte sus fotografías en prendas y objetos es como descubrir algo por primera vez: te provoca esa mezcla de fascinación y sorpresa. Gracias a un proceso experimental, Azul logró que sus imágenes cobren vida, volviéndose palpables y vestibles. Cada pieza permite habitar un instante capturado por su cámara y llevarlo en la piel…»

Uno de los disparadores del proceso fue su pasión por la fotografía: “me empecé a aburrir mucho de que mis imágenes quedaran en la nube, en Instagram con un par de likes, o en un cuadro en la pared”, afirma. El textil y la fusión con el mundo de la moda apareció como un experimento.

Siempre me fascinó cómo las fotos y las imágenes podían cobrar vida en un formato tridimensional. Me obsesioné con los tipos de estampas, telas, moldería y la cantidad infinita de posibilidades. Al principio no entendía nada, pero una amiga diseñadora de indumentaria me dio algunas bases. Empecé a estudiar por mi cuenta, encontré un curso espectacular en Palermo que fue un antes y un después”, detalla.

Se puede empezar de cero. Yo no sabía nada, no cosía ni a mano”, comenta mientras toca su chaleco estampado con su foto y sigue expresando la sorpresa de haber logrado su primera muestra de Azul Zorra cosida por sus propias manos.

El primer gran paso fue terminar mi curso y, en vez de algo convencional, me lancé a hacer mi propia muestra. No sabía bien cómo hacerlo, ni qué números analizar, pero lo hice. Y me lancé, a pesar de no saber si sería viable, porque lo que realmente quería era hacer algo que me representara y que sea duradero”, agrega.

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«Me encanta la obra de la artista Ornella Pocetti. Es fascinante…Después de una entrevista que le hice, quedamos en contacto, y un día, le propuse hacer algo juntas. Ella me comentó que estaba reuniéndose con las chicas de Ginger para una colaboración, y me ofreció incluirme. Así que nos reunimos entre las tres y creamos una cápsula (que va a ser presentada en el shopping Alcorta) que incluye una cartera, dos corbatas y joyería inspiradas en su obra…»

Decidir el nombre de la marca, Azul Zorra, también fue un proceso. “Consideré muchas opciones, ninguna me convencía. Azul Zorra, en realidad soy yo, porque es mi nombre. Me parece que tiene personalidad”, afirma.

Azul aprendió a confeccionar y dominar cada paso del proceso de creación de una prenda. A su vez, se encarga de todo el proceso analógico para lograr el revelado de la imagen y escanearla para llevarla a la escala que se necesita para aplicarla a una prenda.

No quiere aburrirse, por eso prefiere crear piezas únicas y ediciones limitadas. También, buscar nuevas técnicas es su pasión “experimenté con collages, jugando con fotos mías y usando herramientas como la inteligencia artificial. Algunas piezas, como los vestidos, nacen de un proceso que comienza con la inteligencia artificial, generando imágenes a partir de mis ideas y luego modificándolas en photoshop hasta dar con el resultado que busco”. Todo su proceso es profundamente conceptual, y lo refleja en toda la comunicación de su marca a través de sus redes sociales.

Además, no se limitó a la indumentaria “Un día me encontré mirando un sillón en casa y pensé, «¿por qué no probar una estampa en el sillón donde me puedo sentar a mirar la tele?». Ahí me di cuenta de que podía usar la misma técnica para algo nuevo”.

Azul confiesa que sigue analizando nuevos nichos a futuro para seguir expandiendo el universo Azul Zorra “Me encantaría poder hacer muchas colaboraciones con personas que admiro y con obras que me atraviesan”, confiesa. “Además siempre tuve fascinación por la ropa de esquí. Siento que es un nicho que aún tiene mucho potencial y también tengo muchas fotos en la nieve. Eso sí, me gustaría hacerlo con alguien especializado en ropa técnica, después de una experiencia frustrante aprendí que si quiero hacer algo tan específico, lo más inteligente es asociarme con alguien que ya lo sepa hacer bien”, confiesa.

Así es como Azul se encausa en una “triple collab”, junto a la reconocida artista Ornella Pocetti y Ginger, una marca de joyería hecha a mano en Buenos Aires. Esta triple cápsula tiene sus raíces en el pasado de Azul como periodista de MALEVA, cuando conoció y entrevistó a Ornella, marcando el inicio de una conexión que hoy se convirtió en un proyecto en conjunto que tendrá su exposición en el shopping Alcorta.

“Fue increíble. La conocí cuando la entrevisté para MALEVA hace un par de años, y me encantó su obra. Es fascinante, tiene una estética muy oscura que a mí me atrapa. Después de la entrevista, nos quedamos en contacto, y un día, le propuse hacer algo juntas. Ella me comentó que estaba reuniéndose con las chicas de Ginger para una colaboración, y me ofreció incluirme. Así que nos reunimos entre las tres y creamos una cápsula (que va a ser presentada en el shopping Alcorta) que incluye una cartera, dos corbatas y joyería inspiradas en su obra. Fue una colaboración muy fluida, y ya estamos pensando en hacer más en el futuro”, agrega.

También se proyecta ampliando su curva de talles “Me encantaría poder abarcar todos los cuerpos. Eso me genera un poco de angustia cuando alguien me pregunta: «¿El chaleco lo tenés en otro talle?» Y yo digo, «Me gustaría tener hasta un triple XL», pero por ahora es parte de la visión que tengo para la marca. Mi meta es crecer lo suficiente para poder ofrecer una estructura y tener una línea más inclusiva, pero aún no puedo abarcar todo eso”, comenta.

«Siempre me fascinó cómo las fotos y las imágenes podían cobrar vida en un formato tridimensional. Me obsesioné con los tipos de estampas, telas, moldería y la cantidad infinita de posibilidades…»

Azul sostiene que la clave para seguir creciendo es estar en movimiento y en conexión con el arte. “Siento que el arte siempre te lleva a un buen lugar. Es como una terapia, probar distintas maneras de expresión. Para mí, si te estás moviendo, vas a llegar a algún lado. ¿Qué pasa si vas a ese taller de pintura? Quizás conoces a alguien, que te cuenta algo, que a su vez desencadena otra situación, y así va llegando la inspiración. Obviamente, no es tan sencillo, y yo lo tengo claro. Pero siento que estoy siempre explorando, me encanta aprender, y bueno, eso a mí, por lo menos, me hace feliz y me permite seguir avanzando”, agrega.

Azul Zorra, un universo que fusiona la naturaleza, la feminidad y el azul a través del arte, la moda y la fotografía, sin duda, seguirá sorprendiendo.

Galería: 

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En MALEVA hacemos fotos y coberturas en video con nuestros equipos MOTOROLA (Edge 40 Neo, Moto G84 5G y Moto G54 5G)