La creadora de las tiendas Pani (prácticamente templos para cualquier goloso) y de una de las marcas dulces más exitosas de los últimos años, le cuenta a MALEVA de qué «le cayó la ficha» en tiempos de Coronavirus y cuarentena/De la planificación obsesiva a la adrenalina del «aquí y ahora»/Además: «pensé que no era muy sociable y ahora siento necesidad de abrazar»/¿Por qué piensa que de ahora en más lo que queda es construir mucha alegría?
Pani Trotta: de ser una planificadora nata, a disfrutar de la adrenalina de tener que reinventarse día a día
«Me cayó la ficha de que el poder de transformación es infinito»: Pani Trotta.
En estas semanas, me cayó la ficha de que nuestro poder de transformación es infinito. Soy experta en planificar: siempre creí que tenía en mi cabeza la vida armada, de acá para adelante. Todo lo planifico paso a paso. Me pregunto qué es lo que quiero alcanzar y mido objetivos a medida que avanzo. Mi vida es planificación. O era planificación. Esta coyuntura primero me atravesó ahí: en la Pani Trotta planificadora.
Y de repente todo se volvió día a día. Aquí y ahora (más que nunca). Puede parecer una frase cliché. Pero tomé conciencia de eso: todo es aquí y ahora. Al principio lo que me asustó fue ¿qué va a suceder con los planes que tenía trazados? Sin embargo, llegados a este punto ya me divierte, me provoca adrenalina el no saber e «ir viendo». Descubrí que me puedo transformar día a día. Y estoy entusiasmada con eso. Y el entusiasmo es el motor de la vida.
Cuando las cosas vuelvan a cierta normalidad, creo que voy a encarar de otra manera las relaciones. ¡Creo que antes no era muy amorosa! Ahora en cambio tengo ganas de ir por la calle abrazando gente. No soy muy demostrativa y se me despertó algo en estas semanas: como una necesidad de abrazar, de sociabilizar, algo muy fuerte. No era súper sociable. Pero ahora siento que el contacto con los otros transforma y potencia. Hace bien.
«Yo siempre fui muy planificadora. Y de repente todo se volvió día a día. Aquí y ahora (más que nunca). Puede parecer una frase cliché. Pero tomé conciencia de eso: todo es aquí y ahora. Al principio lo que me asustó fue ¿qué va a suceder con los planes que tenía trazados? Sin embargo, llegados a este punto ya me divierte, me provoca adrenalina el no saber e «ir viendo». Descubrí que me puedo transformar día a día. Y estoy entusiasmada con eso. Y el entusiasmo es el motor de la vida…»
También descubrí que puedo concentrarme. Siempre fui la más volada del mundo. Necesito hacer mil cosas al mismo tiempo, ir de acá para allá. En la cuarentena supe que podía estar 100% enfocada en una sola cosa. O en el trabajo, o en jugar con Matilda mi hija, o en algo que esté cocinando. O en una charla con alguien. Espero no equivocarme, pero creo que a nivel sociedad este trance nos deje mayor conciencia por el otro, mayor conciencia en que tenemos que cuidarnos más, y sobre todo a los más vulnerables. Ojalá que el cuidado por los más vulnerables y la conciencia social sean algo que se modifique para bien, y dure para siempre.
«A su vez, creo que la situación despertó la creatividad y el instinto de supervivencia de muchxs, y eso me parece genial. La capacidad de transformar algo malo y explorar los rincones creativos de cada uno para poder ver cómo salvar el trabajo y salvarse uno mismo de la locura de estar encerradxs, creo que nos va a despertar para siempre y nos va a dejar almas alegres. Después de tanto gris y tristeza lo único que queda es la alegría. No hay nada más triste que esta situación, y pienso que de acá para arriba lo único que queda construir es mucha alegría.