Andrés Hatum es el enfant terrible del mundo de las empresas/Profesor de la Universidad di Tella, es el autor de algunos de los libros sobre management más provocadores y geniales de los últimos tiempos/En esta nota, le cuenta a MALEVA de qué «le cayó la ficha» en estos tiempos surrealistas de epidemia y «cuareterna»
«Me cayó la ficha de que después de la cuarentena, el que me quiera quitar la tranquilidad, lo borro»: Andrés Hatum.
El encierro me dio un tiempo de reflexión que la acción de todos los días, los previos a la pandemia, no me permitían. Por otra parte me di cuenta de que es importante tener una rutina para que el encierro no se convierta en algo tan difícil. Combinado con el laburo, me la vengo bancando bien. Esta “cuareterna” también me dio más tiempo familiar, compartir y convivir todo el tiempo puede convertirse en dos cosas: o algo muy cuesta arriba, casi imposible o una experiencia fantástica. Ese es mi caso.
Cuanto todo regrese a la normalidad, voy a cambiar en algunos aspectos. Por ejemplo, el que me pida una reunión presencial me va a tener que pagar. ¡Es tanto más efectivo un Zoom! Mucho más que viajar hasta una oficina corporativa y tener una reunión. No voy más a reuniones.
«En estas semanas, me gustó darme cuenta de que la vida más simple, la casera, te permite muchas cosas cosas que la vida previa a la cuarentena no. Como pasar más tiempo con mis hijos, escribir más, y de nuevo: reflexionar. Se puede vivir sin gastar tanto. Mi familia dice que debido a la cuarentena dejé de gastar. ¡Y que por eso me van a dejar en cuarentena para siempre!»
En estas semanas, me gustó darme cuenta de que la vida más simple, la casera, te permite muchas cosas cosas que la vida previa a la cuarentena no. Como pasar más tiempo con mis hijos, escribir más, y de nuevo: reflexionar. Se puede vivir sin gastar tanto. Mi familia dice que debido a la cuarentena dejé de gastar. ¡Y que por eso me van a dejar en cuarentena para siempre!
Nuestra vida laboral estuvo siempre dando vueltas alrededor de la oficina. Ahora, producto de la cuarentena, nos damos cuenta que podemos trabajar desde casa y ser productivos. Creo que eso va a cambiar. Los jefes imbéciles que te decían que había que ir a la oficina ahora se tienen que callar.
La oficina obligatoria solo les sirve a los arribistas, a los que hacen de la oficina una fuente de poder. Son los podridos corporativos que nos chupaban la sangre. Ahora los jefes post pandemia tienen que poder trabajar con gente que van a estar más en sus casas: tienen que confiar. Lo que viene va a ser una tarea titánica para los jefes basura.
«La oficina obligatoria solo les sirve a los arribistas, a los que hacen de la oficina una fuente de poder. Son los podridos corporativos que nos chupaban la sangre. Ahora los jefes post pandemia tienen que poder trabajar con gente que van a estar más en sus casas: tienen que confiar. Lo que viene va a ser una tarea titánica para los jefes basura…»
No sé si saldremos mucho mejores de esta. No lo sé, realmente. Pero puede que sí más asustados, y a su vez más conscientes. Tal vez nos demos cuenta que cuando nos llevamos el mundo por delante, el mundo se nos cae encima. Después de la cuarentena, el que me quiera quitar la tranquilidad lo borro.
Me cayó la ficha de que la vida puede ser más simple, más tranquila, mejor, más abundante.