Cadenas de restaurantes internacionales que la eligen para su primera apertura. Importantes cadenas argentinas de restaurantes que de un tiempo a esta parte también se ven atraídos por este territorio del Partido de San Isidro, como si no pudieran no estar allí. Hablamos de Martínez, pero no de Dardo Rocha que era tradicionalmente el circuito gastronómico por excelencia del barrio, sino de la zona cercana a la estación de tren y sobre la Avenida del Libertador, sobre todo entre Pacheco, Alvear y algunas cuadras más para el norte. Este barrio de frondosas arboledas y casonas inglesas, que respira brisa del río, se está llenando de restaurantes y bistrós con interesantes, sofisticadas y muy variadas propuestas. El fenómeno generó una enorme concurrencia local y visitante de quienes buscan alternativas a sus salidas habituales o se animan a incursionar del otro lado de la General Paz.
“Elegimos para nuestro último local Martínez porque hay un mercado residente muy interesante y mucha gente de Capital suele trasladarse hacia esas direcciones en busca de renovar sus salidas recreativas”, le explica a MALEVA Juan Martín Torchiaro, responsable de Marketing y Comunicación de Lupita Mexican Bar, que hace tan solo días abrió acá las puertas de su quinta sucursal.»
“Elegimos para nuestro último local Martínez porque hay un mercado residente muy interesante y mucha gente de Capital suele trasladarse hacia esas direcciones en busca de renovar sus salidas recreativas”, le explica a MALEVA Juan Martín Torchiaro, responsable de Marketing y Comunicación de Lupita Mexican Bar, que hace tan solo días abrió acá las puertas de su quinta sucursal.
La presencia exponencial de marcas nuevas y sofisticadas genera un efecto contagio y refuerza el atractivo de la zona. Esto trae consigo una competencia ardua por el espacio, la ubicación y el efecto novedad que consigue una apertura anticipada con mucho marketing detrás. Romina Del Fiore, una de las dueñas de Don José, la marisquería pionera de Martínez y un clásico muy conocido por los vecinos de la zona reflexiona: “Algunas marcas entendieron que había algo más allá de lo que delimitan las vías de la Estación Martínez, se transformó en un pequeño circuito con onda que seduce e invita”.
Así de seductor y divertido es el espíritu de Martínez, y así lo vivió MALEVA. A continuación, el recorrido que hicimos por los mejores exponentes de este nuevo polo gastronómico que pisa fuerte y firme. Prestá atención y anotá.
Inspirada en los fast foods norteamericanos nació Burger 54, la flamante hamburguesería que busca hacerse un lugar entre las famosas cadenas de comida rápida con su filosofía natural y fresca. De los mismos dueños de Kansas, el local se instaló hace un año en el corazón de Martínez para dar de qué hablar. La oferta culinaria es amplia y atiende todos los gustos: los paladares carnívoros pueden optar por clásicas y elaboradas burgers de carne, pollo o salmón, y hasta diferentes tipos de hot dogs. Las opciones veggie también son tentadoras: la hamburguesa de quínoa, arroz integral, porotos negros, remolacha y lechuga es exquisita, al igual que sus ensaladas. Pero momento, el menú no es todo. También hay detalles de los que Burger 54 alardea, como la canilla libre de aderezos, los vasos de plásticos que te podés llevar de souvenir, la terraza que mira a la avenida Libertador y, dato verde, la división de residuos que proponen para ayudar al medio ambiente. Si creías que no se podía poner mejor, prestá atención, porque podés darte el gusto de acompañar tu burger con un buen vino o disfrutar un vaso de cerveza artesanal. Av. Del Libertador 13.632.
Marlon es uno, y era sólo cuestión de tiempo para que se lo homenajeara con un restó bar tan canchero como el que abrieron sus dueños, los actores Nicolás Vázquez y Gimena Accardi. Ubicado en el centro de Martínez, el lugar se convirtió en sensación desde su apertura, en marzo de este año. Hay buenos platos caseros como la milanesa “Vázquez” cubierta de fideos gratinados a la crema o la suprema de pollo napolitana y coronada con huevo frito. Sea cual sea la razón, lo cierto es que Marlon se convirtió, en muy poco tiempo, en el blockbuster de la zona, forjándose una reputación que atrae tanto a familias como a amigos. Disfrutá la versión sin censura pidiendo la Marlon Burger y una Bridget Jones de postre. Vas a aplaudir fuerte. Gral. Alvear 302.
Sentarse en la mesa de Lupita es como teletransportarse al país del picante, los mariachis y la Catrina. Esta famosa cadena de restaurantes mexicanos acaba de abrir sus puertas en Martínez para rompernos la cabeza con una explosión sensorial al más puro estilo azteca. El lugar es una fiesta de colores: la fachada es violeta furioso, decorada con una enorme Virgen que saluda por encima de la puerta, y las ventanas están pintadas con esqueletos, calaveras, máscaras de lucha libre y cactus, símbolos inconfundibles del folklore mexicano. La carta es amplia y gustosa: hay fajitas de pollo y ojo de bife, de salmón y langostinos, quesadillas de carnes varias, y tacos, burritos y enchiladas (ideales para compartir y probar un poco de todo). Una de las especialidades del chef, sin embargo, es “La Guadalupana”, una hamburguesa de langostinos y provolone con mayonesa de puerros, hojas verdes y tomate sobre pan artesanal, acompañada de papas rústicas. ¡Pero oye, güey! A no olvidar la coctelería de primera que elaboran atrás de la barra de luces amarillas: los tragos son exquisitos y con nombres tan originales como “Frida Meister”, “Chamaco” o “Quetzal”. No caben dudas, este “mexican bar” está padrísimo. Av. del Libertador 14.186.
Su nombre pertenece al personaje de un cuento de hadas ruso sobre padres e hijos, una historia que sirve de metáfora para describir la esencia de esta chocolatería. A principios del siglo XX, la familia Benski abandonó la Madre Rusia para instalarse en Rumania, donde abrieron una fábrica de chocolates y caramelos. Años después la venderían para mudarse a la Argentina, hogar actual de Dadi y Federica, madre e hija y herederas de la tradición familiar que ya cuenta con varias generaciones. Hoy son las responsables de continuar con el legado y darle a la chocolatería la impronta de lujo que la caracteriza. Porque Vasalissa es de ensueño por donde se la mire y guste: los espejos, la cristalería y la estética romántica del lugar encierran un mundo de sabores y aromas no terrenales, donde los bombones y las trufas son delicias que obligan a cerrar los ojos y sonreír de placer. Los hay clásicos, con dulce de leche y nueces, hasta más elaborados, con champagne, pétalos de rosas o pimientas. Y ni hablar de sus helados artesanales en palito y gourmandises de inspiración francesa e italiana, como los macarons, las mendiants (con frutos secos), o el sublime panforte. Andá con tiempo y preparate para sufrir un poco, porque tener que elegir en este oasis va a ser tarea difícil. Gral. Alvear 402.
El sudeste asiático nunca estuvo tan cerca como de la mano de Marta Ramírez, chef y dueña del aclamado Captain Cook. Inaugurado en Martínez hace tan solo dos años, a donde se mudó desde San Fernando, el restaurante se convirtió en referente de la gastronomía pan-asiática, una corriente que combina sabores y recetas de distintos países del sudeste pero elaborados con técnicas modernas. La carta es generosa y ofrece platos auténticos y originales, cada uno de ellos un viaje sin escalas al corazón de Indonesia, Tailandia, Filipinas, China y Vietnam. Entre las opciones de entradas figura el Tumis Jamur Goreng, original de Indonesia, que consiste en un salteado de hongos frescos, papas, zanahorias baby, cebollas de verdeo, jengibre y reducción de salsas asiáticas. Como plato principal se destaca el salmón rosado servido con ensalada de arroz yamaní y vegetables, y aderezado con miso dulce. La presentación es impecable y en línea con la sobriedad y elegancia del espacio: todo está hecho en madera, desde los diseños geométricos que cuelgan de la pared hasta el deck con mesas al aire libre. Para los que se inician en este tipo de gastronomía, lo mejor es probar un poco de todo con las degustaciones de entradas y postres. Y si sos de los que se animan a todo, el menú de siete pasos te va a volar la cabeza. Av. del Libertador 13.652.
Algo tendrá Martínez para que Akira, la cadena de sushi referente de Zona Norte, elija una casona del barrio como su más encantador cuartel de operaciones. Esta casa, lindísima por donde se la vea, cuenta con dos plantas y varios ambientes, todos decorados con simpleza, buen gusto y calidez. Su especialidad es la cocina nikkei, platos fusión de sabores peruanos y japoneses que proponen al comensal lo mejor de los dos mundos, como las tiras de pollo marinados al jengibre, laqueados con salsa teriyaki y acompañados de papas grilladas, ensalada de hakusay y chip de plátano frito. El sushi merece mención aparte: está elaborado con materias primas de suprema calidad y a partir de un conocimiento tal de su naturaleza que se traduce en una fiesta de sabor y textura hasta para los más exigentes. Sus habitués recomiendan el “Aspargus”, con surimi rebozado, espárragos al vapor y queso nikkei con top de crema y furikake, y las tablas de salmón variadas para probarlo todo. Cada plato es servido con un trago de cortesía -una linda atención- que hace de entrada para la degustación de sus riquísimos cócteles. Suman puntos las opciones aptas para celíacos, como el roll ikura, y el jardín con árboles, perfecto como refugio romántico o para calmar las ansias de verde. Paunero 2031.
Esta joyita importada de Estados Unidos tiene una sola sucursal en el país y está en Martínez desde hace un par de años. Sus fundadores, Chiang y Fleming, la crearon en 1993 con la idea de fusionar la gastronomía china y la hospitalidad norteamericana. Tal fue su éxito que desplegaron más de 250 restaurantes alrededor del mundo. Este bistró es una réplica exacta de sus pares, en donde la ambientación sofisticada y contemporánea se complementa con la decoración y arte orientales. La carta también impresiona: todos los platos son inspirados en cinco regiones de China y el sudeste de Asia, ofreciendo una variedad de sabores tradicionales y otros más innovadores. Entre los preferidos figura el P. F. Chang’s Chicken Lettuce Wrap, una entrada de pollo salteado al wok envuelto en hojas de lechuga; el Singapore Street Noodle, o fideos de arroz con camarones, pollo, vegetales, ajo y salsa picante; y también el P. F. Chang’s Fried Rice, un combinado de arroz frito con huevo, vegetales y carne a elección. Además, se puede optar por platos vegetarianos y libres de gluten. La carta de tragos es excelente, tanto para terminar el día o empezar la noche. Si sos dulcero, pedí la Great Wall of Chocolate, no vas a poder creerlo. Av. del Libertador 13.701.
Es la marisquería del barrio por definición. Su historia se remonta más de veinte años atrás, cuando los abuelos de Romina decidieron abrir un restaurante donde sus clientes pudieran saborear los más ricos mariscos y pescados y se sintieran como en casa. Ella explica que gracias a que quisieron “apostar a una zona linda y emblemática” como Martínez, hoy Don José es referente en su especialidad y sus mesas nunca están vacías. Quizá también se deba a la calidad y frescura de sus platos (tienen sus propias pescaderías) o a la particular decoración del lugar, donde cuelgan timones, redes, salvavidas y cuadros de paisajes marinos. Lo cierto es que su cocina es célebre y siempre leal a la filosofía de la casa de “cocinar con amor”. Los populares del menú son varios: la cazuela de mariscos Don José, los calamaretis y langostinos grillados, y la ensalada fresca de mariscos. La selección de vinos es breve aunque bien pensada para complementar los platos y resaltar los distintos sabores de mar. “Es buena idea reservarse un lugarcito para el postre: la mousse de chocolate no tiene desperdicio”, aconseja Romina. Gral. Alvear 423.
Dulces, salados, en cono o al plato. Así se sirven los crêpes de la más famosa creperie rioplatense. Oriunda de Punta del Este, Uruguay, estas delicias existen desde hace tres años allá pero solo uno en Martínez, para nuestra felicidad. Divisarlo es fácil: la fachada fucsia es un imán para los ojos y los aromas que salen a la calle son una invitación directa a entrar. Todo es blanco: las sillitas, el living del fondo, las mesas y los objetos de decoración. Pero la barra desencaja a lo lindo, con mucho color. Abajo tiene pinturas de nuestro Caminito y celebrities hollywoodenses en blanco y negro (que también se repiten en las paredes de todo el local). Arriba cuelga un pizarrón negro con el menú en colores, escoltado por estantes de botellas para servir tragos, variedad de cervezas y vinos. Sí, el after office acá está muy bien visto, ¿y qué mejor que un crêpe de queso brie con almendras, honey mustard y rúcula para terminar el día? Las opciones abundan y son muy creativas: podés pedir rellenos de cordero, salmón o pollo. Ojo, guardate lugar para el postre porque los crêpes dulces son una bomba, como el de chocolate blanco y arándanos, o el de Nutella con elección de frutillas, bananas, coco y almendras. Si vas de día, elegí una mesita en la vereda y disfrutá tu crêpe al sol. Av. del Libertador 14.450.
una lista más extensa también debería incluir La Parolaccia (Libertador 14.629, en el límite con Acassuso) con su combo imbatible de atmósfera sofisticada, buenas pastas y valet parking; el muy tenaz y canchero café Gluck (Alvear 469) con más que aceptable repostería vienesa y también tomarse unas cervezas después de cenar en la muy acogedora cervecería irlandesa Cunningham que tiene la gracia de estar literalmente en la estación de tren (¿Hay algún otro barcito tan lindo en la línea Mitre?).
;