MALEVA en San Martín de los Andes: cinco nuevas propuestas para pasarla bomba (con o sin nieve)

Relajar, comer bien, vivir la buena vida y disfrutar, aún fuera de las pistas en uno de los pueblos más lindos del sur argentino/Desde un bar con mucho estilo (y paseo de foodtrucks) en la costanera del Lácar hasta un café y meca dulce en un viejo colectivo en la base de Chapelco/Además: un mundo cervecero y bohemio en el barrio más inesperado, lo último del chef Pablo Buzzo y una clásica casa de té renovada

Fueguito y tragos a pasos del lago: Slonjah se pone fuerte en San Martín 

MALEVA en San Martín de los Andes: cinco nuevas propuestas para pasarla bomba (con o sin nieve). Por Lucía Tornero (texto y fotos, desde San Martín de los Andes para MALEVA).

Todas las miradas estaban puestas en esta temporada de invierno. El año pasado, la pandemia no lo permitió y 2021 sería la revancha para los amantes del esquí. Pero la naturaleza jugó una mala pasada y la poca nieve que llegó al sur del país, duró poco y nada (aunque, al momento de escribir esta nota, todavía sobrevive un poquito, lo suficiente como para aquellos que quieren sacarse las ganas). Por eso, si sos más purista y preferís esperar condiciones óptimas para deslizarte por la montaña, o si simplemente estás por la zona para tomarte un descanso o sos local o habitué, en esta nota de MALEVA te contamos de cinco novedades de uno de los pueblos más lindos de la Patagonia. Relajar, comer bien, vivir la buena vida y disfrutar, aún fuera de las pistas.

1) Parador Slonjah: para pasar una tarde muy chill frente al lago / Avenida Costanera 9.

“Buena salud” en gaélico. Cuando Juan Cruz Uriens estuvo viviendo en Irlanda, le gustó lo que representaba esa palabra y encomendó su significado al proyecto de un parador frente al Lago Lácar, en plena costanera de San Martín de los Andes. Con un nombre más que apropiado para los tiempos que vivimos, hoy Slonjah (slonsha, se pronuncia) es “el” lugar para pasar una tarde muy chill de invierno, con solcito y una cerveza o trago en mano.

“Hay que acostumbrarse y convivir con el Covid. Nos tiene que resultar natural estar al aire libre. Por eso esta propuesta es muy atractiva”, dice Juan, quien junto a su hermano apostó todo para convertir lo que hasta hace poco era un terreno baldío, que se usaba como estacionamiento, en un espacio para emprendedores que nuclea foodtrucks y un bar.

Si bien tienen unos vidrios que reparan bastante el viento que llega desde el lago, en estas épocas del año, hay que abrigarse. Los más friolentos se pueden quedar cerca de unos tachos con fueguito o salamandras que el equipo de Slonjah alimenta permanentemente y saborear una buena cerveza (tienen cerveza tirada de Patagonia o la choppera de la casa con cerveza Lácar, producto local creado por Nicolas Pfister), además de opciones de tragos como gin tirado de República de los Perros (y próximamente van por el vino tirado también).

Si invade el hambre, se puede recorrer el paseo de foodtrucks. Hay desde hamburguesas a crepes dulces y salados, tacos, papas fritas con salsitas variadas y panchos. Prometen agregar opciones veganas e incluso abrir el espacio para emprendedores que quieran sumar algún stand y ofrecer productos. Completan la propuesta música tranqui o DJs en vivo, según como pinte el mediodía, la tarde o si se extiende hacia un poco más entrada la noche.

2) Surenia: tres pisos cerveceros con mucha onda y sensación de comunidad en un lugar inesperado / Huechulafquen 75.

Ruta 40, aproximadamente 1 km antes de entrar en el casco de San Martín de los Andes. Un leve desvío y uno se sumerge en Villa Paur, barrio de fábricas y talleres mecánicos. Y ahí aparece uno como tantos otros galpones de la zona, con la diferencia que atravesando su puerta, te encontrás con un espacio totalmente inesperado. Son tres pisos que conjugan madera, chapa y un ambiente que da “Patagonia”. Surenia es un Brewing Pub, que a su vez tiene integrada una fábrica de cerveza en donde hacen magia convertida en 4 tipos de birra: Dorada, Irish Red, English Ipa y Apa. También están desarrollando su propio gin que vale la pena probar y cuentan con una bodega de cervezas de guarda que pasaron por barricas de whisky, vino y ya tienen 1 año y monedas de guarda en botella.

El proyecto se inauguró en agosto del año pasado, o sea, en plena pandemia. “Siempre lo pensamos como una apuesta fuerte. Desde el lugar en donde estábamos abriendo, al momento en el que decidimos hacerlo”, cuenta Alejandro Pisarello, su dueño. Y el primer día, ya explotó gente (con la capacidad permitida, claro).

La propuesta gastronómica es descontracturada, bien de cervecería pero con algunos toques especiales. Desde alitas de pollo a bruschettas muy generosas, en opciones veggies y para carnívoros (y con algunos elementos locales como hongos de pino).

Yo quería un lugar que no esté en el circuito turístico, que estuviera un poco alejado. Y logramos eso en una zona muy local y hasta un poco rara”, agrega Tito, como le dicen, quien siempre priorizó que la gente disfrute del lugar, que puedan charlar, quizás incluso escuchar alguna banda en vivo. Con un ambiente muy “cozy” y una sensación de comunidad, en Surenia siempre te esperan y te hacen sentir como si estuvieras en tu propia casa.

3) Mujicas Coffee: un buen café con pastelería fina y mucha onda en un paisaje nevado imponente / Base del Cerro Chapelco.


En la base del cerro Chapelco, se distingue una mole plateada que refleja los rayos del sol en esos días de montaña despejados. Imposible de pasar por alto. No es un simple foodtruck como los que se ven en la calle; es un colectivo Mercedes Benz modelo 61 que los socios Javier Mujica, Mariel Dellature, Emanuel Roggero y Julieta Mejide decidieron convertir en un café take away (con una pizca de stay in).

El proyecto empezó a gestarse el año pasado y la meta era “poner algo de pastelería fina, una oferta que no tiene el cerro”, dice Mariel. “Quisimos hacer mucho hincapié en eso y creamos opciones variadas, desde mini tortas, vasitos de postres, cake pops, cookies y budines”. El de naranja glaseado y el de chocolate cubierto en chocolate son de otro mundo. Todo casero y diseñado por los mismos dueños.

No quisieron dejar con el estómago vacío a los que prefieren lo salado. Y así, sumaron a la propuesta una ciabatta de jamón y queso irresistible que muchos eligen como almuerzo rápido y de paso. El pan que usan es de masa madre de la panadería local Snowbrod, o como ellos definen, panadería de montaña.

Si bien hasta el momento está siendo una temporada floja de nieve, vale la pena darse una vuelta y tomarse un ratito en un lugar distinto, con un paisaje imponente por donde se mire, el aire frío de montaña y un cafecito calentito en la mano.

4) Terrazas del Refugio: gastronomía patagónica con la impronta del célebre chef Pablo Buzzo (de la mano de Matías Mokorel) y a 1400 metros de altura / La vista del volcán Lanín es sensacional / Las Pendientes Ski Village. 

En el medio de Las Pendientes, una villa de montaña dentro de un lugar privilegiado de San Martín de los Andes, el chef más reconocido de la Patagonia. Pablo Buzzo, emprendió un nuevo proyecto gastronómico: Terrazas del Refugio. De la mano de Matías Mokorel en la cocina, llevan adelante esta aventura en las alturas, a solo 8km del Cerro Chapelco. El lugar está rodeado de un bosque de lengas y el restaurante, con impronta de parador, tiene una vista insuperable al imponente volcán Lanín. En días soleados, y si el frío se pone permisivo, nada mejor que degustar un rico plato caliente desde el amplio deck que tiene el lugar.

“Terrazas ya venía existiendo como refugio chico. Quisimos darle una vuelta y llevar la cocina de montaña a otro nivel”, señala Buzzo a MALEVA quien destaca el grupo de cocineros muy bien seleccionados y que se adaptaron a trabajar en la montaña, que tampoco es fácil, asegura. Desde el vamos, la intención siempre fue resaltar la calidad de los productos neuquinos y patagónicos. Con un espacio de fuegos y un wine bar, en la carta plasmaron algunas comidas típicas con clásicos reinventados. “Todo es casero. Queremos que conviva la hamburguesa, con pan que hacemos nosotros mismos, con la trucha que traemos una vez por semana desde Alicurá”, agrega.

La idea es trabajar con huertas cuando la época permita, y que no falten propuestas vegetarianas y veganas. “Acá todo el mundo se tiene que sentir cómodo, la estrella es la vista”, dice. “Por supuesto tenemos la cabeza muy puesta en la temporada, pero la idea es continuar y seguir abiertos, aún cuando termine. Queremos que turistas y la gente del pueblo pueda subir a contemplar la vista, pero también cumplir con el público interno para toda la gente que se hospeda en El Refugio Ski & Summer Lodge”, dice Buzzo refiriéndose al complejo de departamentos en las cercanías.

5) Casa de té Arrayán: una fiesta dulce en un clásico reversionado / Circuito Arrayán KM 4,5. 

Es uno de los clásicos de la ciudad. En 1939, una joven inglesa llamada Renée Dickinson desembarcó en la entonces aldea de 2.000 habitantes para visitar a su hermano que vivía allí. Se enamoró del lugar, construyó un refugio de montaña en tierras cedidas por Parques Nacionales y el resto es historia. 4 años más tarde murió pero la tradición siguió viva de las manos de su sobrina Janet.

Hoy está comandada por Ornella Aristizábal, quien desde 2019 se encargó de darle un “refresh” al histórico lugar. Creó una carta con una más que variada propuesta de blends de té, que combinan de manera mágica frutos, flores y diferentes condimentos. Para acompañarlos, panadería de montaña, viennoiserie en horno a leña y repostería clásica.

Los paladares dulces pueden hacerse una fiesta con las tortas caseras – la cheesecake y la marquisse de frutos rojos con las preferidas -, los suculentos scones y cookies rellenas. También hay delicias francesas como el pain au chocolat y el de membrillo con dulce de leche es una bomba. “Y una de las novedades es la panadería de montaña, creada de la mano del panadero Germán Torres, que brindó asesoramiento y capacitó a nuestro personal para crear una línea de panes de masa madre con harinas alternativas, molidas a piedra, orgánicas y libres de agrotóxicos”, indica Ornella.

¿Lo más recomendado? Cerca del atardecer, sentarse en el deck con vista al lago para disfrutar de un té calentito, unas delicias de montaña y hacer honor al nombre “Arrayán” que, en lengua mapuche significa “donde cae el último rayo de sol”.

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Fotos: son todas gentileza de los locales mencionados – Slonjah (Matías Furer), Terrazas del Refugio (Gustavo Arias).