MALEVA en París: recorrimos la Galería Dior, nueva joyita fashion y arty de la ciudad

Inaugurada hace nada (nueve de marzo) MALEVA es el primer medio argentino que pudo recorrerla/Ubicada en la rue Montaigne (meca de las tiendas de lujo parisinas), el recorrido es una sorpresa a cada paso/Una sala ambientada con flores que le fascinaban a Dior, el onírico espacio «baile de Dior», y una representación de la oficina del legendario diseñador/Además: una escenógrafa estrella a cargo del concepto.

Obra «Diorama» / Foto: gentileza Galería Dior (PH Kristen Pelou). 

MALEVA en París: recorrimos la Galería Dior, nueva joyita fashion y arty de la ciudad. Por Florencia Siviero desde París para MALEVA. Fotos: son todas gentileza para prensa de la Galería Dior (PH Kristen Pelou).

Es una mañana de sol fines de marzo, los casi 20 grados son un placer después de un largo invierno.  Un clima ideal para caminar por París e ir en busca de la nueva estrella de la moda parisina: la Galería Dior. Se encuentra en la zona más exclusiva de París, la Avenue Montaigne, las casas más importantes de lujo tienen su sede en este rincón de la ciudad de la luz. La visita que hicimos desde MALEVA es realmente una primicia porque se inauguró hace muy pocos días. Esta meca de la moda se encuentra nada más ni nada menos que  en el “hotel particulier”  Dior que además de ser considerado como el alma de la marca  fue el lugar donde sus colecciones fueron creadas durante más de 75 años.

Este edificio fascinó a Dior desde el primer momento y deslumbra hasta el día de hoy a sus visitantes. Pero no se trata solo de moda, la visita me permitió descubrir la historia de esta magnífica casa de alta costura, de su creador,  y sobre todo la relación de la marca con la sociedad, la cultura, la arquitectura, el arte.

«La visita que hicimos con MALEVA es realmente una primicia porque se inauguró hace muy pocos días. Esta meca de la moda se encuentra nada más ni nada menos que  en el “hôtel particulier”  Dior que además de ser considerado como el alma de la marca  fue el lugar donde sus colecciones fueron creadas durante más de 75 años…»

El recorrido es sublime, no dejó de sorprenderme a cada paso. Me conmovieron sus creaciones y la cautivante narrativa escenográfica de la muestra, ideada por la escenógrafa Nathalie Crinière, quien fue la encargada, ni más ni menos, de la muestra Yves Saint Laurent en el Grand Palais, entre otros grandes eventos. Magnífica conjunción de fotos, proyecciones, escenarios y textos.

La exposición comienza en el último piso del edificio y transcurre a través de distintas salas, cada una única e impresionante. La primera nos cuenta la historia de Christian, a través de  imágenes y textos únicos y sorprendentes, desde una foto cuando era pequeño hasta una postal de su nacimiento.

Sus orígenes eran burgueses, su padre era un empresario exitoso pero Christian buscó diferenciarse de él y encontró en el arte,  específicamente en la moda, su refugio. Su hogar en la ciudad de Granville, en Normandía, marcó su vida hasta el punto que el color rosa  de sus paredes fue una gran fuente de  inspiración en sus colecciones.

Su historia profesional es bastante particular. Si bien empezó estudiando ciencias políticas fue su interés por el arte lo que lo hizo relacionarse con los grandes exponentes de la época. La apertura de una galería le permitió exponer a grandes artistas de la época como Pablo Picasso y Joan Miró y entablar una amistad con Salvador Dalí y Jean Cocteau.

Sus primeros figurines y creaciones se exponen también en la primera sala. A Dior lo caracterizaba la conexión entre sus prendas y la música, la literatura y la arquitectura, lo que hizo de él un artista único.

Sigo avanzando por la muestra y descubro una sala con sus diseñadores y sus creaciones más icónicas. Desde Dior hasta la actual directora de la casa, la italiana, Maria Grazia Chiuri pasando por todos sus sucesores: Yves Saint Laurent, Marc Bohan, Gianfranco Ferré, John Galliano y Raf Simons. La exposición está perfectamente orquestada con imágenes, videos y creaciones que  te sumergen en una atmósfera única que te hace viajar en el tiempo.

El recorrido es una experiencia única,  desde una sala ambientada en jardines con flores que siempre fueron la fascinación de Dior, sobre todo las rosas, hasta una sala atelier donde explican cómo se preparan sus fragancias más icónicas: Miss Dior y J’adore. 

«El recorrido es una experiencia única, desde una sala ambientada en jardines con flores que siempre fueron la fascinación de Dior, sobre todo las rosas, hasta una sala atelier donde explican cómo se preparan sus fragancias más icónicas: Miss Dior y J’adore…»

En la exposición también pude contemplar la oficina de Dior, que permanece como en antaño. En la sala contigua disfruté desde lo alto, a través de una plataforma transparente, su atelier: sombreros, vestidos y zapatos en plena creación.

También descubrí como París, sus calles, su arquitectura y sobre todo las mujeres parisinas fueron su inspiración. Una sala a oscuras con creaciones  en color negro, y la silueta iluminada de la ciudad de fondo me vuelve a emocionar otra vez.

Otras salas cuentan también como se propuso ser embajador de la moda francesa en el mundo – y claramente lo logró -, y la importancia que sus diseños tuvieron en el cine y sus actrices. En una oportunidad el mismísimo Alfred Hitchcock debió negociar la presencia de Marlene Dietrich quien llegó a decir: “sin Dior no hay Dietrich”, dando a entender que ella no actuaría en su película si su vestuario no era de la marca.

Una de las últimas sorpresas que me esperaba era el “baile de Dior”, digno de un teatro, el escenario, los vestidos y las imágenes que se proyectan dejan a los espectadores atónitos. Fascinado toda su vida por los disfraces esta sala está inspirada por los bailes del siglo 20, fiestas oníricas que le permitieron al creador imaginar piezas únicas.

Antes de terminar el recorrido me encontré con el café Dior, exquisitamente decorado, con cuadros de figurines y prototipos creados por Dior,  sillas de ratán y una atmósfera encantadora.  Se puede disfrutar de un almuerzo ligero, un café y hasta un cocktail. Un detalle importante es que solo pueden acceder al café las personas que visitan el museo.

La última pepita de la visita es la magnífica escalera caracol  blanca y transparente que  transporta a la planta baja. A su alrededor penden sus creaciones más icónicas de diferentes colores.

Lo que hagas por trabajo o placer hazlo con pasión! Vive con pasión…  decía Christian Dior y se denota sin dudas  en su historia y su obra que tuve el placer de descubrir en mi visita a la galería.

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