¿Cómo se palpita en las calles de la Gran Manzana lo que, inevitablemente, siempre termina llegando al sur?/Obras de teatro detrás de vidrieras, nuevas bebidas alcohólicas que le compiten a la cerveza de igual a igual, liberación femenina a otro nivel, museos sin cuadros y espejos inteligentes para hacer ejercicio en casa, entre otros fenómenos que sorprenden fuerte y hay que observar de cerca
Basta con mirar lo que hacen los neoyorkinos, para entender parte de lo que vamos a estar haciendo nosotros en un tiempo
Maleva en Nueva York: siete tendencias (del futuro y la post-pandemia) que anticipan lo que se viene en Argentina. Por Azul Zorraquin (desde Nueva York para MALEVA).
New York es la ciudad donde las cosas pasan; es una fuente inagotable de energía y de inspiración, que se disemina en degradé, al resto del mundo. En sus calles se respira libertad e individualidad. MALEVA viajó a la Gran Manzana en esta etapa post pandémica, para entender cómo se palpita el futuro del mundo: basta con mirar hacia arriba para anticiparse al eco que llegará, inevitablemente, acá abajo al sur.
1) Obras de teatro sin actores, actores fuera del teatro…¡Y obras detrás de una vidriera!
El mundo después del Covid, indefectiblemente, nos va dejando secuelas de virtualidad. Alguna vez antes, ¿habíamos concebido la idea de ir a ver una obra de teatro, y que no hubiera actores físicamente presentes, sino sólo sus voces y proyecciones en sala? Es lo que está sucediendo en NYC, nada menos que en Broadway. “The Watering Hole”, por ejemplo, es una “theatrical installation”, es decir, un mix entre una obra de teatro y una instalación artística en el que el arte se amalgama y vira hacia un lugar más sensorial y de interacción virtual.
Tampoco imaginamos que una obra de teatro podía llevarse a cabo detrás de una vidriera; fue lo que sucedió en la fascinante obra “Seven Deadly Sins”, que se llevó a cabo dentro de los locales vacíos y las vidrieras del Meatpacking District, como salvataje de estos espacios en desuso. Los espectadores, escuchaban a los actores a través de auriculares. Más allá de aprovechar estos espacios, fue una manera de reinventar el teatro clásico después de una crisis masiva y adaptarlo al mundo de hoy, que es mucho más dinámico.
2) Museos sin cuadros pero con espacios donde el espectador conecta de manera mucho más profunda e inmersiva.
El mundo del arte también tuve que aggiornarse a esta nueva era híper-tecnológica, y lanzó muestras como “Inmersive Van Gogh” en el Lower East Side de Manhattan, dirigida por diseñadores galardonados con Tony Awards, que muestra la trayectoria y la obra del legendario Van Gogh en formato de proyecciones. Es decir, en vez de mostrar sus pinturas en formato tradicional, 2D, arman un relato con toda su obra y a su vez, hacen que interactúe con el espectador, en forma de reflejos e intercepciones.
En Miami, “museos” como el “Superblue”, también están haciendo estragos: se trata de espacios que conectan la obra y el espectador, de manera mucho más profunda. El arte deja de exhibirse en bastidores, para tomar forma en proyecciones, instalaciones y esculturas más dinámicas; la premisa es que el espectador “completa la obra de arte”. En las muestras de arte tradicional, la obra existe per sé. Sin dudas, el arte está cambiando su formato y desmontando viejas estructuras.
3) Nuevas bebidas populares: Hard Seltzer, que compite con la cerveza con sus sabores frutales, y Kombucha, el nuevo referente saludable mega de moda.
El verano neoyorquino y “Hard Seltzer” son una dupla fogosa e inigualable. Esta bebida de agua carbonada, es muy similar a la cerveza, pero varía su fermentación y sabor; está compuesta por agua, alcohol y saborizante, que puede ser natural o artificial. El abanico de gustos va desde frutilla, melón, pomelo y mango, hasta maracuyá, lima limón y kiwi. “White Claw”, una de las marcas más trendy, se jacta de que sus bebidas tienen tan solo ¡100 calorías! En el último año, las ventas de esta bebida crecieron alrededor de 200%, con lo cual su aterrizaje en nuestro país, es imparable.
La Kombucha, por su parte, también vive un boom en USA; es una bebida natural, probiótica y antioxidante hecha a partir de té negro endulzado, fermentado por levaduras y bacterias, que fortalece el sistema inmune y mejora el sistema digestivo. En ayunas, se potencia su efecto “detox”. Si bien el té de la “inmortalidad” nació silenciosamente hace más de dos mil años en China, hoy constituye un mercado millonario en Estados Unidos. Una de las marcas más populares es “Health-Ade” y ofrece ¡Dieciséis sabores orgánicos!
4) Nuevas formas de comer en casa: Blue Apron, el punto perfecto entre casero y delivery, y Cookunity como alternativa gourmet top.
Aunque creamos que durante la pandemia vimos todo tipo de formato de delivery y take-away, en Argentina todavía no lo vimos todo. Una de las tendencias que explota en NY (aunque hace algunos años lo intentó como pionera solitaria Simpleat en nuestro país) resulta en una mezcla perfecta entre lo casero, y el envío; este formato consiste en enviar los ingredientes en sus porciones exactas para cocinar en casa algún plato gourmet, junto a un recetario ilustrado, paso a paso. De esta manera, no se pierde tiempo yendo al supermercado, o desperdiciando alimentos. Es un facilitador de recetas, que permite ahorrar tiempo y comer bien.
Si bien marcas como “Blue Apron” llevaban varios años sirviendo a EEUU, post pandemia, se volvieron furor. ¿Por qué? Se convirtieron en una opción ideal para quienes trabajan – y trabajarán – para siempre desde sus casas, como resultado de la nueva normalidad. Cookunity (co-fundada por el argentino Mateo Marietti), por su parte, también es un hit y tiene con qué: está conformado por un colectivo de chefs galardonados con estrella Michelin, que preparan viandas para enviar en forma de delivery. Esta plataforma, simplifica y conecta chefs independientes con amantes del buen comer. Funciona con una subscripción mensual, y…¿Lo crucial? Ofrece un menú personalizado; asume que cada ser humano tiene sus gustos puntuales y preferencias.
5) Los gimnasios se volvieron un delirio: muros para hacer climbing y un entrenamiento a domicilio que viene con un espejo digital e inteligente al que le podés hablar (y que te hace un seguimiento muy «Black Mirror»).
Los gimnasios tampoco se quedan en el molde tradicional post pandemia, e implementan nuevos formatos en Estados Unidos. Uno de ellos, es la versión “climbing”, que ¡Incluye paredes para escalar en lugares cerrados! El “Brooklyn Vital Climbing Gym”, por ejemplo, abre 24/7 y tiene paredes y piedras que emulan un paisaje para practicar alpinismo.
Otra novedad que explota, es el “Mirror Gym” y su nombre no es casualidad; se parece bastante a un capítulo de “Black Mirror”. Es un servicio de gym “en casa” que ofrece un equipamiento particular, cuyo paquete trae un gran espejo en el que se proyectan personal trainers en tiempo real, y hacen un seguimiento del “work-out”. Se le puede hablar al espejo, como si fuera un robot, y lo interesante es que uno ve su propio reflejo, además de la silueta del entrenador. Increíble, pero futurístico.
6) El arte «outdoor» es furor: sí, hay un frenesí por caminar espacios abiertos y verdes.
Post “lock-down” hay un frenesí por caminar espacios abiertos y verdes. Un claro ejemplo es Yayoi Kusama y su muestra “Cosmic Nature” en el Jardín Botánico del Bronx, que agota tickets todas las semanas. En ella, calabazas doradas, flores coloridas, y conjuntos de lunares se amalgaman con la impresionante flora del botánico. Arte y naturaleza, sin dudas, se convirtieron en el mejor combo.
La artista y arquitecta Maya Lin, también montó una instalación espectacular en Madison Square Park; transportó cincuenta cedros blancos moribundos de su hábitat en la costa de New Jersey, afectado por el cambio climático, al corazón de Manhattan. Su obra, “Ghost Forest”, es imponente.
7) Libertad y feminismo a la enésima potencia (chau corpiños, chau depilación).
New York es una ciudad tan libre, que contagia. En las playas del sur, como Rockaways y Fort Tilden, las mujeres lucen sus pezones desnudos, igual que los hombres. Además, durante la pandemia, muchas mujeres dejaron de usar corpiño o reemplazaron los tradicionales por unos más modernos, cómodos y sin alambres. Lo aspiracional comenzó a ser la libertad y la comodidad. Por la misma razón, muchas abandonaron la depilación impuesta culturalmente, y lucen vellos en sus axilas y el resto del cuerpo por las calles de la ciudad. Tanto el movimiento “braless” como el “topless”, y el de no-depilación, denotan un estado de libertad que posiblemente, algún día aterrice en nuestro país, si bien obviamente hay indicios, no se vive de la misma manera en la ciudad de uno y otro hemisferio.
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Fotos: son gentileza Unsplash (PH André Benz, Kayle Kaupanger, Mason Wilkes)