A principios del 1900, los barrios del Meatpacking District y Chelsea eran el área industrial más grande de Manhattan. Para abastecer a la ciudad en crecimiento, fueron construidos tramos elevados del ferrocarril a lo largo de la zona costera. En la medida que la ciudad de NY evolucionó, las vías quedaron obsoletas y fue en 1999 que un grupo llamado Friends of The Highline contrató a un grupo de diseñadores, entre los que se destaca Diane von Furstenberg, para convertir el Highline en un innovador parque urbano que ahora ningún turista quiere perderse si visita la ciudad.
El recorrido tiene casi dos kilómetros y medio de largo, la primera sección que fue construida en el 2009, empieza en la calle Gansevoort, donde se encuentran el nuevo Whitney Museum y el Chelsea Market, hasta la calle 20. Y la segunda sección, que fue inaugurada en el 2011, comienza en la calle 20 y se extiende hasta la calle 34.
La idea detrás del Highline fue preservar un paseo lento y de distracción, en contrapunto con la veloz explanada para ciclistas y patinadores que se encuentra a lo largo del Hudson y del bullicio de la ciudad. Es por eso que es un ambiente ideal de tranquilidad para caminar, almorzar o reunirme con amigos.
A continuación, una lista malevense de las paradas que te sugerimos que hagas en el paseo.
Así comenzó el recorrido de MALEVA por la highline: con una slice de pizza, al estilo newyorker. En Artichoke Pizza se puede disfrutar de una vista privilegiada poco conocida de la Estatua de la Libertad en la calle 17.
La newyorkina es una tienda mexicana de Paletas (palitos helados) con varios locales en Nueva York y en la Highline tienen dos puestos (entre las calles 17 y 18 y en la calle 30). Sus paletas frutadas son perfectas. Mientras la saborean, empiecen a apreciar este circuito que logra un delicado equilibrio entre la preservación y la transformación total, creando un nuevo paisaje mas bien despojado.
La estructura del Highline logra crear un efecto de inmersión en la naturaleza y a su vez da una sensación de permanencia, de bajar los ritmos del recorrido y promover la idea de que uno se encuentra en un lugar sin tiempo. Durante la primera sección del recorrido, paseos sinuosos y rincones escondidos invitan a quedarse y descubrir las instalaciones y las obras de arte.
Es un mural impactante en la calle 22, la escultura de Mat Johnson (Swan) está en la calle 12, y fue creada a partir de las vías originales del Highline que nos recuerda el origen del paseo como vehículo industrial transformado en un ambiente de ocio, vida y crecimiento.
Se empieza a abrir en la segunda sección del paseo y es muy bella, es ideal para una pausa contemplando la orilla de Nueva Jersey.
Se encuentra sobre la Highline a la altura de la calle 15. Es una cafetería del barrio de Brooklyn. Su especialidad: el Hayes Valley Espresso en La Marzocco FB/80 2EE.
Café en mano, un buen plan es dirigirse a la sección de las reposeras entre las calles 14 y 15 y disfrutar del sol y el atardecer mirando el Hudson River.
En la HighLine también hay música. Por ejemplo, al finalizar el recorrido mientras bajás las escaleras para volver a la realidad de la ciudad, te podés encontrar con una banda de jazz que musicalice tu vuelta a casa para recordar lo lindo que fue el retiro en la Highhline, pero a su vez lo fascinante que es volver a la realidad de la ciudad de New York.
Fotos: las de las reposeras y vista del Hudson corresponden a TheHighline oficial – redes sociales –