El vínculo con el vino de Nacho y Domi les viene de siempre
«Los mejores vinos son los que a uno le gustan»: Nacho Viale, Dominique Dujovne
Por Santiago Eneas Casanello
Ignacio “Nacho” Viale (32) despertó sus sentidos al vino en Francia. Las gracias a su abuelo, el todo terreno del cine Daniel Tinayre y oriundo de ese país, quien se lo llevaba de compañero de viaje a la patria de los Bordeaux. Así descubrió – y le tomó el gusto – al roble, las frutas secas, el aroma a frambuesa, la acidez que raspa y complace. Con los años armaron una cava juntos. Dominique Dujovne (25) proviene de una familia de productores vitivinícolas – de nena, escondidas entre las vides cuyanas que recuerda como un jardín edénico – y su tatarabuelo Daniel Varas Pereyra fue uno de los primeros enólogos del país. Ahora Nacho y Dominique plasmaron su pasión en un proyecto tangible y crearon la bodega que lleva por nombre sus apellidos y la sigla VYD. Los viñedos están en la zona desértica de Santa Rosa, Mendoza. El winemaker es Juan Carlos Chavero y las líneas producidas – Malbec, Cabernet Sauvignon, Torrontés, Chardonnay – son de alta gama y con influencia francesa. Maleva charló con ellos.
Nacho, contanos algo – una máxima, una explicación, una curiosidad – que te haya dicho tu abuelo sobre el vino y que te haya marcado
Nacho: La verdad que no tengo una frase que me haya marcado. Pero siempre mi familia disfrutó mucho de comer, probar, ir a nuevos lugares, y demás. Todo eso va acompañado de buena bebida. Del vino justamente.
Dominique, vos sos de una familia vitivinícola ¿Qué es lo que más te marcó de esa faceta familiar?Dominique: mi historia familiar siempre estuvo ligada a la vitivinicultura. Pienso en mi infancia en Mendoza, entre los viñedos, y vienen muy lindos recuerdos a mi mente. Me acuerdo de cuando probaba las uvas recién cosechadas del parral, cuando mis padres me hacían probar los mostos en el límite en el cual empezaban a convertirse en vinos, cuando invitábamos a comer a todos nuestros seres queridos para presentarles las nuevas añadas, cuando mi padre comenzó a invitarme a participar de todas sus reuniones laborales y cuando me descubrí dedicando todo mi tiempo y esfuerzo a este apasionante mundo. El vino siempre fue un gran protagonista en mi mesa y en mi vida.
¿Cuál es el “ADN” de un vino VyD?Nacho: Las líneas de vinos VYD se constituyen con pequeñas partidas de alta gama que resaltan el terroir del desierto mendocino, dando conocimiento a dos productos nuevos: un excelente vino como es el VYD y una nueva zona geográfica con posibilidad de crecimiento alrededor de este negocio. En cada botella reivindicamos nuestra personalidad, carácter y creatividad. Se trata de vinos del nuevo mundo vitivinícola, pero sin embargo, no se puede negar la influencia de la industria francesa en el diseño, estética y comunicación de VYD. Son vinos realmente buenos, y de buen beber.
Dominique: la línea VYD está conformada por vinos de guarda fáciles de beber y sobre todo con una madera equilibrada que deja expresar al varietal. La línea VYD Single Vineyard se destaca por su complejidad lograda por su concentración y la crianza en barrica, es un vino de guarda. Digamos que para consumidores que saben apreciar los resultados del trabajo en cuanto a selección y vinificación de vinos premium.
Nacho, el enólogo Juan Carlos Chavero y Dominique
¿Cuál es el pensamiento más recurrente qué tienen cuando caminan entre sus viñedos?Dominique: Mis pensamientos más recurrentes, de nuevo, están siempre ligados a mi infancia. Recuerdo con gran cariño todos los momentos vividos en ese sitio que representaba para mí una suerte de jardín edénico, un extenso parque de juego. Más adelante asumí con alegría el compromiso de continuar el legado. Persiste, no obstante, algo de esa conexión lúdica que supe tener con la naturaleza, lo que creo potencia mi creatividad a la hora de trabajar.
Nacho: lo mío es un poco más de negocio, teniendo en cuenta la gran historia de Domi y su familia. Hay un gran potencial en esta bodega, sumado al potencial que la naturaleza da. La vendimia es un momento culmine dentro de este negocio, y el poder compartir el nuevo producto con amigos, familiares y clientes.
Emprender en vino tiene un glam, un cierto espíritu epicúreo que no tiene hacerlo por ejemplo, en soja. Sin embargo ¿qué es lo más estresante de meterse en la producción de vino?Dominique: lo más estresante es aquello que no podemos predecir y en este caso el papel que juega la naturaleza es fundamental para la elaboración de grandes vinos.
Nacho: coincido, somos conscientes de que el desarrollo de nuestros vinos implica elementos impredecibles de la naturaleza.
Están una tarde de verano en la Paisana – la finca donde producen- descorchan una botella ¿cón qué lo acompañaría cada uno?Nacho: sin dudas acompañaría nuestros tintos con un asado, especialidad de nuestro casero.
Dominique: yo acompañaría nuestro torrentés con empanadas medocinas al horno de barro.
¿Qué tiene el vino que nunca va a tener otra bebida?Nacho: el vino es naturaleza pura, la bebida alcohólica más antigua, en donde involucramos todos nuestros sentidos cuando degustamos. Genera y acompaña buenos momentos.
¿Y qué tiene que tener un vino para distinguirse entre tanta oferta?Dominique: en un mercado globalizado, donde existen competidores con 400 años de historia, nosotros respondemos desde la calidad, desde un desarrollo artesanal y una gestión personalizada.
Nacho: creo que un buen producto es el pilar fundamental para eso, pero sin dudas hay muchas cosas que en un mercado tan competitivo, y diversificado hay que tener en cuenta.
¿Qué cliché sobre el vino no soportan?Nacho: no nos gusta la idea de que se tiene que ser un experto en vino para poder ser capaz de disfrutarlo. Los mejores vinos son los que a uno le gustan.
Dominique: no soporto cuando dicen que los vinos blancos y rosados son siempre los preferidos de las mujeres.
¿Tienen algún ritual personal con el vino?Nacho: el ritual que más me gusta es desafiar una comida con nuestro vino VYD (risas) pero sin dudas cada vez que descorcho uno es porque el momento es especial.
Domi: llegar a casa después de un día intenso de trabajo, poner buena música y descorchar un VYD.