A fines del mes pasado se llevó a cabo arteBA, la feria más relevante de la escena artística nacional. En general cada año me encuentro trabajando en ella por lo cual es difícil poder tomarse el tiempo para recorrer. Entonces me propongo escuchar las opiniones de la gente que se acerca al stand, hablo con artistas y curadores y estoy atenta a lo que me cuentan mis amigos. Cuando tengo un rato libre, aunque sea para ir a buscar un café, observo atenta a la espera de encontrar esa obras que me motive (algo difícil de conseguir dada la cantidad de información visual que hay). Me parece relevante contar esto, porque a diferencia de la selección que pueda hacer un visitante atento esta se basa en una mirada fugaz.
Mi selección está conformada por artista emergentes, pero también consagrados e históricos, porque incluí a Liliana Maresca (que se encontraba en el stand del Museo Nacional de Bellas Artes) y a Oscar Bony (parte de la muestra curada por Andrea Guinta para la sección Dixit Petrobras, una sección nueva de la feria).
Estos son los ocho artistas que me hicieron retroceder para volver a mirar:
1. Marcela Cabutti
Cautiva lo etéreo de sus obras que parecen derretirse ante nuestra mirada. Trabajar con vidrio es complejo e inusual, sin embargo, sus esculturas parecen sopladas como burbujas de jabón y allí se quedan flotando en el espacio. No hay mucho más para decir, solo hay que mirarlas porque son simplemente bellas.
2. Elena Dahn
Elena presenta instalaciones. Lo curioso de estas piezas en yeso es que la obra se coloca directamente sobre la pared por lo que puede definirse como efímera. Con esto se rompe con el mito de la obra inmaculada y eterna. Lo novedoso es que juega con el material en crudo, que arroja sobre la pared para transformar en obra de arte, dejándose llevar por el azar de lo que pueda suceder.
3. Debora Pierpaoli
Otra escultora que presentó una serie de obras que habían sido parte de su reciente muestra en el MAMBA (Museo de Arte Moderno). Un perro en cerámica con un largo collar que lo acompaña fue la pieza que me enamoró. El brillo, el silencio y la idea de que el animal está inmerso en un tiempo infinito a punto de estallar. Lo miraba atenta esperando que cobrara vida.
4. Andrés Sobrino
Nos introduce en lo que puede ser considerado el arte geométrico del siglo XXI, una corriente que resuena fuertemente a partir de las décadas de 1950 y 1960 en varios países de Latinoamérica, en especial la Argentina y Venezuela. La tradición persiste con este artista tucumano pero con un estilo propio y muy particular donde predominan la perfección técnica y la ausencia de una mano creadora.
5. Liliana Maresca
Venía leyendo una reseña de María Gainza del 2006 sobre Liliana cuando me topé con una de sus obras en la feria. Me cautivó profundamente poder materializar las palabras sobre una mujer tan apasionada y entregada a su arte. Liliana Maresca es uno de los máximos referentes del arte de los 90 en nuestro país. Una artista que vivió y creó apasionadamente, sumergiéndose en sus esculturas e instalaciones -profundas y enigmáticas- sin miedo a equivocarse. Una mujer que murió joven pero dejó un legado que aún hoy cuesta descifrar pero todavía impacta profundamente.
6. Hernan Salamanco
De Hernán conocía paisajes, obras abstractas, dibujos figurativos con una línea más oscura, pero cuando me topé con esta pintura quedé gratamente sorprendida. Es una composición muy grande, conformada por diferentes planchas de metal. Me gusta cuando un artista que ya conozco me vuelve a impactar, demostrando que los cambios son positivos. Con esta pieza Hernán demuestra y afirma que es uno de los grandes pintores de su generación.
7. Oscar Bony
En la década del 60 los límites en el campo del arte explotaron como dinamita. Ya nada era suficiente, y eso fue lo que manifestó una generación de artista que apareció con los tapones de punta. A partir de entonces ya nada fue igual. “La familia obrera” de 1968 fue la obra que Oscar Bony presentó en la muestra que se llamó “Experiencia 68” en el Instituto Di Tella. Esta consistía en la exhibición en vivo de un obrero con su familia, a quien Bony había contratado por el doble de su salario habitual para que permaneciera sentado sobre una tarima durante las dos semanas de la muestra. Con esto buscaba reflexionar sobre problemáticas sociales, culturales, éticas y morales. El Rockefeller center destinaba dinero al Di Tella, por lo que cada artista había recibido una suma para realizar la obra. Bony dijo “Me parecía interesante utilizar el dinero de uno de los más grandes exponentes del capitalismo mundial para exponer un ícono de la clase enemiga”.
Con obras como esta la vida misma se vuelve una obra de arte, efímera, impactante, que genera cientos de debates pero que nos hace reflexionar.
8. Matias Duville
A pesar de ser joven Matias Duville es uno de los máximos referentes del arte argentino contemporáneo en el mundo. Un artista completo y heterogéneo, que deambula por varios estilos, sin embargo siempre me fascinaron sus dibujos en carbonilla, por eso me alegro cuando me encuentro con alguno. En palabras de Victoria Noorthoon “Las escenas que construye Matías Duville en sus dibujos de diversa materialidad son imposibles. A primera vista familiares, trasladan al espectador a un mundo otro”.