Cada vez más bares y restaurantes de Buenos Aires recurren a la magia de las llamas para generar – además de una agradable temperatura, claro -, un ambiente íntimo y acogedor que le da al invierno un twist extra. Porque si el frío es un enemigo de las salidas en esta época del año (y una gran excusa para quedarse viendo una serie en la cama), el fuego cerquita es uno de esos placeres invernales que no está bueno perderse. Un plus. A continuación, los locales que se dieron cuenta de eso.
Olsen fue pionero en muchas cosas que hoy son moda, como el brunch de los domingos y los shots de vodka. Pero también, desde su apertura en 2001, innovó e instaló su chimenea nórdica negra con forma de gota, que tiene protagonismo en el salón y se prende en las noches y días fríos. Comer en el living de Olsen es lo más: sillones cómodos, platos agridulces y más de 40 variedades de vodka. Techo alto y blanco, barra de azulejos, pisos de roble, lámparas de cobre traídas de Holanda, y, en lo alto, la obra El oso, de Cynthia Cohen. Una atmósfera pensada para el frío escandinavo pero en plena Ciudad de Buenos Aires.
Alo’s está en una casa de La Horqueta, tiene una ambientación moderna y te recibe con su fuego encendido en toda ocasión. Podés probar delicias como ciervo ahumado, hongos de pino frescos, lactarios, ajos y almendras o ravioli de remolachas asadas, y sentarte afuera, donde la atmósfera alterna frío y calor con sus llamas siempre encendidísimas. La cocina de autor es una de la más sofisticadas de Buenos Aires. Su dueño, Alejandro Feraud tiene una gran trayectoria en el mundo culinario y le otorga detalles muy creativos y exquisitos a cada uno de sus platos.
La chimenea está siempre encendida y el clima hogareño en 657 Puertas Adentro es absolutamente genuino. 657 es una casa en Vicente López a la que se entra por un pasillo con velas y guirnaldas de luces. Acá se come un gran sushi no convencional (las piezas son cuadradas) y finger food; todo riquísimo, obra de su chef Javier Burgos.
4) MALLOY´S: FUEGO DE LA COSTA / ALVEAR Y EL RÍO – MARTÍNEZ
Malloy’s Bar tiene una impronta californiana surfer y parece un parador de vacaciones en Martínez. Su dueño, Noah Malloy, es un surfer californiano que desde los 19 años le cocinaba a sus amigos surfers y compañeros de olas. Recorrió el mundo explorando el universo culinario y buscando olas, y desembarcó con su Motor Home en el Bajo de San Isidro. En Malloy’s te reciben con brasas encendidísimas y muchos troncos de leña a la vista, o en su deck bien ondero afuera. También está de estreno la nueva carta y la burrata es un hit.
En la exclusiva parrilla del Hotel Four Seasons ningún detalle queda librado al azar, su propuesta es que vayas a comer un riquísimo asado en el corazón de la Ciudad alrededor de un fuego increíble y con mantas de alpaca argentina. Por supuesto, la selección de leña no es menor: las carnes rojas y los pescados son ahumados a la leña de manzano, olivo, y vid. Como todo en el Four Seasons, la sofisticación está en los detalles.
Este bar se esconde atrás de un paredón negro; fachada que enmarca una realidad cinematográfica y divertida. En The Steve las sillas son butacas de cine antiguas, los techos altísimos, y hay un cuadro enorme de un mapache con traje que mira fijo. Hay mesas comunales que, junto con el hogar que está siempre encendido, generan un clima de living total. También hay boxes más íntimos, y una carta de tragos variada. Sus negronis ahora en invierno no están nada mal.
Fotos: gentileza lugares mencionados
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