Es una de las artistas argentinas con más presencia afuera/Con una formación multifacética, crea desde la referencia propia y la idea de lo participativo/Por venganza contra un amor que la traicionó, reunió a sus tres ex novios para crear una banda de covers, que presenta en diferentes eventos de arte a modo de performance e incluso se presentaron en Art Basel.
Victoria Colmegna vive en Buenos Aires – donde tiene su taller -, pero gran parte de sus obras se exponen en Europa.
«Las mejores obras de arte surgen de la venganza…»: entrevista a Victoria Colmegna, la artista argentina que la está rompiendo con una banda formada por sus ex novios. Por Victoria Schirinian. Fotos: Denis Polansky.
Victoria Colmegna está en Basel Social Club, el club social que fundaron un grupo de coleccionistas, galeristas y artistas en Art Basel, Suiza. Viste una enagua blanca, larga hasta el piso, con el escote bordado, sombrero de pana y un impermeable con piel en el cuello. En un patio lleno de ruido y gente deseosa por hacer contactos y negocios, rodean a Victoria por lo menos seis hombres y ninguna mujer, salvo yo. Mientras ella fuma y revolea su pelo de un lado al otro, moviendo su cabeza como un león, sus tres ex novios, que acaban de bajar del escenario donde dieron un concierto de baladas y canciones de amor para un grupo ecléctico de asistentes a esta feria de arte, escuchan atentos todas sus devoluciones, y opinan sin contradecirla, mientras se secan el sudor del pelo y la frente y toman grandes tragos de cerveza. Su galerista y algunos extras, como un periodista retirado, un amigo de la universidad y yo, que soy la novia de uno de sus ex, no paramos de decirle lo increíble que estuvo el show.
Leonina, con estudios de directora de cine, a Victoria le obsesiona su vida, sus vínculos y las instituciones de las que es parte. Por venganza contra un amor que la traicionó, reunió a sus tres ex novios para crear una banda de covers, que presenta en diferentes eventos de arte a modo de performance. Además, inventó una pastilla homeopática para la resaca social y se hizo retratar por el ilustrador de la famosa saga de libros para adolescentes Sweet Valley.
«Si te soy sincera surgió por una venganza de amor. Quería esnobear a mi último ex que era alemán, con el que estaba furiosa. Se me ocurrió que él no tenía ningún talento y mis tres anteriores ex sí: son músicos increíbles y argentinos. Entonces llamé a Tomás, Octavio y Agustín para que vengan a rescatarme, un poco como guardaespaldas, y a demostrar que los argentinos tenemos más onda…»
Victoria se crió como hija menor, con hermanas mucho más grandes, frente a Plaza San Martín. Fue a un colegio privado en Zona Norte y desde que tenía quince años se empezó a obsesionar con la escena del arte de Buenos Aires. Vivía a una cuadra de la antigua Ruth Benzacar a la que asistía rigurosamente, se hizo primero fan y después amiga de artistas como Sergio De Loof, Fernanda Laguna y Javier Barilaro. Estudio dirección de cine en la Universidad del Cine y después fue aceptada en la Städelschule, una exclusiva escuela de arte en Frankfurt, Alemania, a la que solo ingresan 20 estudiantes por año, de casi 500 aplicaciones. Expuso su trabajo en galerías de Berlín, Bruselas, Madrid, Nueva York, Londres, México, Zúrich, París, Los Ángeles y Buenos Aires, y este año es de las pocas artistas argentinas que estuvo presente en Art Basel, la feria de arte más importante del mundo.
Justo antes de que la banda conformada por sus ex se suba al escenario, Victoria es invitada a decir unas palabras: “Uno es de Acuario, el otro es Libra y el otro es Cáncer. No puedo creer que tengo tres ex novios que de repente vuelan de diferentes ciudades del mundo y se reúnen para tocar esta noche para nosotros. Bueno… veamos lo que mis ex pueden hacer.” La banda empieza a tocar los primeros acordes de la famosa balada ‘Me quedo contigo’ como un himno de amor a Victoria y las miradas se vuelven directamente hacia ella, que mueve suavemente sus pies desde la primera fila, asintiendo con la cabeza.
«Fue un éxito. Todo el mundo se volvió loco. Y ahí se me ocurrió que podíamos armar una banda, que nos podían contratar para inauguraciones, ferias o eventos de arte. Este año Basel Social Club fue nuestro primer cliente, el primero que nos contrata como obra. Entonces en ese sentido tuvo una cosa comercial más graciosa para la obra, que es un show pero también es una performance…»
¿Cómo se te ocurrió formar una banda con tus tres ex novios?
Si te soy sincera surgió por una venganza de amor. Quería esnobear a mi último ex que era alemán, con el que estaba furiosa. Se me ocurrió que él no tenía ningún talento y mis tres anteriores ex sí: son músicos increíbles y argentinos. Entonces llamé a Tomás, Octavio y Agustín para que vengan a rescatarme, un poco como guardaespaldas, y a demostrar que los argentinos tenemos más onda. En el 2019 me invitaron a hacer una exposición en Suiza donde iba a presentar una serie de obras que tenían que ver con mi vida y la performance que quise presentar fue la banda. Ellos tres casualmente se conocían de la escena musical de Buenos Aires y además justo los tres estaban en Europa. Vinieron tres días antes a Zúrich para ensayar y de repente todo fue perfecto.
¿Qué dijeron tus ex cuando los convocaste?
Todos me dijeron que sí, divertidísimos. Lo hablé primero con Tomás y entre los dos le pusimos el nombre: Triple Ex. Con todos había pasado el tiempo suficiente de estar separados como para pedirles “che ayúdenme con este plan”. No podría haberlo hecho con un ex reciente. Además, en el camino me di cuenta que mis gustos musicales habían estado muy influenciados por mis ex novios. Tenía la onda Agustín, más blues, rock, rolinga, la onda Octavio más Beach Boys, Syd Barret y con Tomás más boleros, Gypsy Kings, Unchained Melody. Y la banda es un poco una mezcla de esos estilos.
¿Cuál es tu rol en el proyecto?
Yo juego a ser la manager de la banda. Elijo los temas, la onda, el vestuario, como va a ser el show y vendo las fechas.
¿Qué dimensiones tomó el primer show, superó tus expectativas?
Fue un éxito. Todo el mundo se volvió loco. Y ahí se me ocurrió que podíamos armar una banda, que nos podían contratar para inauguraciones, ferias o eventos de arte. Este año Basel Social Club fue nuestro primer cliente, el primero que nos contrata como obra. Entonces en ese sentido tuvo una cosa comercial más graciosa para la obra, que es un show pero también es una performance.
«Para el Basel Social Club Llevamos tres pinturas de la serie “The Cure” y la Hangover Pill, que es una pastilla que inventé para ferias de arte. Vi a la resaca como un problema social en el mundo del arte. Entonces hice un suplemento dietario preventivo para la resaca. Leí mucho, estudié y en base a todo eso hice la receta, la mandé a hacer en un laboratorio, donde chequean que no haya contradicciones entre los elementos que la componen…»
Contame de tu carrera, estudiaste cine en Buenos Aires y arte en Frankfurt…
Estudié Dirección de Cine en la FUC, pero toda la carrera la hice pensando en el cine como medio para crear obras de arte. En el 2007 hice mi primera muestra individual en la galería Appetite, donde mostré un documental antropológico que observaba cómo se movía cada singo del zodíaco. Los signos estaban representados por 12 varones que yo conocía, amigos o ex novios, que convoqué a una casa en Escobar durante un fin de semana. Yo los dirigía y les hacía hacer diferentes actividades, todo en un marco ritual. Entonces era tipo “cómo toca la guitarra Libra”, “cómo camina Tauro”. Cada tanto aparezco yo en escena y también actúan mi mamá y mi hermana.
Después de eso fui a estudiar cinco años a Städelschule, en Frankfurt. Ahí tomé como inspiración la escuela en sí. Porque hay otra cosa que se repite mucho en mi obra que son los sistemas cerrados – como una fiesta, un spa, una secundaria, una escuela de arte -, y cómo se mueven adentro las personas, los juegos de poder, los roles y todo eso. Entonces yo ahí aluciné y no es que estaba todo el tiempo pintando, sino que estaba obsesionada observando con la situación que estaba viviendo.
Todo muy Sweet Valley High School…
Claro. Ahí surgió esa serie. Tengo toda la colección de los libros Sweet Valley y de chica era muy fanática de las tapas que eran todas ilustraciones de estas dos hermanas gemelas. Para el trabajo final de la carrera empecé a buscar al ilustrador ¡y lo encontré! James Mathewuse tenía 82 años, vivía en Tallahassee, Miami. Le escribí una carta y le pedí que me transformara en un personaje de Sweet Valley: Victoria se gradúa de la escuela de arte. Le mandaba la plata y las fotos por correo y al tiempo recibía los dibujos. Re romántico, todo por carta. Hoy trabajo en Buenos Aires, me gusta la escena local y sigo re fan de los artistas argentinos, pero expongo mucho en Europa y viajo varias veces al año. Me gusta eso de aparecer y desaparecer. Mi trabajo no es tanto del estudio o de la técnica, entonces puedo estar más en movimiento.
«Siempre cambio de medio, me gusta la energía amateur, todo el tiempo probar algo nuevo, investigar nuevas técnicas. Y también hago muchas cosas comisionadas. Es como algo medio perverso eso de poner al otro en escena, esconderse detrás del otro. En realidad, lo hago porque me gusta ir muy rápido y si yo me pusiera a tejer o a pintar tardaría años y no terminaría nunca una serie…»
¿Cuándo das por terminada una serie de obras?
Trabajo mis series en simultáneo y se acumulan, nunca se cierran. Una exhibición puede ser un cierre, pero todo es ongoing… No se acaba. Me divierte eso. Por ejemplo, tengo una serie que son suéters tejidos a mano con reproducciones de obras del pintor francés Francis Picabia, para los hijos de los coleccionistas, que tu hijo lleve puesta la obra. Y el catálogo razonado de Picabia debe tener por lo menos dos mil obras, o sea que esa serie puede que nunca la termine.
¿Cuáles son esas ideas que componen tu obra?
Todo lo que sea autorreferencial participativo, el mundo del arte, hacer participar a la gente, hacerla hacer cosas, cumplir el rol de directora. Nunca ponerme directamente en escena, pero que todo se relacione conmigo. Por ejemplo en Triple Ex no canto, en el desfile no aparezco, pero estoy ahí, soy protagonista desde el backstage. Me inspira mucho la psicología, la astrología, la música, la medicina, la tradicional y la otra. Investigo mucho psicoanálisis y cultura pop en general.
Contanos sobre la obra que mostraste en Basel Social Club.
Llevamos tres pinturas de la serie “The Cure” y la Hangover Pill, que es una pastilla que inventé para ferias de arte. Vi a la resaca como un problema social en el mundo del arte. Entonces hice un suplemento dietario preventivo para la resaca. Leí mucho, estudié y en base a todo eso hice la receta, la mandé a hacer en un laboratorio, donde chequean que no haya contradicciones entre los elementos que la componen, diseñé los frascos y la presenté por primera vez en una exposición en Milán y ahora de nuevo en Basel Social Club.
¿Y cómo la recibieron?
Bueno, se trató mucho sobre la confianza. Pedirle a alguien que se tome una pastilla así de la nada no es fácil. Pero en general a la gente le gustó y los que probaron dijeron que les sirvió. Las pastillas se exhiben en unas pirámides enormes, en conjunto con unas pinturas de libros de medicina new age realizadas por mí. Es de venta libre, compuesta por ingredientes naturales.
¿Cuáles son los próximos pasos con la Triple Ex?
Millones. Hacer un vinilo, edición limitada. Una marca de ropa, merchandising coleccionable. Colaboraciones con músicos, grabar un videoclip. Todo se vende como obra. Cada performance, cada video, cada prenda de ropa.
Y la venganza… ¿fue efectiva?
Re. La vendetta creativa fue perfecta. Las mejores obras de arte están hechas con el motor de la venganza, como el Kavanagh…
«También hago muchas cosas comisionadas. Es como algo medio perverso eso de poner al otro en escena, esconderse detrás del otro. En realidad, lo hago porque me gusta ir muy rápido y si yo me pusiera a tejer o a pintar tardaría años y no terminaría nunca una serie. Soy una artista más de la idea que de la técnica…»
Directora de cine, manager, pintora, diseñadora, alquimista… ¿Cuál es el medio en el que te sentís más cómoda para trabajar?
Siempre cambio de medio, me gusta la energía amateur, todo el tiempo probar algo nuevo, investigar nuevas técnicas. Y también hago muchas cosas comisionadas. Es como algo medio perverso eso de poner al otro en escena, esconderse detrás del otro. En realidad, lo hago porque me gusta ir muy rápido y si yo me pusiera a tejer o a pintar tardaría años y no terminaría nunca una serie. Soy una artista más de la idea que de la técnica.
El himno al amor que tocaron los Triple Ex, Tomás Nervi, Agustín Berro Madero y Octavio Garabello, en su presentación en Basel Social Club nos dejó a todos tarareando las letras de ‘I dont wanna fall in love’, ‘Matándome suavemente con su canción’, ‘Venus’, ‘Reloj’, y otros hits durante varios días pero también nos dejó pensando, sobre el amor, los vínculos, el vaivén entre el presente, pasado y futuro, y todo eso de lo que se trata el arte y el amor, que en definitiva, y por suerte, están por siempre entrelazados.
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Foto de la banda: es gentileza para prensa de Victoria Colmegna.
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En MALEVA hacemos fotos y videos para nuestras coberturas y notas con los equipos de MOTOROLA Edge 30, Moto g200 5G, Moto g52 y moto g41.