"LAS COSAS IMPORTANTES NO PASAN, SE LLEVAN CON NOSOTROS": MILENA BUSQUETS / ENTREVISTA / POR MARÍA FLORENCIA SANZ

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Milena Busquets es la visita más comentada de la Feria del Libro 2016

 

«LAS COSAS IMPORTANTES NO PASAN, SE LLEVAN CON NOSOTROS»: MILENA BUSQUETS / ENTREVISTA / POR MARÍA FLORENCIA SANZ / FOTOS: JACINTO FREIXAS.

Son las diez de la mañana y la escritora española, Milena Busquets, desayuna algunas frutas y un vaso de jugo exprimido en el Hotel Four Seasons, donde se hospeda en su primera visita a nuestro país. A pesar del jet lag que la hace despertar todos los días a la madrugada, tiene un caudal de energía y buen humor contagiosos. Es que además de estar presentando su segunda y exitosa novela También esto pasará, asegura estar “flipando” con Buenos Aires.
Aunque se recibió de arqueóloga, Busquets no pudo evitar su innegable conexión con el mundo de las letras. Su madre fue la célebre editora y escritora Esther Tusquets, fundadora de la Editorial Lumen, con la que solían comunicarse por carta cuando tenían cosas importantes que decirse, aunque vivían en el mismo piso.
Luego de trabajar como editora y traductora, en 2008 Busquets publicó su primer libro, Hoy he conocido a alguien, pero confiesa que nunca se planteó ser escritora: “Encuentro mucha gente que quiere ser escritor pero sin escribir. Les gusta la idea romántica y falsa de ser escritor, cuando en realidad es una persona que trabaja sola, con bastantes dificultades y mucha inseguridad”.
Fue la muerte de su madre que disparó sus ganas de contar el duelo que atravesó y así nació el boom editorial También esto pasará. Desde su presentación en España, durante el año pasado, se tradujo a 30 idiomas y el productor argentino Daniel Burman compró los derechos para adaptarla al cine.
En medio de tanta adrenalina y viajes de presentación, parece que Busquets ya tiene en mente una nueva historia, pero se sentará a escribirla cuando frene un poco, porque “para crear un mundo nuevo es necesario tener una rutina, para escribir primero hay que aburrirse”.
Entre tu primera y segunda novela, ¿qué diferencias hay en la narración?
Absolutamente hubo un cambio de madurez. Creo que me costó mucho ponerme a escribir en serio a causa de mi madre y del medio en el que nací, donde todo el mundo escribía de alguna forma u otra. En mi casa la escritora era mi madre y no podía usurpar su puesto, ni me planteaba hacerlo. No es casualidad que haya empezado a escribir arriesgándome mucho más, después de que ella murió. Tuvimos una relación ambivalente: por un lado muy generosa, y por el otro, muy absorbente y egoísta. Mi madre me quería solo para ella.

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Durante la entrevista en el hotel Four Seasons

«En el mundo literario me acusan de ser un poco frívola por ésto, pero yo tomo cualquier cosa que nos sirva para ser más felices, desde una copa de vino, unos zapatos o una lectura de Proust. La intelectualidad no tiene por qué estar separada de la calle.»

¿Y cómo llegaste a encontrar tu propia voz?
Mi editor, Jorge Herralde, piensa que la encontré mientras escribía un blog de moda que tuve durante mucho tiempo. Todas las semanas publicaba dos artículos, así fui indagando y avanzando en mi forma de narrar. No hay otra manera de aprender a escribir que no sea escribiendo y leyendo.
Así que también te interesa la moda.
¡Me divierte mucho la moda! No soy una loca que sigue las tendencias, pero es un mundo que me atrae y me gustan las prendas bonitas, sean o no de marca. Para mí estar lo más presentable posible es una delicadeza hacia los demás, pero también tengo una parte hedonista en la cual la ropa me da placer. Un par de zapatos puede salvarte el día y no está mal que así sea. En el mundo literario me acusan de ser un poco frívola por ésto, pero yo tomo cualquier cosa que nos sirva para ser más felices, desde una copa de vino, unos zapatos o una lectura de Proust. La intelectualidad no tiene por qué estar separada de la calle.

¿Hay como una especie de fantasía acerca de lo que un escritor debería ser o hacer?
Sí, y eso es un desastre, porque hace que los escritores se alejen de la gente, de lo que es divertido y de aquello que los nutre; y logra que se conviertan en unos tíos ridículos que no le interesan a nadie.
Mucho de eso tiene tu novela: cosas, lugares o situaciones que parecen ser banales, pero en realidad esconden algo mucho más denso.
Sí, bajo una apariencia ligera, alegre y de verano, intento decir cosas serias. Pero no quiero ser trascendental. Hay gente que eso lo hace muy bien, pero yo me manejo mejor en la ligereza, en decir algo muy serio y al lado cuatro tonterías.
A muchos escritores no les gusta develar que su novela es autobiográfica, ¿a vos eso nunca te molestó?
Creo que al momento de escribir es igual de serio y complejo nutrirte de tu propia vida que hacer una investigación o un libro sobre el Renacimiento en Italia. En definitiva, se trata de crear un artefacto que funcione y que a la gente le parezca auténtico y verdadero. Peter Pan es una novela que me pone la piel de gallina, aunque sea fantasía me lo creo, y es ese el objetivo.

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«Las cosas importantes no pasan»

«Pero una de las cosas que más me fascinaron de Buenos Aires fueron las librerías como Libros del Pasaje y Eterna Cadencia. ¡En Barcelona no tenemos librerías así! Mi madre siempre decía que los argentinos eran más cultos que nosotros y que sabían mucho de libros; pero no me esperaba que fuese tanto.»

Y en la escritura autobiográfica, cuando uno busca en el recuerdo, ¿cuánto hay de lo que en verdad pasó y de lo que uno ficcionaliza de ese recuerdo?
¡Eso nunca se sabe! En cuanto recuerdas algo, de alguna forma empiezas a reescribirlo. Es muy peligroso, porque una vez que ya te lo has contado cinco veces, pasa a ser la verdad absoluta, ¡y ni hablar si lo has escrito en un libro! Incluso, tengo recuerdos de cosas que no recuerdo que me hayan pasado, pero que mi madre me contaba que sucedieron. Es la naturaleza humana y la capacidad de reescribir nuestra propia historia. Vivir es complicado, por eso creo que tenemos derecho a transformar un poco nuestros recuerdos y a contarnos la historia que nos venga mejor.
¿Por qué creés que tuvo tanto éxito También esto pasará?
No lo sé, me sigue pareciendo incomprensible. Tal vez porque no hay ninguna pretensión, ni intento aparecer como una persona maravillosa, sino que también cuento defectos y cosas miserables. Escribir es un trabajo muy solitario, pero de pronto permite darte cuenta de que los sentimientos importantes, como el amor y el dolor, todas las personas los vivimos de forma muy parecida. Eso nos une y nos hace sentirnos menos solos.
Es la primera vez que venís a Buenos Aires, ¿qué lugares visitaste?
Estuve por Palermo y me pareció un barrio maravilloso. Allí comí un asado riquísimo en la parrilla Don Julio. También fui a cenar al Museo Evita Perón, y adoré la pizzería Güerrin donde se come de pie. Pero una de las cosas que más me fascinaron fueron las librerías como Libros del Pasaje y Eterna Cadencia. ¡En Barcelona no tenemos librerías así! Mi madre siempre decía que los argentinos eran más cultos que nosotros y que sabían mucho de libros; pero no me esperaba que fuese tanto.

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Milena asegura que le encantó Buenos Aires y más que nada sus librerías

«Escribir es un trabajo muy solitario, pero de pronto permite darte cuenta de que los sentimientos importantes, como el amor y el dolor, todas las personas los vivimos de forma muy parecida.»

Y ahora que estás conociendo distintos países, ¿cuál es tu sitio en el mundo?
Definitivamente es Cadaqués, en España, donde se desarrolla la novela. Soy muy urbana y me gustan mucho las ciudades, pero en este momento me interesa estar en contacto con la naturaleza. La cercanía que tengo allí con el mar y con la naturaleza me hace más humilde y me dimensiona todo. Cuando estás en una ciudad como Nueva York, por ejemplo, te acabás creyendo el rey del mundo.
No voy a revelar por qué la novela se llama También esto pasará pero, ¿para vos ya pasó?
No, creo que las cosas más importantes no pasan, se llevan con nosotros, porque sino no somos nada. Cualquier cosa que hayas disfrutado de verdad o vivido intensamente de alguna forma es tuyo, aunque ya no esté.