"LA OBRA NACE CUANDO SE LIBERA DE MÍ": LEONARDO BATTISTELLI


Leonardo Battistelli, artista rosarino radicado en Río de Janeiro: su taller son también las fábricas

Ubicada en la entrada del Barrio Joven, Temperantia – término que en latín remite a mantenerse en equilibrio ante los embates de la vida -, de 300 m2 y auspiciada por Chandon fue una de las instalaciones más impactantes de arteBA.  Su autor, el rosarino afincado en Río de Janeiro Leonardo Battistelli  (41) plasmó una metáfora de las burbujas subiendo en una copa. Esa efervescencia bella. El mensaje: armonía y celebración. La obra se dividía en 2 planos, cielo y tierra y se podía recorrer por dentro.  Los materiales: Fibras vegetales, porcelana, cerámica, madera, arcillas del centro de Brasil y de la Patagonia, árboles de reforestación y vidrio. «Busqué generar algo distinto, un pequeño oasis» en palabras de Battistelli a este magazine. Criado en entornos fabriles, hizo de las fábricas sus talleres. Y los obreros (ver video) asombrados por los objetos que escupe el horno cuando pone manos a la obra. Maleva charló con este artista cultor de las varias dimensiones – «no me gusta lo plano» – e influenciado y fascinado por la exhuberancia carioca. 
¿Nos contás un poco sobre el concepto de Temperantia?La idea de la intervención en el espacio de Chandon era crear una obra que contuviera. Un pequeño oasis, espacio de tranquilidad, de observación, confort, celebración y relajación. Estar en comunión. Todo rodeado de arte. ArteBA es un espacio para vender arte específicamente y para visualizarlo. Yo quería generar algo distinto a lo que se venía haciendo de exhibición. Como arteBA es para generar ventas, yo quería generar exactamente lo contrario. Un espacio de confort. La gran diferencia con otras galerías, es que acá entrás a la obra y esa era la idea, que los visitantes fueran rodeados por el arte y que ingieras también la obra. Uno está bebiendo un espumante riquísimo, comiendo increíble y eso genera una interacción de todos los sentidos, no sólo visual. Acá traspasan los sentidos, vibren los materiales: las maderas, mis obras, cuarzo, arcilla, cablines, quería que todo eso creara un espacio distinto, donde confluyeran las sensaciones.

Temperantia, una obra de 300m2 que simboliza el burbujeo del espumante
 ¿Qué te aportó como artista – y que se vea reflejado en tu obra – vivir en Río de Janeiro?La naturaleza fue fuerte e impactante y lo es. Es mar, selva, ciudad, es humanidad. Todo junto es  alucinante, hermoso, gigante. Es muy bello. Eso se va reflejando en mi obra. Mientras voy vivenciando voy absorbiendo y quedando impreso en mi obra. Cuando llegué a Brasil, mi obra era blanca, usaba un poco de verde, un poco de azul pero básicamente era blanca. Llegué a Brasil y explotó en colores y formas vegetales. Salgo al jardín y veo una variedad de insectos, frutas, flores, plantas que ni el Jardín Botánico tiene acá. ¡En enorme!
 

«Como arteBA es para generar ventas, yo quería generar exactamente lo contrario. Un espacio de confort. La gran diferencia con otras galerías, es que acá entrás a la obra y esa era la idea, que los visitantes fueran rodeados por el arte y que ingieras también la obra.»

 

VIDEO SOBRE EL PROCESO DE CREACIÓN DE TEMPERANTIA CON ANÉCDOTAS FABRILES DE BATTISTELLI:


 
Tus creaciones en general son objetos, esculturas, en definitiva algo en 3 dimensiones, que se puede tocar ¿Por qué? Yo estudié escultura. Es lo que me fascina. Crear objetos, seres con cuerpo. No me gusta lo plano, me gusta la tridimensionalidad o más dimensiones. Quiero que todo lo que hago tenga dimensión en el espacio.
 ¿Cómo te encontraste trabajando con el vidrio en sí como un material nuevo? (antes lo usaba para esmaltar la cerámica): ¿Se abrió una puerta nueva en tu obra?El vidrio es alucinante. Es un mineral derretido. Es cuarzo en estado líquido. Es mágico, porque estás agarrando un material en estado de fluidez y lo cristalizás y lo templás. “Temperantia” se llama esta obra y tiene que ver con eso, con la templanza, el equilibrio, la armonía. Con el estado ideal de las cosas o del ser.

«Cuando llegué a Brasil, mi obra era blanca, usaba un poco de verde, un poco de azul pero básicamente era blanca. Llegué a Brasil y explotó en colores y formas vegetales.»

 

 
Hay obras tuyas que a primera vista dieran la impresión de que se pueden usar y teniendo en cuenta que de hecho también diseñás objetos utilitarios ¿Hay algún mensaje en esa suerte de exageración libre de crear algo que parece “usable” pero no lo es?Yo trabajo en los dos estados. Una obra de arte que no tiene un uso específico y en arte utilitario de design que sí tienen un uso específico. A veces se mezclan. Esa frontera en mi producción se disuelve y un utilitario puede llegar a ser una obra de arte también. En el MALBA hay una obra así: un recipiente que puede ser un florero o un objeto que dispare otras cosas, que genere un diálogo distinto. No me gusta acotarme y atarme a palabras que identifiquen mi obra y mi trabajo. Intento que mi obra sea más amplia, más abarcativa.
 

«Yo estudié escultura. Es lo que me fascina. Crear objetos, seres con cuerpo. No me gusta lo plano.»

 
¿Vos crees que la obra culmina cuando el artista expone o cuando quien la ve la interpreta? ¿Dónde termina? O nunca termina?Como artista, para mí la obra termina cuando siento que ya puedo liberarla. No es que termina, la obra se libera de mí. No muere, ahí nace, ahí tiene su propia vida. Cuando termino de trabajarla y la presento. Ahí la obra es autónoma, y puede transformarse en lo que sea gracias a la libre interpretación de quien la observa.
¿Cuál es la mayor impostura o el rasgo que más te molesta del circuito de arte contemporáneo?Nada me molesta. Tal vez la ignorancia de las personas, pero siempre hay, en todos los rubros. El problema es cuando están orgullosos de esa ignorancia. Hay ignorancias que son maravillosas, porque son ingenuos, pero cuando son creídos ahí me molesta, pero intento no acercarme a esas personas.

 Link: 

http://leobattistelli.com/