Hace dos años, con el cierre del emblemático bar la Imprenta, se auguraba la debacle de este mítico enclave de Belgrano en los límites de Palermo, pegado a las Cañitas pero distinto. Sin embargo, la flamante apertura de un centro cultural y museo (el Centro de Arte y Estudios Latinoamericanos) en la lindísima Abadía de San Benito revolucionó la zona de La Imprenta, que se volvió a convertir en un circuito digno de la atención de cualquier persona en busca de buenas propuestas muy válidas de todo tipo. Y con ese plus que siempre tuvo este pedazo de Buenos Aires que es ser híper caminable. Además de oferta cultural, abundan nuevas e interesantes opciones gourmet que atraen a vecinos y locales que la juegan de turistas, y se acercan para ver qué impresión les deja esta incipiente nueva edad dorada del barrio.
ESTOS SON LOS NUEVOS SPOTS IMPERDIBLES DE LA IMPRENTA:
“Un espacio para la cultura y el encuentro, la apertura al diálogo y una oferta espiritual muy fuerte”. Así resume a La Abadía, Centro de Arte y Estudios Latinoamericanos su director, Sebastián Blanco. “Este barrio tiene mucha avidez para este tipo de contenidos”, completa. Y es que el ex convento benedictino, ahora devenido en centro cultural y artístico con función social, le dio un sacudón a la zona para devolverla a la vida. Allí conviven tres propuestas: escuela de música, que incluye una orquesta juvenil de chicos con escasos recursos; una residencia artística, y un espacio de muestras y exposiciones. El jardín es el corazón del espacio y allí funciona Café BA, con una sencilla pero encantadora carta que reúne los must de cualquier coffee store.
En un barrio que tiene como referencia sibarita a Valenti (se instaló allí hace treinta años) ahora llegó hace un mes The Pick Market, que con este suma su sexto local en la ciudad. Inspirado en los almacenes europeos y newyorkers, su dueño, Francisco Calusio, recalca el concepto de selección que rodea el lugar: “Tenemos una amplitud de categorías en términos de alimentos y bebidas. Son pocas marcas, pero seleccionamos las mejores”. Sus góndolas son la perdición para los sentidos: rebalsan de productos, de snacks, de aderezos, de cervezas artesanales y una más que amplia bodega. El peligro mayor aparece cuando se avista la heladera que apila los más finos fiambres y quesos. Ahí no queda más que rendirse y quedarse a disfrutar de una picada de lujo o unos suculentos sándwiches. ¿El más popular? The Roasted Pick, con abundantes lonjas de roast beef tiernizado a la perfección, queso cheddar del bueno, crujientes tiritas de panceta y unos portobellos para morir. Para chuparse los dedos. En serio.
El nombre es hebreo y quiere decir blanco. Pero lo que vas a encontrar ahí adentro es puro francés. Labán te invita a viajar a la belle époque parisina a través de su pastelería fina y sabrosa. “Le damos importancia a la estética, sin descuidar el sabor”, dice su dueña Jacqueline Albajari. Producto de este balance armónico es una fiesta de texturas crocantes, caramelizadas, esponjosas y firmes que juegan con temperaturas y contrastes. La pièce de résistance: la torta Ópera, a base de ganache de chocolate y crema de manteca de café, con finas capas de biscuit de almendra. Otras delicias: croissant de almendras, éclairs, macarons, trufas… la lista continúa. Paraíso para golosos. Peligro para indecisos. ¡Bon appétit!
No vas a encontrar espinaca y arvejas congeladas. O hamburguesas y patitas de pollo. La propuesta de Freezalo va más allá. El emprendimiento de Victoria Lo Tenero y Brenda Lichtman va directo al corazón de lo que necesita una sociedad vertiginosa como la porteña: una solución rápida, rica y efectiva cuando el tiempo para cocinar escasea. Inspirándose en tiendas de este tipo que son furor en Europa, las interminables hileras de freezers guardan platos elaborados por porción, opciones light y postres. Los soufflés son una exquisitez liviana para los que se cuidan. Para los que se castigan hay bastones de muzzarella, bombas de papa y queso o croquetas de batata y miel. No dejar de probar los bocaditos de la Bobe, que fusionan tradición y sabores de familia: sambusek de queso, knishes de papa, kippes, bohíos de verdura y lajmayín. Todos los productos son excelentes (ah, también son deliciosas las milanesas).
Oslo encarna fast food con un upgrade. Distintos combos de sándwiches, ensaladas, bagels o wraps con mezclas innovadoras como clásicas van perfecto para quien ande por la zona en busca de un bocado al pasar, un tanto más sofisticado. Un fresco y amplio espacio con vibras modernas y muy de deli neoyorquino conforman el interior de Oslo, bien luminoso y de colores vibrantes. Afuera, unas mesitas y hasta un sector de dog parking. ¿Qué es bueno? El famoso Hot Pastrami, ciabatta con pastrón calentito, palta y cebolla morada grillada. También hay bagels, wraps y ensaladas. Para tomar, la limonada Oslo es un shock de frescura.
Entrar a Les Croquants es como volver a la niñez. Es una dulce regresión hacia un mundo de fantasía en el que conviven todo tipo de texturas, sabores y colores. Los más golosos podrán fascinarse con los clásicos macarons y las untuosas y húmedas mooncakes que ya son un sello de la casa. Estas delicias que atraen a los más curiosos son una reinterpretación occidental de un manjar chino. Su dueño, Gabriel Caligaris, la describe como “una trufa adentro de otra, envuelta en una capa de harina de arroz”. Otras delicatessen poco comunes: fudge de chocolate, malvavisco casero, Stollen y Canelés, flancitos crocantes por fuera y cremosos por dentro. Para no perderse: la Mooncake de nutella y avellanas. ¿Cómo decirle que no a eso? Este es el más nuevo de sus tres locales.
Con variedad de platos del día que se renuevan semana a semana, este deli y takeaway que lo más bien podría estar en el barrio neoyorkino de Williamsburg, se encarga de saciar cualquier paladar. Suculentas ensaladas (la de salmón es la más solicitada) con verdes o cous-cous; sándwiches fríos o calientes (el croque madame, ¡un espectáculo!) y wraps que envuelven sabores deliciosos. La propuesta de bakery es amplia y sofisticada, incluye croissants y las tortitas en versión individual son las elegidas para la ceremonia del té, que se completa con los aromáticos blends de Tealosophy. ¿Nuestro preferido? Hebras de té negro, ramas de canela, cardamomo, jengibre, el más noble cacao venezolano y un toque de pimienta. Un blend bien spicy pensado especialmente para el lugar. Bonus track: también preparan tragos, desde mojitos a Campari. ¡Para un mediodía atípico!
Un café, una sala de juegos, un restaurante. ¿Qué es Fiii Fun House? Es todo y cada uno a la vez, con aires acogedores y cálidos. Mientras los más pequeños juegan, los más grandes disfrutan de las delicias dulces y saladas del lugar. Con cada pieza de mobiliario hecha íntegramente en madera y diseñada exclusivamente para el lugar, la casa divertida se divide en distintos ambientes con propósitos bien definidos: un sector adulto, una sala para bebés con actividades didácticas y otra para que los chicos dibujen y den vuelo a la imaginación. En la planta de arriba, un espacio dedicado a fiestas infantiles. Hasta hay una tabla con columpios para los adultos que se animen a liberar el niño que llevan adentro.
Fotos: gentileza lugares destacados.