La semana pasada visité la galería PASTO donde inauguraba la muestra El Hombre la luz y la ventana de Pablo Cavallo curada por Agustín Fernández y Sol Ganim.
Entré y pensé automáticamente en todos los dispositivos tecnológicos con los que conviví desde que me acuerdo, las ideas al respecto, las fantasías futuristas (todavía espero el auto volador que me prometieron para el cambio de milenio).
Me acordé de los primeros videojuegos los de la casetera de la Commodore 64, la tortuga del Logowriter, el visual-basic donde nos divertía programar cosas simples. Me acuerdo de un juego vectorial donde había un triangulo en movimiento que disparaba líneas y puntos a otras formas que aparecían en un espacio totalmente vacío, era muy fácil y atrapante, como otra dimensión.
La muestra llegó en un momento en que estaba pensando estas cuestiones, y otras. Unas semanas antes vi las peliculas Interestelar, las biografías de Turing y Hawking y participé en el seminario Misterio Ministerio en la Universidad Di Tella. En fin, mucha información que acrecentó mi interés sobre un tema: Internet y la tecnología en relación a la producción constante y masiva de imágenes.
«Me acordé de los primeros videojuegos los de la casetera de la Commodore 64, la tortuga del Logowriter, el visual-basic donde nos divertía programar cosas simples. Me acuerdo de un juego vectorial donde había un triangulo en movimiento que disparaba líneas y puntos a otras formas que aparecían en un espacio totalmente vacío, era muy fácil y atrapante, como otra dimensión.»
Después de pasar por la muestra e intercambiar mails con los curadores y el artista pensé y escribí mucho acerca de la tecnología y la acción de Internet en nuestra vida cotidiana.
Esta es la reflexión mas extrema, por decirlo de algún modo, que tuve.
El código binario que utiliza cualquier sistema operativo, se me presentó en algún momento de todo este “análisis” como algo cercano a la humanidad, por tratarse de algo similar a las dualidades con las que convivimos: día/noche, prendido/apagado, luz/oscuridad, calor/frío, aunque no creo que todo sea blanco y negro, este código de 0s y 1s de algún modo me sonaba.
Quienes investigan el tema y trabajan en correr la frontera tecnológica afirman que ese código ya es obsoleto, que no abarca todo el espectro de soluciones necesarias. Hoy un programador de sistemas me contó que ahora el desafío es utilizar qubites en lugar de bites, que estos qubites posibilitan algoritmos cuánticos que permitirán traspasar las limitaciones que presenta el código binario. Pareciera, si esto se logra, que ya no se trata de 0s y 1s y que la velocidad de procesamiento de un sistema operativo sería mayor a la de la luz, imperceptible. Y nosotros seriamos los responsables de manejar estos nuevos sistemas ; )
¿No pareciera tener más que ver con el aún misterioso funcionamiento del universo? A mi modo de entender, es algo que supera ampliamente nuestra capacidad, algo totalmente fuera del tiempo, algo que ya es en sí. La pregunta es, ya trascendimos? Y si trascendimos, qué es lo siguiente?
Parte del texto escrito por Sol y Agustín para la muestra dice:
“Si nuestra sensibilidad y emociones se producen en la conjunción cotidiana con los dispositivos tecnológicos, y estos operan en la producción de subjetividad a nivel social, podríamos pensar en la existencia de un subconsciente colectivo emocional que tiene su existencia en las máquinas. Un ser técnico-emocional independiente de nuestro ser biológico-social”.
«¿No pareciera tener más que ver con el aún misterioso funcionamiento del universo? A mi modo de entender, es algo que supera ampliamente nuestra capacidad, algo totalmente fuera del tiempo, algo que ya es en sí. La pregunta es, ya trascendimos? Y si trascendimos, qué es lo siguiente?»
La muestra da la sensación de estar en un museo con piezas arqueológicas, dispuestas de manera que funcionan aun siendo “residuos tecno-lógicos” de algo de lo que sucedió, como si nuestra evolución fuese la materialización de ese ser técnico-emocional o la simbiosis del uno con el otro, el biológico-social y este ser evolucionado se encontrara de frente con su propio origen.
Sigo prefiriendo la experiencia ante la experiencia editada, como esta nota… por eso les recomiendo que pasen por la muestra que puede visitarse hasta fin de mes en Pereyra Lucena 2589.
Selección de imágenes: PASTO galería / www.pastogaleria.com.ar
Gracias a Sol, Pablo y Cesar.
Xtra // Les recomiendo que pasen por la muestra retrospectiva de Marina de Caro en el MAMBA y cerca, sobre la misma avenida, la muestra de Nicolás Pontón en la Proyecto A galería.