Aparecieron coordenadas que mezclan buena cocina, diseño y experiencias especiales; bares con carácter, cafés con impronta y propuestas que se animan a romper con lo predecible. Aunque durante mucho tiempo la juventud la ignoró, hoy Recoleta empieza a avivarse.
Bimbi Nilo: ícono del resurgimiento de Recoleta.
¿La dieron por muerta? Recoleta se está prendiendo (y fuerte) con nuevas propuestas con onda de verdad (desde lounges secretos de vinilos hasta restaurantes, bares y cafés cero predecibles). Por Justina Gastaldi para MALEVA.
Por años, Recoleta fue ese lugar donde las propuestas culturales y gastronómicas para los jóvenes brillaban por su ausencia o se quedaban en lo de siempre. Un barrio elegante, clásico, con historia en cada esquina pero que, para muchos, tenía un pulso demasiado pausado, como si el tiempo avanzara a otro ritmo.
Pero algo está pasando: se está prendiendo (y fuerte). En los últimos meses, dejó de estar dormida y empezó a despertar con energía nueva y muy fresca. Aparecen propuestas que mezclan buena cocina, diseño y experiencias especiales; bares con carácter, cafés con impronta y propuestas que se animan a romper con lo predecible. Aunque durante mucho tiempo la juventud la ignoró, hoy Recoleta empieza a avivarse. Está lista para sorprender y para que todos – vecinos y no vecinos -, la miren con otros ojos.
En MALEVA, te contamos cuáles son nuestros elegidos.
«Aunque durante mucho tiempo la juventud la ignoró, hoy Recoleta empieza a avivarse. Está lista para sorprender y para que todos – vecinos y no vecinos -, la miren con otros ojos…»
1) Ada Buenos Aires: para volver una y otra vez, cocina creativa y hospitalidad. / Libertad 1198.
“Siempre quise tener un lugar para poder agasajar a mis amigos y darle de comer a gente que trabaja y disfruta”, le dice Pocho Álvarez a MALEVA, creador de ADA, la nueva apuesta gastronómica que ya es tema de conversación en Recoleta. El espacio, ubicado en una esquina estratégica del barrio, impacta desde el primer vistazo por su arquitectura moderna y su interiorismo cuidado, que logran un equilibrio entre lo minimalista y lo cálido.
La propuesta acompaña esa esencia: una cocina fresca y cercana, con sabores de todos los días reversionados con creatividad y pensados para repetirse. Entre sus imperdibles, ya hay clásicos que marcan identidad: la milanesa con fideos (con rebozados 100 % sin gluten), el flan mixto que remite a lo casero, y un hallazgo inesperado: el helado de medialunas, que se convirtió en el favorito de los curiosos.
ADA es de esos lugares que contagian energía: por la impronta de algo nuevo bien hecho, por la hospitalidad de su equipo y por la sensación de que cada visita tiene un aire familiar. Un rincón pensado para volver una y otra vez, ya sea a compartir un almuerzo rápido, una cena entre amigos o simplemente un postre distinto que se queda en la memoria. Encantaron en su primer local en Once y ahora la expectactiva en el barrio más parisino es total.
2) Rufino: una joyita de alma argentina escondida bajo un hotel top que se convirtió en un fenómeno gastro boca en boca en el barrio (sobre todo para los amantes de la carne pero con tremendas opciones de vegetales). / Quintana 465.
Con ya unos años firme en Recoleta, Rufino se consolidó como una joya gastronómica escondida que reinterpreta la tradición argentina dándole un toque más: algún detalle, un color, algún aroma que sorprende a los comensales. El diseño – con madera, cuero, hierro y detalles cálidos -, sus boxes íntimos, la música ambiental, y la barra de vinos crean un universo sofisticado que recuerda a un speakeasy de alto vuelo.
La carta, evolucionada bajo la dirección del talentoso Jerónimo Bichi, equilibra cortes de pastura cocinados con técnica contemporánea con tremendas opciones de vegetales protagonistas: croquetas, raviolones, zapallo relleno o gírgolas trufadas.
El boca en boca hizo de Rufino un punto de referencia en Recoleta, al que llegan vecinos, parejas, grupos y turistas para vivir una velada memorable.
3) Muyè: una magnífica casa centenaria, un jardín escondido con mística y una carta con sorpresas como una moqueca brasileña (en clave gourmet) / Ayacucho 1563.
Viéndolo desde la calle, Muyè parece un lugar tranquilo y discreto, casi escondido, pero por dentro es un oasis gourmet en pleno Recoleta, en una casona centenaria que alguna vez perteneció al sobrino del ex presidente Carlos Pellegrini. Restaurada con dedicación, conserva detalles originales que le dan carácter y la convierten en un refugio donde lo antiguo se mezcla con lo contemporáneo. Su jardín secreto, con mesas entre plantas y una atmósfera cálida, invita a quedarse y disfrutar sin apuro.
La propuesta, creada por Marcelo Boer y Fernando Bertuol, celebra la fuerza creativa de la mujer – Muyè significa “mujer” en bantú -, y eso se refleja en cada rincón: un ambiente acogedor, una carta con impronta casera y toques creativos, y sabores brasileños que atraviesan varias preparaciones. Desde la moqueca de camarones hasta la limonada con agua de coco, todo resalta por ingredientes frescos y vibrantes que acompañan desayunos, almuerzos, cenas y cócteles de autor.
Un detalle único recibe a los comensales: la carta incluye un texto escrito por el antiguo dueño de la casona que narra su historia y recuerdos. Ese gesto íntimo y poético revaloriza el espacio y convierte cada visita en algo más que una comida: una experiencia con alma, historia y sabor propio.
4) Bimbi Nilo: bajo la escalera, un lounge con vinilos (un hallazgo que querés guardar para vos y los tuyos, pero terminás compartiendo). / José León Pagano 2750.
Justo en el límite entre Recoleta y Palermo Chico, Bimbi Nilo es ese hallazgo que querés guardar para vos y los tuyos, pero inevitablemente terminás compartiendo con todos. Lo que empezó como el proyecto compartido de tres amigos hoy late como un lounge de espíritu vinilero, donde cada noche es una invitación a dejarse envolver por una banda sonora cuidadosamente curada.
Bajando las escaleras: el encuentro con un espacio detalladamente curado, con muebles y luces que con una mirada, te teletransportan a otro lugar y la música colabora con ese viaje. Durante la semana, el clima se moldea entre el staff y DJ invitados que se turnan para desplegar un mapa musical sin fronteras. Podés arrancar con un mood jazzero, pasar por un groove cálido del soul y terminar flotando entre beats electrónicos. Todo con esa cadencia porteña que hace que el tiempo se diluya.
El espacio, cálido y con guiños retro, invita tanto a la charla íntima como al buen momento entre copas con amigos. Una barra que se sirve en copa, vaso corto o lo que la noche pida acompañando la experiencia.
5) Sencillo Café: un lugar «con buena onda de verdad» y una carta breve pero riquísima. / Billinghurst 2050.
En esa cuadra que pedía a gritos un lugar vibrante, reluce – de ocho a ocho, de lunes a sábado -, el logo de neón en la pared de Sencillo Café. Sencillo, sí, pero con una estética moderna que abraza: ese tipo de espacio en el que podés quedarte un rato, sentarte en la barra o quedarte charlando mientras el día avanza.
Sencillo nace de una amistad entre tazas compartidas y charlas espontáneas; ahí encontraron las ganas de crear este refugio que hoy abre sus puertas a quien quiera conocerlo. “Queríamos un lugar afín a nosotros, para juntarnos a tomar un buen café con amigos y rodearnos de buena energía”, cuenta Fede, su dueño, a MALEVA.
Acá lo que importa es la gente. El servicio es buena onda de verdad, y para ellos la palabra “fidelidad” no está de adorno: “Tratamos de ser sencillos también con la gente, de generar lazos auténticos, donde cada persona se sienta cómoda y nos quiera elegir más de una vez”.
Una carta breve pero buenísima. Buscan la mejor simpleza, y lo lograron. Tienen hitazos imperdibles como la cookie de chocolate 70% con sal cítrica, el chipá y las medialunas.
6) Ochava Bar: diseño, comunidad y linda energía (ya el lugar favorito de los jóvenes en Recoleta). / Ecuador 1690.
Con apenas un año (y meses) en Recoleta, Ochava Bar ya es el lugar favorito de la juventud porteña que busca algo distinto: un lugar vibrante con propuestas que lo definen como “mucho más que un bar”. Su diseño es un mix perfecto entre lo moderno y lo cálido, con luces bajas y variedad de mobiliario que invitan a relajarse y conectar.
“Viví en Recoleta mucho tiempo y quería encontrar un lugar donde pueda ir a tomar algo tranquilo con amigos, con buena música y un ambiente que acompañe. Como no lo encontré, creé Ochava.” cuenta Facu, su dueño a MALEVA.
Además, Ochava no es sólo tragos y platitos, sino un espacio que impulsa encuentros culturales, con eventos, DJ sets y propuestas que lo vuelven un punto clave en la movida porteña. Acá se vive una experiencia que combina diseño, música, comunidad y buena energía para que cada salida quede en la memoria.
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Fotos: son todas gentileza para prensa de los locales mencionados.