Julián Gorodischer siempre buscó experimentar con las formas de narrar las historias que le interesaban. Como periodista trabajó en Página 12 y fue editor jefe de la revista cultural Ñ, del diario Clarín. Además, es autor de los libros La ruta del beso y Orden de compra, entre otros. Pero esa búsqueda lo llevó hasta el periodismo en cómic, un género que fusiona a la crónica periodística con los recursos de la historieta, y que se practica mucho en países con una larga tradición de cronistas, como los Estados Unidos.
En la Argentina todavía no existe un movimiento definido. En ese marco entra Gorodischer, que ya publicó historias de periodismo en cómic en las revistas Anfibia, Brando, Esquire (México) y Domingo (del diario mexicano El Universal), y se inscribe como un pionero en el país. Su último libro, Camino a Auschwitz y otros relatos de resistencia (Emecé), incluye tres nouvelles en formato cómic, en la que junto al dibujante Marcos Vergara (coautor de Camino a Auschwitz) el cronista indagó en su historia familiar para narrar hechos históricos con los que siente una conexión íntima. “El periodismo en cómic es la vertiente performática del periodismo. Hoy que está tan de moda la performance, acá el periodismo se pone en escena”, dice Gorodischer, sentado en el café del Malba.
¿Qué es el periodismo en cómic?
Es un lenguaje para narrar lo real a través de viñetas y texto. Existen dos líneas, el periodismo en cómic y la crónica gráfica. En realidad, cambia según el país. Yo estoy más dentro de la crónica gráfica, que cuenta la realidad con el lenguaje de la historieta. Me gusta más hablar de movimiento que de género, porque también incluye una actitud e ideología con respecto a la realidad. Baja el valor de verdad pero sube la creatividad y el contenido lúdico con respecto al lenguaje.
¿Cuándo lo viste por primera vez?
Lo conocí en Estados Unidos, donde hay un gran movimiento. Descubrí a Josh Neufeld, autor del libro New Orleans After the Deluge, una cobertura en cómic de los estragos que provocó el huracán Katrina. Me deslumbró porque tengo una imaginación visual y me acerco de esa manera a la realidad. La posibilidad de ser, como periodista, quien diseña la puesta en escena y tiene que reconstruir el marco a través del reportaje me pareció muy interesante.
«Para que una historia me interesa tiene que haber un drama intenso. Siempre tiene que tener un punto de contacto muy fuerte con mi propia historia, ya sea un acontecimiento histórico o contemporáneo. En Camino a Auschwitz yo sentí cada página como algo personal, con una vibración especial. No para rendir tributo a mis ancestros, sino para experimentar con las formas de narrar.»
¿Te parece una relectura del nuevo periodismo que surgió en la década de 1960?
Sí. Hay teóricos y críticos que coinciden en que retoma de una manera muy directa los postulados del nuevo periodismo. Jordi Carrión, un crítico y novelista español, habla de “nuevo nuevo periodismo”. El nuevo periodismo incorporaba las herramientas de la ficción para narrar la realidad. Esto implicaba desplegar mucho la escena, hacerla vivencial, experimentable. El periodismo en cómic, gracias a la posibilidad que brinda el dibujo, retoma aquel postulado y la posibilidad de ver a los personajes en acción, dialogando.
Hay que tener un gran poder de síntesis para que cada viñeta tenga mucho significado.
Exacto. La operación fundamental del periodismo en cómic es la síntesis, porque se trata de condensar en una viñeta un montón de sentidos, y la historia que se construye, bien a la manera del guión cinematográfico, es esencialmente elíptica. No es lineal. Te da la posibilidad de narrar mucho. Esa es la magia del periodismo en cómic, te permite hacer un vuelo rasante que sin embargo no es superficial porque te hunde en la escena.
«Hay teóricos y críticos que coinciden en que el periodismo cómic retoma de una manera muy directa los postulados del nuevo periodismo. Jordi Carrión, un crítico y novelista español, habla de “nuevo nuevo periodismo.»
¿Cómo reciben los lectores esta forma de narrar una historia?
Algunos lectores, sobre todo los argentinos, no están muy habituados al lenguaje de la historieta. En Camino a… prefiero hablar de un texto ilustrado. Otra característica del periodismo en cómic es la presencia del cronista dibujado, que le da verosimilitud. Necesitamos combatir la tradición de historietas vinculadas a la fantasía.
¿Te aburriste del periodismo tradicional?
Siempre pensé que quizás había elegido mal mi carrera, pero después concluí que iba a ponerle mi impronta. Siempre traté de hibridar. En el caso del cómic todo fluyó de una manera asombrosa. Creo que tiene que ver con mi cultura cinéfila
«Lo que más me interesó de este camino y de mis antepasados fue mi manera personal de decir que en la debilidad y la vulnerabilidad también puede haber una forma de heroísmo. También quise pensar la identidad poco explorada del judío sudamericano.»
¿Existe este tipo de periodismo en la Argentina o vos sos el primero?
Se hace pero sin ese nombre y con transgresiones mucho más fuertes de las que yo me permito, que ya están al límite de no ser periodismo. Creo que nadie explicitó su pertenencia a la tradición del periodismo en cómic. Yo sí, porque además de hacerlo soy teórico: estoy escribiendo una tesis sobre el género y otras formas de periodismo narrativo.
En Camino a Auschwitz narrás la historia de tu tía abuela, que murió en el campo de concentración. ¿Cómo llegaste a la historia?
Llegué a partir de un viaje que hice a Polonia sin la intención de escribir el libro. Fui a Cracovia y a Auschwitz a buscar faltantes de sentido en lo que era mi tradición familiar. Lo que más me interesó de este camino y de mis antepasados fue mi manera personal de decir que en la debilidad y la vulnerabilidad también puede haber una forma de heroísmo. También quise pensar la identidad poco explorada del judío sudamericano. No es un libro sobre el Holocausto, sino sobre los nietos del Holocausto. Yo no sabía qué iba a buscar y tampoco sé muy bien qué encontré. Es muy sanador cuando se puede constituir un relato en el que uno se explica, más allá de si ocurrió realmente así, algunas conductas familiares, maneras de vincularse con el secreto, el tabú, lo no dicho.
«En lo que es periodismo en cómic, yo recomiendo la lectura de Joe Sacco, Sarah Glidden, autora de Una judía americana perdida en Israel, y Matt Bors. De los hispanoamericanos, Gabriela Wiener, Jordi Carrión, Rodolfo Santullo y Daniel Alarcón.»
¿Cómo tomó tu familia el libro?
Todavía nos los vi, se publicó hace quince días. Es raro. Mi madre bien, pero porque se le mezclan las cosas. El libro está dedicado a ella y aparece como personaje. Creo que cualquiera que lo lea va a entender que ese mancillar de los héroes, de los mitos de nuestra familia, no es una provocación sino que busca reivindicar una historia personal.
En una entrevista hablaste de “la verdad esencial” que nombra el autor Joe Sacco, ¿a qué se refiere?
Si bien todo lo que cuento en Camino a… es no ficción, hay yuxtaposición de no ficciones. El Holocausto tiene muchos vacíos de información porque hay pueblos y archivos destruidos y los sobrevivientes ya han fallecido. En la línea generacional de nuestros padres hay mucho vacío informativo porque ellos mismos no quisieron saber o no tuvieron la posibilidad de preguntar. Entonces hay que apelar a otros discursos. Apelé a Si esto es un hombre, de Primo Levi (elegí la figura de Primo Levi como máximo testigo, lúcido y poético, de los campos), a La banalidad del mal, de Hannah Arendt, a La Farmacia del gueto de Cracovia, de Tadeusz Pankiewicz. Lo que se hace es rellenar esos vacíos con escenas de otras no ficciones. En ese sentido la identidad y la realidad de los acontecimientos se mantienen pero aparecen otros permisos que por ahí el periodismo tradicional no te brinda.
Camino a Auschwitz fue publicada en entregas en Brando, ¿cómo fue esa experiencia?
Fue una versión sintetizada. El lector argentino está acostumbrado a leer historietas de humor gráfico. La publicación fue central para el proceso que más tarde llevó al libro, porque Brando es uno de los pocos medios, junto con Anfibia, que se animaron a experimentar con este lenguaje. Y meter este tema en una revista de lifestyle es una apuesta de riesgo que retoma la tradición de revistas norteamericanas como Esquire o Vanity Fair. Acá somos más esquemáticos.
«El libro está dedicado a ella y aparece como personaje. Creo que cualquiera que lo lea va a entender que ese mancillar de los héroes, de los mitos de nuestra familia, no es una provocación sino que busca reivindicar una historia personal.»
¿Qué lecturas de periodismo en cómic recomendás?
Joe Sacco, Sarah Glidden, autora de Una judía americana perdida en Israel, y Matt Bors. De los hispanoamericanos, Gabriela Wiener, Jordi Carrión, Rodolfo Santullo y Daniel Alarcón.
¿Qué tiene que tener una historia para que la quieras contar?
Un drama intenso. Siempre tiene que tener un punto de contacto muy fuerte con mi propia historia, ya sea un acontecimiento histórico o contemporáneo. En Camino a Auschwitz yo sentí cada página como algo personal, con una vibración especial. No para rendir tributo a mis ancestros, sino para experimentar con las formas de narrar.
IMPORTANTE: CAMINO A AUSCHWITZ SERÁ PRESENTADO EL 2 DE JULIO A LAS 19HS EN EL AUDITORIO DE LA REVISTA ANFIBIA EN BELGRANO 768 3ro F