Identikit de una mujer que tiende a esquivar las presentaciones
Por Luciana Schnitman (¡También el dibujo!)
Me parece importante que sepan que presentarme no me resulta una tarea sencilla. En parte porque creo que estas situaciones, a veces, encasillan; hace falta tiempo para que las personas puedan conocerse. Además, los rótulos no son de mi agrado y tiendo a huirle a los formalismos.
Me cuesta presentarme, además, porque cuando lo hago no puedo evitar preguntarme un montón de cosas: ¿Qué nos define, qué nos hace ser lo que somos? ¿El nombre que nos pusieron? ¿El contexto en el cual aterrizamos en este mundo? ¿Nuestro cuerpo, nuestra edad? ¿Nuestros roles cotidianos? ¿Nuestras vivencias? ¿La profesión que elegimos? ¿Nuestra situación sentimental? ¿El lugar, ó los lugares, que habitamos? ¿Nuestros gustos? ¿Nuestra forma de bailar? ¿Nuestros anhelos? ¡Que difícil! ¿Cómo delimitar, con unas pocas palabras, algo tan intangible y profundo? ¿Cuál es la mejor manera de contar quien es uno cuando lo cierto es que somos, todos, un poquito de un montón de cosas?
Por ejemplo: me llamo Luciana. Mi segundo nombre es Michelle (me gusta creer que mis padres lo eligieron por la famosa canción de los Beatles). Nací hace casi treinta años en San Francisco, pero crecí en Buenos Aires. Entre varias otras cosas soy hija, hermana, nieta, sobrina, prima, amiga, amante y vecina. Por momentos también puedo ser “la ex novia de” o “la chica que sale con”. Soy vital. Inquieta. Busco experiencias nuevas todo el tiempo. Amo viajar; tengo una colección de guías de los lugares que visité y también de aquellos que me gustaría explorar en un futuro cercano. De vez en cuando fantaseo con largar todo e irme a dar la vuelta al mundo. Por ahora no me animé. ¡Amo comer! Y leer. Soy una lectora ávida y promiscua: suelo irme a la cama con varios libros a la vez. También es cierto que me encantan las flores y los cielos llenos de estrellas y que, si pudiera, me desplazaría siempre en bicicleta.
También soy una eterna y apasionada estudiante; como tal, tengo un rejunte de diplomas: uno me presenta como diseñadora de indumentaria; otro anuncia que completé satisfactoriamente un posgrado en marketing y comunicación de moda; un tercero cuenta que realicé una especialización en periodismo. Y la lista sigue, pero no es mi intención aburrirlos. Durante casi una década desarrollé diversas actividades vinculadas a la moda, pero dos años atrás empecé a despegarme para dedicarme a otras cosas que siempre amé. Cosas como dibujar, pintar, sacar fotos y escribir; cuatro puntos cardinales que me conducen, desde ese entonces, día a día, a nuevas e interesantes aventuras. Soy algo de todo esto, y también un poco de varias otras cosas.
Entonces: me conformo con haber delineado aquí un comienzo. Un punto de partida. El principio de lo que espero sea un placentero intercambio con ustedes, lectores. Un “hasta luego, hasta pronto, ha sido un placer, espero que podamos conocernos”. Extiendo la mano y abro, sigilosamente, una ventanita a mi mundo.