"HOY YA NADA ESCANDALIZA": ARIANA HARWICZ / ENTREVISTA A UNA ESCRITORA QUE HAY QUE LEER / POR NATHALIE JARAST

Ariana Harwicz
 
Ariana vive en Francia desde hace una década
 
Ariana Harwicz vive en medio del bosque a 120 kilómetros de París y asegura que la distancia es lo que la acerca a la escritura. Cada tanto regresa a Buenos Aires, donde nació en 1977, a visitar a su familia.  Es autora de tres aclamadas novelas, editadas por Mar Dulce y pronto sacará una cuarta, con su primer protagonista hombre. Conversó con MALEVA sobre el lenguaje en la escritura y la maternidad.
 
Tus títulos (Matate, amor; La débil mental; Precoz) son bastante provocadores, ¿por qué esta elección?
El título es siempre una marca de lectura, una puerta de entrada a las novelas. La principal, aunque después uno entra por los techos si quiere. En mi caso, los pienso como pienso las comas y la puntuación, como pienso cada palabra, cada acento, buscando que den con la medida justa de intensidad que necesita la novela. Ni más, ni menos.
Hace ya diez años estás radicada en Francia, ¿qué te atrae de este escenario?
La extranjería, la diferencia, lo incómodo que resulta ser un inmigrante, lo desagradable, lo atormentado, la doble lengua, la posibilidad de mirar de más lejos lo familiar. Irse es extrañar lo doméstico. El movimiento de vivir lejos ya es una manera para mí de acercarse a la escritura.
¿Cómo ves la escena literaria francesa en comparación con la argentina?
No la veo la verdad. Fui a Marchés littéraires, al de la Poésie, al Salón du Livre y presentaciones, pero se me escapa igualmente el mapa general de la escena. Eso me pasa en la afamada “rentrée littéraire”. Es abrumadora, entonces no puedo compararla con la escena argentina porque se escapan aspectos.
En una entrevista dijiste “Yo había empezado a escribir Matate, amor por las noches, en los intervalos de sueño y teta de mi hijo”, ¿cómo fue y cómo es tu proceso de escritura?
Fue así. Ahora que trabajo corrigiendo y leyendo la traducción de esa novela al inglés vuelvo a notar lo mismo. Esas noches, esa respiración entrecortada, agitada, ahogada fueron el origen del texto, su identidad. Escribirlo fue esa corrida al bosque ida y vuelta entre cada capítulo.
En las tres novelas trabajás sobre la relación entre madres e hijos e incluso cuestionás este vínculo, ¿por qué la reiteración en este tema?
Porque sí, porque los temas no se eligen y tampoco creo en los “temas”, en lo que creo es en un tratamiento de la lengua, en un tono, en la composición de una música.
MALEVA 1
¿Cómo es tu propia relación con la maternidad?
Así de intensa, de mágica, de esclavizadora, así de literaria.
Algunos críticos encuentran una trilogía entre tus obras, como si fueran una especie de continuación de las anteriores. ¿Estás de acuerdo con esta mirada?
Sí, a condición de que sea una trilogía involuntaria. Hay algo de cercar, de arrinconar, de acosar ese paisaje y los personajes que se mantiene y se extiende a lo largo de las tres novelas. Eso tienen en común. Como una cámara en paneo de 360 grados por un paisaje campestre y, sobre todo, por un paisaje sentimental.
En Precoz, además de romper con el modelo típico madre-hijo, hay una ruptura del lenguaje, de lo gramaticalmente correcto, ¿por qué la elección de este registro?
Porque la lengua y el lenguaje de una novela son su ideología.
“Muchos teóricos del arte dicen que ya no se puede escandalizar. Ya ha habido de todo en los museos: se ha defecado, copulado, se ha mostrado a un perro muriendo de hambre. El tabú ahora está en el cómo. En la manera de contar algo aún se puede generar una estética o una sintaxis que conmueva o escandalice», aseguraste una vez, ¿cómo buscás esta forma de contar?
Esa es la batalla del arte, la única. No sé si para escandalizar, porque de verdad ya nada escandaliza. Este es el siglo del horror adormecido. Si no, miren las niñas bomba y las decapitaciones en centros de consumo, Sohos, recitales para niños. Se limpia la sangre se saca la foto de rigor para Instagram y a seguir cantando y tomando cerveza. La gran tarea sigue siendo crear, recrear, reinventar, rearmar una lengua.
Recientemente fue reeditado en Argentina tu primer libro Matate, amor, ¿qué te genera esto?
Mucha felicidad de que estén las tres novelas en Mardulce, que se pueda leer, que vuelva a las librerías, circule y se lance otra vez a los lectores.
¿Qué nos podés anticipar de Racista, tu próximo libro?
Es sobre un hombre, un semi hombre, un cuasi hombre, anti-amo, acusado, aplanado, pero que intenta levantarse con el último aliento.  
¿Qué estás leyendo ahora?
Nací de Georges Perec
 
BONUS TRACK MALEVENSE: 
Un plato francés: Caracoles
Un lugar en el mundo: París
¿Qué te inspira? Los días de tormenta.
Fotos: gentileza Ariana Harwicz