A simple vista, pueden intimidar. Los hoteles cinco estrellas de Buenos Aires se caracterizan por estar emplazados en edificios suntuosos, que cuando no son sinónimo de historia y aristocracia porteña son grandes obras arquitectónicas modernas, y desde ambos extremos fascinan e intimidan a la vez. Entonces, no a cualquiera se le ocurriría entrar a pasear por sus pasillos y salones, sean los del Faena, el Palacio Duhau Park Hyatt o el Sofitel de Arroyo. Pero si se superara aquel miedo inicial, y se entrara en cualquiera de estos, aún sin reserva para comer o amigo hospedado al que visitar, el camino proveería hallazgos de lo más interesantes. Escondidos entre sus discretas paredes, negocios y locales venden sus maravillas en algunos de los hoteles de lujo de la ciudad. Y si bien estos espacios han existido desde siempre, la diferencia actual está en el criterio de selección que aplican las cadenas. Lejos de las joyerías clásicas -y aburridas-, he aquí un recorrido por los negocios de hotel en sintonía malevense.
«No a cualquiera se le ocurriría entrar a pasear por sus pasillos y salones, sean los del Faena, el Palacio Duhau Park Hyatt o el Sofitel de Arroyo. Pero si se superara aquel miedo inicial, aún sin reserva para comer o amigo hospedado al que visitar, el camino proveería hallazgos de lo más interesantes…»
Ubicado justo debajo del lobby del bellísimo Palacio Duhau Park Hyatt Buenos Aires, Solantu es un local con dos focos muy claros: la sustentabilidad y el diseño sofisticado y moderno. A partir de la compra de un campo con bosques vírgenes en Chubut, el matrimonio de Silvia Gold y Hugo Sigman descubrió la belleza de trabajar la madera de árboles caídos para realizar piezas únicas creadas por artesanos de la zona según técnicas tradicionales. Así nació Solantu, donde maderas como el radal, apreciada por su distintivo color gris y su veta moteada, o el ñire y la lenga son apreciadas en joyeros, cajas, bowls y floreros, entre otras piezas únicas. Pero además, la marca se especializa en cuero de yacaré, que provee a partir de una granja modelo en Corrientes y del que se logran carteras, bolsos de viaje, necessaires, billeteras, cinturones, monederos y agendas. Todo, con un diseño exquisito, de líneas despojadas pero concretas, en el que lo primordial es la nobleza de la materia prima. Visitado por huéspedes extranjeros pero sobre todo por locales que una vez que conocen la marca retornan encantados, los precios pueden variar en el amplísimo rango de $300 a $92.000. Para todos los rangos y bolsillos, pero con un mismo criterio de ética y estética.
En el Faena Hotel, absolutamente nada está librado al azar. Por eso no sorprende que, en lugar de albergar alguna marca, hayan optado por crear el propio espacio. Esa función cumple La Boutique, un local donde cada producto fue elegido por el hotel, logrando una curaduría exquisita que transmite a la perfección su estilo y personalidad. Con un ojo atento a lo no convencional, el negocio propone productos de diseño de autor, colaboraciones especiales, ediciones limitadas y productos y obras de talento local. Algunos ejemplos: una fragancia especialmente diseñada para el hotel por Arkadia (con esencia natural de pino, madera de guayaco y cedro, sándalo y rosas, $350), un poncho argentino tradicional de la marca Ceferina ($2500), un cenicero de cristal trabajado por el artesano De Martiis ($3900), unas botas de polo de la tradicional Casa Fagliano ($9500) o un clutch hecho a mano por la diseñadora Pimpi Smith ($8000). Solo cinco opciones, pero que representan a la perfección el nivel de detalle y excelencia al que aspira el hotel.
También en el subsuelo del Palacio Duhau, la empresa Diseño en Flor aporta el local “La Florería”, una interesante opción por la cual entrar a visitar el hotel. Sobre una consola larga, distintos arreglos perfuman y adornan la entrada al Paseo de las Artes, pero no tantos saben que su función no solo es embellecer sino también vender. Es que además de encargarse de los arreglos florales de todas las habitaciones y de los de los eventos internos del hotel, la empresa provee bouquets de novias, asesoría para eventos externos y venta a particulares, sean huéspedes que quieran sorprender a sus mujeres o locales que pasaron a comer o a tomar algo (o que recordaron tarde que necesitaban llegar con flores a algún lado y encuentran su salvación en los amplios horarios del negocio, de lunes a viernes de 7 am a 9 pm y los sábados de 10 am a 6 pm).
Es claro que la propuesta de Delgè encuentra su público predilecto en los hoteles. Es que esta joyería moderna pero atemporal, de productos que podrían denominarse como “nuevos clásicos”, tiene sucursales tanto en el Four Seasons como en el Sofitel Arroyo. Su interés en estas locaciones tiene sobre todo que ver con su público, mayoritariamente extranjero. “El argentino es un consumidor complicado, porque es un público ‘marquero’. Es difícil que compren una cartera sin marca, quizás prefieren una Louis Vuitton o una Céline”, expresa Ignacio Patanian, dueño y creador de la empresa. Sin embargo, sus productos tienen razones de sobra para ser apreciados por su propio valor. Con énfasis en lo autóctono pero sin perder de vista el diseño, Delgè ofrece joyas con rodocrosita (una piedra semi preciosa oriunda de Catamarca) y otras piedras sudamericanas, brazaletes, accesorios y carteras de cueros exóticos como mantarraya, cocodrilo o yacaré y camperas de oveja, entre otros ítems de lujo “con un aire clásico pero sin perder de vista la vanguardia”.
Finalmente, el Palacio Duhau vuelve a decir presente con un espacio que combina el talento de dos reconocidos artistas argentinos. En el novísimo Palacio Duhau Art Design (abrió hace apenas dos semanas), unas amplias vitrinas seducen a los visitantes con creaciones de Pérez Sanz y Marcelo Toledo. Aunque sin vendedor a la vista, el sector fue pensado de modo que cuando un posible cliente encuentre algo que lo atraiga, la conserjería del hotel pueda proveer asesoría. Entre los posibles atractivos se encuentran ítems de bijouterie, joyas con plata, perlas y piedras semipreciosas, accesorios como la ya clásica flor de plata del orfebre Toledo, cajas para habanos, carteras de cuero y hasta lupas que son toda una obra de arte, entre varios otros productos “bien argentinos en sus materiales pero con diseño y espíritu sofisticado”, apuntan desde el hotel. Los precios están a la altura del talento: cubren un abanico de entre $10.000 y $120.000.
Fotos: gentileza Faena Hotel, Palacio Duhau Park Hyatt, Delgè