Entre el centro de San Isidro y el Tigre, este territorio de zona norte donde se respira aire y ambiente de Río (ya más río Luján que Río de la Plata), a veces suele pasar inadvertido y es más una zona de paso para quienes visitan (o incluso viven en) zona norte. Sin embargo, con su atmósfera residencial, sus árboles añosos, bastiones de historia y estilo como la legendaria residencia de Victoria Ocampo, Beccar y Punta Chica son un lugar increíble para desconectarse, bajar un cambio y encima ahora explorar un montón de nuevas posibilidades para pasear, comer rico, y tomarse algo. Estas son los lugares que tienen que saber que existen cuando se den una vuelta por allí.
Enfilar hacia Zona Norte ya nos pone en mood de vacaciones; la ciudad va quedando atrás, nos escolta el río y la naturaleza dice presente. Vemos más cielo y más copas verdes. A la altura de Punta Chica, donde Libertador está techada de árboles, nos espera Gratitude. Vivir & disfrutar es el criterio curatorial de Lili Callea, arquitecta y diseñadora gráfica que reúne en el multiespacio todo lo que le gusta y hace bien: cocina saludable, bazar, plantas, flores, yoga y meditación. La barra de jugos es una invitación a llevar una rutina más relajada, a detenernos un momento y elegir entre Ser fresco (apio, manzana, menta y naranja), Ser pasión (arándanos, moras, frambuesas y frutillas), Ser tropical (mango, albahaca, naranja y miel), Ser energizante (palta, kiwi, manzana y espirulina), Ser Power (banana, maca y leche). Si no sabés dónde encontrar açai en Bs. As., este el point (viene con granola casera); también sirven tés orgánicos, pastel de quinoa y un largo menú veggie.
El lettering está a full en Gratitude, que lleva inscripciones en las paredes, sillas y mesas, así como frases en vasos y porcelanas, todo es una inyección de actitud positiva. “Creo que cada día la vida nos ofrece infinitas oportunidades para agradecer al Universo por todo lo que nos da.” Si te querés trasladar a otra dimensión, cada tanto organizan armonizaciones sonoras, un paseo por la música a través de un ensamble de instrumentos africanos y vibraciones.
Av. del Libertador 3180, Punta Chica, tel: 4744-2151
“El nombre es un poco por la comida y otro tanto por las plantas. Como centro de mesa tenemos varias, y algunas más en el patio”, cuenta Elisa, que antes de abrir su propio local trabajó en una fábrica de chocolates española. La herencia dulce se nota en la pastelería artesanal, que brilla con grandes clásicos norteamericanos (la cheese cake de Oreo es explosiva). Almuerzo con ensaladas creativas, hamburguesas caseras de salmón en un jardín divino en plena Avenida Libertador, combos merenderos, happy hour de tortas y brunch los domingos hasta las 15 con huevos revueltos con panceta, scons caseros con una selección de dips y degustación de petit gâteaux en un reducto de armonía (con corazones, pompones y vajilla vintage) que tiene apenas 4 meses de vida. Apuesta fuerte la de Eli, Susana y Marcelo (ex catering Eat) a sólo metros de la tradicional Esquina Canela, el rey de los cuadraditos para llevar que ahora también tiene lime pie, chococheese y mouse de maracuyá.
Suculenta: Av. del Libertador 2555, Punta Chica, tel: 4745-5055
Esquina Canela: Av. del Libertador 2701, Punta Chica, tel: 4746-3070
El clásico del Bajo de San Isidro tiene una sede en Punta Chica. Además de bike friendly (la melonada y la sandia frozen son ideales para un stop-over en el paseo por la bicisenda del Tren de la Costa), es pet-friendly. La terraza es divina para una tarde de otoño entre naranjos, y el interior también, el sol entra por las ventanas de un ambiente acogedor como un living, con nueva deco de ladrillos a la vista y muebles de estilo. Café correcto y recién molido.
Gral. Arias 3698, Punta Chica, tel: 4732-0774
El mundo surrealista de la escultora misionera que trajo a Dalí y a Joan Miró a San Isidro, ahora exporta a Japón. Un universo paralelo que nos extrae de la realidad y nos lleva a un deck intervenido y a una pileta donde puede pasar de todo. Con bombos taiko y danzas okinawenses, acaba de inaugurar “Japón, de lo ancestral a lo contemporáneo”. Una colección privada de kimonos tradicionales, acuarelas y sumi-e (pintura monocromática en tinta); más una agenda abierta de actividades que nos acercan a esta cultura milenaria que tuvo fundamental influencia en las vanguardias europeas. Cuentos zen, ceremonia del té, clases de sushi y de bonsai, proyecciones de animé y origami para niños hasta el 17 de mayo.
Av. del Libertador 17.426, Beccar, tel: 4732-2585
Individuales de papel, gaseosas de litro y medio, soda en sifones y mucho futbol. En los banderines, en las fotografías en blanco y negro de equipos retro, en la vitrina de copas abrigadas con la albiceleste. Una placa en la vereda nos recuerda que este espacio auténtico fue fundado en 1930. Se llama así mismo Restaurante Argentino, sirve ravioles (con tuco, pesto o crema de hongos), milanesa a la napolitana, flan casero y postre vigilante, entre placas con fileteado porteño. Con estilo cantina de club, hace 35 años que El Ribereño reúne familias y amigos en una noche de bodegón. Sencillo y genuino, alegra por sabores auténticos y convence por buen precio. Un rincón típico de Buenos Aires en Zona Norte. La especialidad de la casa es el osobuco con cappelettis, que como las rabas y otros tantos platos están fuera de la carta, te enterás de boca en boca o porque te lo cuenta el dueño, que deambula entre las mesas para saludar a los socios fieles.
El Ribereño, Chile 193, San Isidro, 4747-2269
El Galpón de Tacuara es un espacio cervecero con mucha onda que nació de la idea de un grupo de amigos. Está ubicado en un espacio enorme que era una ex maderera. Lo que al principio fue una pequeña fábrica de cerveza artesanal derivó hoy en uno de los biergarten más interesantes y concurridos de zona norte. «La idea es que la gente se sienta como en casa», le explicaron a meses de abrir a MALEVA. Ipa Sanfer (por San Fernando), Honey Nitro Pooh y demás cervezas producidas en el lugar, además de doce canillas de otras microcervecerías amigas. También hay ricos platos: tapas, pizzas, panchos con distintas salsas y platos un poco más elaborados como el sandwich de bondiola braseada, entre otros. Suena mucho rock y temas más punch que acompañan bien el ambiente de fiesta. Detrás, un inmenso mural del gaucho Tacuará, custodia las noches cerveceras.
Boretto es un wine bar chiquito pero con estilo, en una esquina de Libertador, en Beccar. Muchos de sus vinos están a precio de vinoteca, y es amplia su variedad de etiquetas, buscando un equilibrio entre lo clásico y lo más osado. Con frecuencia organizan degustaciones de distintas bodegas (por ejemplo de los vinos de Matías Riccitelli). También apuntan a ofrecer una variada propuesta gastronómica, desde la mañana hasta la noche. Pastas italianas (los ñoquis y los sorrentinos parecen increíbles), también son muy aplaudidas sus hamburguesas y su Tagliatta. No dejen de probar tampoco su ensalada de salmón. En Boretto, asimismo, se enorgullecen de su café preparado con profesionalismo, digno de un barista.
En una casa de Beccar (consultar dirección por redes) se encuentra uno de los puntos más gravitantes del arte de la zona: María Casado Home Gallery. El lugar, que se define simplemente como “un espacio de arte alternativo», abrió sus puertas hace más de una década y hoy pasan por allí algunos de los artistas más notables del arte contemporáneo argentino. La casa, con un increíble jardín al que también se puede acceder durante los vernissages privados, te hace sentir en California pero a cuadras del Río de la Plata, mucha más data de María Casado Home Gallery en esta nota malevense: http://bit.ly/1ZeDhxK