«Hay que vivir y dejar vivir» / Entrevista #BlancoYNegro a Hernán Cattaneo

¿Qué le gusta (y qué no) al DJ argentino que es una eminencia de la música electrónica en el mundo (y acá también)?/¿Cuál es su rincón preferido en Buenos Aires?/¿Cuáles son sus pequeños placeres hedonistas?/¿Qué país lo decepcionó y qué snobeada no se banca más?/Además: su alegato contra el Whatsapp

Vida de gira: el Dj argentino más importante se toma hasta doscientos aviones al año 

 

«Hay que vivir y dejar vivir» / Entrevista #BlancoYNegro a Hernán Cattaneo. Por María Paz Moltedo. Fotos: Juan Pablo Soler.

Nos dio un rato para charlar una mañana en La Pianca Bistró, en Vicente López, pero 24 horas después ya tenía que estar en Boston, para después tocar en un barco por las aguas de Manhattan en Nueva York, y pasar de ahí al Burning Man en el Desierto de Nevada. La lista sigue por Toronto, Montreal, Buenos Aires, Brasil, Europa, Colombia, Australia, Japón, Indonesia, Córdoba. Hernán no para de viajar por la vida con una buena energía que seguramente, más allá de su talento, lo catapultó a ser el DJ del momento en todo el mundo, y a ser nombrado «Ciudadano Ilustre». A los cuatro años ya tenía pasión por la música, a los 12 era DJ en fiestitas, y hoy a los 54 agradece vivir de lo que le apasiona y haber llegado a donde llegó, aunque humildemente aclara, que «este es un juego que tenés que jugar, y saber que ni sos un genio ahora, ni fuiste el diablo antes«.

«Mi barrio preferido de Buenos Aires para perderme sin rumbo es Caballito. Yo nací y crecí allí, y bueno, viste que el barrio tira siempre. Ahora hace muchos años que vivo dando vueltas por el mundo, pero si pienso en un barrio, pienso en Caballito. Si vas por la calle Pedro Goyena, es un barrio muy tranquilo, me gusta caminar por ahí…»

¿Qué rincón o barrio porteño es tu preferido para pasear sin rumbo?

Yo nací y crecí en Caballito, y bueno, viste que el barrio tira siempre. Ahora hace muchos años que vivo dando vueltas por el mundo, pero si pienso en un barrio, pienso en Caballito. Si vas por la calle Pedro Goyena, es un barrio muy tranquilo. Me gusta caminar, perderme entre las callecitas.

¿Qué rincón o barrio porteño te lima y no te bancás?

La calle Florida, y todos los lugares donde hay demasiada gente, demasiado ruido.

Frente a una barra ¿qué te pedís sí o sí?

No tomo ni vino ni cerveza ni champagne, lo máximo que puedo llegar a tomar en una fiesta es un cocktail, una caipiriña, pero muy poco; tiene que ser muy dulce para que tape el sabor del alcohol. Tomo en esas situaciones, pero solo para no desentonar. Sino yo siempre tomo agua.

¿Qué trago jamás te pasaría siquiera?

Un whisky, no probé pero no me gusta ni el olor ni nada. Debo tomar alcohol muy pocas veces al año, cuando tomo es porque estoy con mi mujer y amigos; no porque esté bien o mal, no me gusta, ni siquiera es una tentación. Si hablamos de comida sí, no como todo lo que quiero porque engordaría mucho.

Buenos Aires me encanta que últimamente…

Qué difícil decir algo que me encante en este tiempo que estamos viviendo. Me encanta que volví a ver a muchos amigos.

Buenos aires no me gusta que últimamente…

La gente vive cada vez peor.

¿Qué es plan sí o sí para vos?

Venir de un tour, estar un fin de semana en casa con mis hijas y mis amigos, y hacer un asado.

¿Qué es un no plan si te lo proponen?

Yo soy bastante easy going, me subo a cualquier plan, pero diría que un no plan puede ser viajar, cuando no tengo que trabajar. Porque tomo como 200 aviones al año, entonces en vacaciones me gusta quedarme tranquilo con mi familia.

«La música muy pesada no me gusta, me gusta el rock pero no el heavy rock. Y el reggaetón no me gusta nada, me parece re obvio, en cambio hay música latina y brasilera espectacular. Yo tengo hijas y escucho eso de «que te apoyo» y qué sé yo ¿Qué necesidad de decir todo el tiempo eso…?»

¿Tu plato preferido e irresistible?

El Rogel. Mi preferido es el de «Máxima».

¿El plato que te deprime si lo ves llegar a tu mesa?

No sé si me deprime algún plato. Soy un gordito, como de todo. Pero los «chickenitos», esas cosas que comen los chicos que no es comida; la comida chatarra me deprime.

¿Qué ciudad del mundo te voló la cabeza sin que lo esperaras?

Tokio, porque es como ir a otro planeta, casi todas las cosas son diferentes. No todas son mejores, pero las que son mejores son increíbles, y tiene eso de que te podés perder ahí y no sabes dónde aparecés, y nadie habla inglés ¿Viste la película Lost in Translation? es exactamente así, está un poco exagerado para que sea más gracioso, pero no mucho, eh. Es así de divertido, así de bueno y así de interesante.

¿Qué ciudad te decepcionó?

Alemania no me gusta mucho, admiro su eficiencia, pero creo que el precio de eso es una rigidez y una seriedad que no me va. Me pasó en Berlín, en Frankfurt, en Múnich y hasta en los aeropuertos. Soy mucho más fan de Holanda que tiene la eficiencia alemana pero son muchísimo mas divertidos, es un lugar donde todo funciona y hay una onda impresionante. A mí me gusta el mundo que funciona, porque ya viví muchos años afuera y me doy cuenta que el caos de acá es divertido solo un ratito.

¿Cuál es tu ritual hedonista de la semana?

Llegar de viaje, llamar a Máxima, que me haga un rogel, y comérmelo con una de mis hijas. En un minuto lo liquidamos.

¿Cuál es tu momento más estresante de la semana?

Yo hago todo lo posible para evitar el estrés, y tengo la suerte de tener una vida bastante acomodada. Un año para adelante yo siempre sé lo que voy a hacer, porque así es la vida de un DJ que viaja. Prefiero hacer menos cosas pero que todo tenga su tiempo, su momento, y evitar el estrés a toda costa, porque yo creo que es el peor enemigo del ser humano. Toda la gente que se enferma es porque está estresada. Cuando era chico pasé por momentos de mucho estrés; y creo que una de las mejores cosas de ser más grande, es que aprendés a simplificar las cosas que te importan y te hacen feliz: te queda menos tiempo de vida, pero la que te queda la vivís mejor. Si me hubieras hecho esta nota cuando tenía 30 no te hubiera dicho estas cosas. Ahora tengo 54 y aprendí un montón, de mi mujer, de mis hijas.

«Tokio me voló la cabeza porque es como ir a otro planeta, casi todas las cosas son diferentes. No todas son mejores, pero las que son mejores son increíbles, y tiene eso de que te podés perder ahí y no sabes dónde aparecés, y nadie habla inglés ¿Viste la película Lost in Translation? es exactamente así…»

¿Adónde volvés una y otra vez?

A Grecia, a las Islas Griegas, es un lugar súper simple, cero jet set, con un barcito que lo atiende el dueño, no hay menú, te hacen de comer la comida del día; los tipos griegos son muy latinos, así como los italianos del sur. Si mañana dejara de trabajar de DJ, a Grecia y a Japón volvería siempre.

¿De qué lugar te cansaste?

De China. Porque me cansé de ir y ver que no les gustaba lo que yo hacía. Te contratan igual, porque tenés cierto status, pero vos a la gente la mirás a los ojos cuando estás poniendo música y te das cuenta de que no es lo que les gusta. Los están forzando a que les guste la cultura occidental, y no. Yo te puedo decir DJ’s buenos de Turquía hasta de Australia, pero de China no, no les nace. Cuando era soltero y no tenía hijas trabajaba todo el tiempo que podía, y como tuve éxito internacional ya grande, valoré todo siempre un montón, entonces, nunca digo que no a nada. Si me hubiera pasado esto a los veinte, me hubiera medio malcriado; pero al contrario, como al principio lo pasé mal, valoro mucho más todas las ofertas que me hacen.

Te la pasarías comprando todo el día…

Música. Y cosas ricas.

Irías sí o sí a una fiesta que tuviera…

Un DJ que me guste, como por ejemplo Danny Howells.

No irías ni loco a una fiesta que tuviera…

Música que no me guste como el reggaetón. Si pusieran heavy metal tampoco iría. Para mí la música es muy importante. Si mi mujer me dice que quiera ir a ver tal cosa, «bueno, vamos». Es muy fan de los Stones, y las dos veces que fui, fue por ella. A mí no me gustan, los respeto, pero me gusta mucho mas Pink Floyd; fui a ver a Roger Waters feliz.

¿Cómo es tu playa perfecta?

Tranquila y con agua no muy fría, bah, con agua calentita, tipo Formentera. Todo el mundo piensa que para estar en una playa con agua perfecta hay que irse hasta Maldivas, pero no, Formentera, no es que sea acá nomas, pero es al lado de Ibiza y es espectacular. En cambio Ibiza está como «lasveguizado», mucho brillo, mucho millonario, era hippie, después paso a ser hippie chic, y ahora ya es de nuevo rico.

«La música que me hace bailar sí o sí es la electrónica, pero también me gusta el swing, el jazz, el reggae. Puedo bailar Frank Sinatra también. Hay un tema de Harry Connik, que se llama «We are in love» que está buenísimo; es como un «tema de pareja» que tengo con mi mujer y lo hemos bailado. Está en «When Harry met Sally»…»

¿Cómo es una playa de la que huirías?

Creo que huiría de una playa así, donde haya gente y no puedas estar tranquilo. Yo no soy fan ni de la arena ni del mar, pero disfruto más si voy a una tranquila, un lugar donde puedas respirar, tener tu espacio.

¿Qué música te hace bailar sí o sí?

La electrónica, pero también me gusta el swing, el jazz, el reggae. Puedo bailar Frank Sinatra también. Hay un tema de Harry Connik, que se llama «We are in love» que está buenísimo; es como un «tema de pareja» que tengo con mi mujer y lo hemos bailado. Está en «When Harry met Sally».

¿Qué música te resulta inbancable?

Muy pesada no me gusta, me gusta el rock pero no el heavy rock. Y el reggaetón no me gusta nada, me parece re obvio, en cambio hay música latina y brasilera espectacular. Yo tengo hijas y escucho eso de «que te apoyo» y qué sé yo ¿Qué necesidad de decir todo el tiempo eso? Pero bueno, otro debe pensar que no hace falta lo que hago yo. Así que, hay que vivir y dejar vivir.

¿Algún artista al que le declararías tu admiración?

Un montón. David Gilmore, el guitarrista de Pink Floyd, por lo que transmite con la guitarra, lo escuché a los cinco años por primera vez gracias a mis hermanas. Me quedó ahí, me marcó.

«En los últimos cinco años me volví mucho más simple en las cosas que me gustan, no me quedé con ninguna extravagancia, pero alrededor mío las veo todo el tiempo. En la cocina, en los restaurantes hay mucho de eso, de chamuyo. Me parece que de la realidad al plato, a veces hay mucho humo; para mí las cosas más ricas son las más simples…»

¿Qué artista no te mueve ni un pelo su obra?

Un montón. Lo que pasa es que no les doy ni pelota, yo me ocupo de lo que me gusta. No me gustan los artistas que hacen música obvia o chabacana, no sabría poner un nombre. ¿Quién es el ídolo del reggaetón? Ni idea. Pero a su vez tampoco es que los odio, es un tema de estilo, más que de persona. Es más lo que cantan, capaz que el pibe es un divino. También me pasa al revés, yo toda la vida fui fan de Michael Jackson y ahora que veo a su persona, lo miro medio de costado.

¿Tres restaurantes preferidos?

Le gourmet, en la Isla de Rodas, en Grecia; uno que se llama Keiko, japonés, en Ámsterdam, y de acá, 1893, la pizzería de Danilo Ferraz, mi amigo, que es DJ también, aficionado.

¿Una muestra de arte en la que hayas flasheado?

En la de Pink Floyd, que estuvo en Londres y en Madrid, súper recomendable. Cuando vos vas a esos lugares ves fotos, momentos, que si sos muy fan como yo te transportan por completo. A mí me gusta mucho esa época de la música. Veo un documental de Woodstock del ’69 y digo, «wow, lo que debe haber sido vivir en esa época, con qué poco hicieron cosas increíbles». Hay una muestra de David Bowie muy buena también.

¿Un pueblo de Argentina al que te gustaría teletransportarte ahora?

Villa La Angostura. Me gusta el paisaje, la tranquilidad, le encanta a mi familia, sé que ahí estamos todos contentos y tranquilos. Tenemos amigos que tienen casa ahí. Sino Córdoba también me gusta muchísimo.

¿De qué viaje volviste siendo otro?

La primera vez que salí de la Argentina, que fui a Europa y Estados unidos, en una misma vez. Hacía años que quería viajar pero no tenía plata; un día me harté, vendí el auto y me fui, y en un mismo viaje conocí DJ’s, disquerías, fue en el ’91. Me cambió todo, porque vi no solo a nivel cultural y social lo que era el resto del mundo, sino también porque conocí DJ’s de un nivel estratosférico comparados conmigo, y entendí que me faltaba un montón, pero que quería llegar ahí. Era como si cuando yo tenía 25 años hubiera visto un DJ como yo soy ahora. Me llevó 20 años de remar y llegar a donde estoy.

¿Alguna snobeada que no te banques más?

En los últimos cinco años me volví mucho más simple en las cosas que me gustan, no me quedé con ninguna extravagancia, pero alrededor mío las veo todo el tiempo. En la cocina, en los restaurantes hay mucho de eso, de chamuyo. Me parece que de la realidad al plato, a veces hay mucho humo; para mí las cosas más ricas son las más simples. Pero las cosas que no me gustan realmente son otras: no me gusta la violencia, la mentira. Me da igual lo que hacen los demás a nivel estético.

¿Cuánto tiempo por día le dedicás al whatsapp?

Mucho más de lo que me gustaría. Creo que se convirtió en una maldición, porque empezó siendo algo cómodo, pero ahora te mandan todo por ahí, lo que es trabajo también, y no encontrás los mensajes. Para mí es, «sí, no, bueno chau», no me va el choclo de audio de cuatro minutos. Me molesta porque siento que desatiendo otras cosas por tonterías de whatsapp. Yo siempre me pregunto si en algún momento todos nos daremos cuenta que en el fondo es una pérdida de tiempo. Así como todos aprendimos que fumar hace mal y muchos dejamos, esto también hace mal, pero quizás de una forma más invisible.