Por tercer año consecutivo, los que disfrutamos mucho de beber y comer sabroso tenemos nuestro fin de semana en el paraíso, ubicado en pleno Palermo Hollywood. La edición 2014 de la Feria Masticar empezó el jueves al mediodía y allí estuvo Maleva para probar, escuchar y elegir qué de la inmensa oferta no se puede dejar pasar. Entendemos que los rankings son crueles y que entre las opciones que ofrecen los 40 puestos de comida, algunas tienen que quedar injustamente afuera, como el perfecto carpaccio de trucha del debutante Basa, el clásico trío de crocantes de EAT 2.0, el cheescake de dulce de leche de Yeite, el chorizán de La Cabrera, su versión oriental «Chorichang» de Manduque o las ostras de Crizia, entre otros. Aquí, nuestras recomendaciones. Una más sublime que la otra.
Estos son nuestros diez elegidos de Masticar 2014:
¿Por qué?
La mejor presentación de la feria se la lleva sin dudas la salchicha parrillera de cordero de Los Petersen que viene envuelta en una cajita que al abrirse despliega mil colores y texturas formadas por puré de papas, arvejas con menta, cebollas caramelizadas, brotes, salsa de tomate casera y, agrega Roberto Petersen, “amor, prosperidad y salud”.
¿Por qué?
Todo está bien en este plato de Germán Martitegui. Desde los ingredientes de estación hasta lo lindo que se ve sobre el mostrador negro impoluto. Se trata de una galleta finita de cereales con una pasta de arvejas, con abundantes habas, espárragos y flores. Una experiencia veggie que no se parece a nada.
¿Por qué?
El grupo Gipponi-Rastellino no deja de tener audiencia a toda hora. Un poco por el carisma de Cecilia Spinetto, otro poco porque todo el que pase cuenta con crayones y lápices para dibujar un langostino que queda pegado en su pared hasta que termine Masticar, y otro poco por su materia prima bien carnosa. Imperdible el arroz Carnaoli orgánico de Corrientes con langostinos. ¿De condimento? Verdeo y ají. Nada más.
¿Por qué?
Narda coordina, Narda se saca fotos, Narda le hace chistes a los chefs que se esconden entre las gradas y Narda también cocina. Además de sus choclos con queso y picante, esta vez tiene un cerdo desmenuzado con verdes, mucho cilantro, maní y relish de pepino envuelto en un pan lavash muy suavecito.
¿Por qué?
150 gramos de tapa de asado van en cada pancito de mandioca apto para celíacos (y tienen 120 kilos listos para ser horneados durante la feria). Se sirve con el típico relish de mostaza y pepinos agridulces y es un hit asegurado. Tardan un poquito en salir pero cada lonja está cortada con cariño y precisión.
¿Por qué?
Para los que todavía no probaron el kale, este es su momento para enamorarse del verde que es furor en Estados Unidos hace rato y acá se consigue en el barrio chino de Belgrano y en algunos restaurantes, como el de la encantadora Jessica Lekerman. En Masticar viene en un cono, bien crocante y salado sobre coleslaw, chutney de tomate y bolitas de lenteja y arroz yamaní. ¿Algo más?
¿Por qué?
El plato que prepara Fernando Trocca esta edición es una carne braseada muy especiada que se podría desarmar con una cuchara, acompañada por cebada. Cuando le preguntamos a Trocca qué tiene de especial, su respuesta fue directa: “es la mejor carne que hay”. Se sirve en un plato mini que parece hecho con origami y deja lugar para seguir probando.
¿Por qué?
¿Ubican la tapa de Some Girls de los Stones? El puesto de Pablo Massey y el Zorrito Vön Quintiero viste una réplica gigante que funciona como imán. La versión de este año de su pollo al spiedo viene en una creppe de harina de mandioca y almidón de maíz, con panceta crocante, cilantro, limón y alioli. De textura suave y sabor complejo, es de los primeros ítems de la feria en agotarse cerca de las 22.
¿Por qué?
Este año Donato no trajo pizza frita pero sí su megáfono y otro clásico tano, esta vez siciliano: cannolis siempre frescos con masa finita y el obligado relleno de ricota, pistacho, chocolate y pedacitos de naranja confitada. La declaración de Micaela, que cocina con el chef, resume un poco todo: “bardo del bueno va a haber, seguro”.
¿Por qué?
Los reyes de la comida vegana, comandados por Máximo Cabrera, se consagraron con este brownie que les tomó ¡ocho años! de trabajo. Es que lograr la consistencia de un brownie, bien húmedo y con fuerte sabor a cacao sin ningún ingrediente lácteo y sin horno no es tarea para cualquiera. Semejante preludio no le queda grande y el que lo pruebe volverá por más, al menos en sus sueños.