«Este es mi mundo», entrevista a Nacho Elizalde desde Casa Tranca, su flamante local (infinito) en Palermo

Capitalizó su exposición en Luzu para crear proyectos que lo representan: la fiesta Polenta, la ropa de Tranca, los sanguchitos de miga de Jueves y la birra Perro/ ¿La novedad? Casa Tranca: el espacio que resume “el mundo de Nacho”/ Le afecta el hate en redes, pero confesó que “un poquito me gusta que me cancelen”/ Caprichos y la locura de cumplir sueños inesperados.

El nuevo spot sobre la calle Costa Rica vende ropa de su marca «Tranca» y la idea es un lugar donde «pasen mil cosas».

«Este es mi mundo», entrevista a Nacho Elizalde desde Casa Tranca, su flamante local (infinito) en Palermo. Por Delfina Carmona. Fotos: Sophie Starszenski.

“Hago cosas”, sintetiza Nacho Elizalde en su biografía de Instagram —el carnet digital que nos hace ciudadanos del maravilloso y temible mundo de las redes sociales—. “Hago cosas”, dice para definirse. La frase suena liviana, simpática: pero, créanme, no hace cualquier cosa. Y ahí está la magia. Seguido de esas dos palabras sencillas pero que engloban mucho, viene una seguidilla de arrobas: esos arrobas son sus “cosas”, proyectos curadísimos y con mucho laburo y obsesión por detrás. 

Cuando hablamos de Nacho Elizalde hay que hablar del rol que cumple en Nadie Dice Nada y Algo De Música, los programas de Luzu. También hay que hablar de Polenta, la fiesta con corazón porteño que creó junto a la Pol4ca y que ya giró por muchas provincias de Argentina, Uruguay, Europa y hasta puso a bailar a Tel Aviv. No podemos dejar pasar Jueves En Una, su emprendimiento de sanguchitos de miga premium. Ojo con la Birra Perro, otra de sus locuras. También hay que destacar Tranca, la marca de ropa que homenajea a su perra (la portadora original del nombre Tranca) y a Necochea, el lugar en el que nació. Y cómo no ponerle un reflector a su último proyecto: la flamante Casa Tranca, el espacio que abrió para darle hogar a toda la pilcha de su marca

Streaming. Fiestas. Sanguchitos de miga. Cerveza Ropa. Un local. ¿Me siguen? Nacho Elizalde, el que “hace cosas”, encarna la esencia de cada uno de esos proyectos. Esa combinación de ideas diversas pero complementarias son el espejo perfecto de este pibe de 35 años con espíritu inquieto que se imagina algo y arma equipos para materializar ese algo. Esos algos. 

¿Qué lo motiva a emprender constantemente? ¿Cómo se lleva con la exposición que le dio Nadie Dice Nada? ¿La cancelación es un fantasma presente? ¿Hay miedo detrás de tantos éxitos? El artista responde eso y más en esta entrevista para MALEVA.

«A veces siento que soy un chanta, tengo síndrome del impostor. Digo ‘yo soy un choto, un ladrón’, mis socios son los que realmente son los buenos en esto y yo, bueno, tengo la ventana de que tengo exposición. Después pienso a la larga y claramente algo debo tener porque si no no podría llegar a todos los proyectos…»

Tu faceta emprendedora está siendo muy protagonista en este último tiempo… ¿Siempre fuiste así? 

Sí, siempre. Soy muy inquieto. Siempre fui de hacer cosas todo el tiempo. Siempre supe que nunca iba a no tener trabajo, porque de alguna manera u otra manera me la iba a rebuscar. Pero obviamente ahora con la exposición pude materializar los proyectos, pude decir «che, quiero hacer esto y lo hago». La plata que ganan los influencers en historias y en posteos es ridícula y aproveché todo eso para invertirlo en cosas que me hacen feliz, como la fiesta Polenta, los sanguchitos Jueves en Una, Tranca. Entonces ahora realmente puedo visualizar más estas cosas que quiero hacer porque tengo los recursos, pero siempre de chiquito hacía cortos, tenía una página en YouTube, hacíamos sketches, obras de teatro con mis amigos, hice una marca de birra… Siempre fui de hacer.

Es verdad que hay muchos influencers que ganan un montón de plata, pero no sé si todos tienen ganas o la visión de emprender. Vos tenés esa pata de negocios. ¿Es intuición o te formaste en ese área?

Me joden mis compañeros de Luzu porque siempre digo que no soy influencer. No me considero influencer, tal vez sí lo soy en consecuencia de que justo estoy en un programa que es muy exitoso y que tiene mucha exposición, pero yo me considero más emprendedor. Y sí, esto de influencer me dio los recursos para poder invertir en mis proyectos.

También hay riesgos detrás de esas inversiones e ideas. ¿Te da miedo?

Mil, estoy cagado. Haber abierto el local en este momento del país… estoy re mil cagado. Porque pagar un alquiler en dólares cobrando pesos es terrible, tener que estar aumentando el precio todo el tiempo es terrible, no saber qué va a pasar la semana que viene es terrible. Pero también tengo en la cabeza la pregunta de «si no lo hago ahora,  ¿cuándo lo hago?». Prefiero hacerlo y de última fracasar, que no hacerlo y quedarme con las ganas. Entonces eso me copa. Y además, asociarme con gente piola, que está en la misma, es fundamental. 

Te lo iba a mencionar: sos muy bueno armando equipos.

Es que es fundamental. A veces siento que soy un chanta, tengo síndrome del impostor. Digo «yo soy un choto, un ladrón», mis socios son los que realmente son los buenos en esto y yo, bueno, tengo la ventana de que tengo exposición. Todo el tiempo tengo ese pensamiento. Después pienso a la larga y claramente algo debo tener porque si no no podría llegar a todos los proyectos. Mis socios son todo y sin ellos no podría hacer nada. 

«Son caprichos. Quiero tener una fiesta, la tengo. Quiero tener  una marca de ropa, bueno, hago una cápsula y después veo qué onda. Son caprichos. Los sanguchitos de miga también (…) Siempre tuve anotado que quería hacer un emprendimiento de sanguchitos de miga premium porque sentía que no había explotado. Son algo muy argentino…»

¿Tenés algún mantra que te repitas? ¿Alguna frase pseudo autoayuda que te acompañe?

Yo no sé mucho de astrología ni nada, pero nací el 31 de diciembre, soy de Capricornio: estructura, laburo, blablabla, pero también tengo el ascendente en Aries, que supuestamente es ese fuego que me hace ir para adelante. Yo veo esas características en mí. Tengo una idea o ganas de hacer algo y después tengo la estructura para armarlo prolijamente. 

¿Y de dónde salen esas ganas, esa motivación?

Son caprichos. Quiero tener una fiesta, la tengo. Quiero tener  una marca de ropa, bueno, hago una cápsula y después veo qué onda. Son caprichos. Los sanguchitos de miga también. Todo fue porque alguien me contactó para que yo sea influencer de una marca de hamburguesas; y yo le dije que hamburguesas no. Siempre tuve anotado que quería hacer un emprendimiento de sanguchitos de miga premium porque sentía que no había explotado. Son algo muy argentino. Y dije «quiero hacerlo bien», entonces le dije a esta gente «che, estoy para hacer, pero sanguchitos de miga». Y su respuesta fue «no hay mercado». Bueno, creémoslo entonces. Si no hay mercado, lo creamos. Encima el mercado está, todo el mundo que conocés, come sanguchitos de miga. Faltaba alguien que lo haga de una manera, piola, linda, hermosa. Son caprichos.

Tenía anotada la palabra capricho para hablarte de Algo De Música, el programa que hacés junto a Pauli Echeverría en Luzu. Sos vos en tu salsa, dándote todos los lujos. 

Tal cual, es 100% un capricho. Pero ahí es fundamental tener gente que me apoye en esos caprichos. En ese caso de Luzu, es Nico (Occhiato). Que me apoye en mis caprichos es bárbaro. Hacer un programa solamente de solos de guitarra o un programa solamente hablando de bateristas y que arranque conmigo tocando la batería siendo un baterista tres puntos es un capricho, pero me encanta. Me encanta porque siento que mi fuerte es ser genuino. Está cada vez más difícil ser genuino con todo lo que pasa y el qué dirán y la posibilidad de que te cancelen... y yo trato de ser lo más genuino posible. Y en esa genuinidad también hay locuras. En ese programa estoy con Pauli (Echeverría) que es periodista de música desde hace años y yo de periodismo, nada. Solamente soy un melómano que amo la música desde que soy chiquito, que toco instrumentos como me sale, pero que soy curioso, me compro vinilos y escucho música nueva y me muestran y escucho. Hacemos el programa con la estructura y el talento de Pauli y mi locura y mi curiosidad. Para mí es el programa de mis sueños.

Creo que tanto Polenta, Jueves y Tranca tienen tu esencia impregnadísima. Y ahora la materialización de este local “es re vos”. Conceptualmente y también yendo a detalles más concretos. Acá en Casa Tranca veo vinilos de bandas que te gustan, la palabra Necochea estampada en una remera, la foto de tu perra Tranca… ¿Cuál creés que es ese ingrediente que hace que tus proyectos hablen por vos? 

Si me meto en algo, me meto a fondo. Si voy a ser la cara de algo, quiero que me represente. Entonces lo hizo un estudio de arquitectura y les dije ‘yo quiero esto, esto y esto’. Lo entendieron perfecto. Si me preguntás no sé si tengo clarísimo lo que soy, pero sí tengo claro lo que quiero mostrar, lo que quiero que me represente. Por ejemplo, Tranca fue porque tenía ganas de hacer ropa que yo quiera usar. Fue hacerme una marca de ropa para tener prendas que me gustaría tener. Me gustan los colores, hay colores. Nací en Necochea, me gusta también enaltecer el balneario. Si vas al baño vas a ver que está el casino abandonado de Necochea en la puerta. Es parte de mi esencia. La música también es importante. Ahora va a haber un tocadiscos para que la gente que quiera venir y poner un disco, lo pueda hacer.

«Me encanta porque siento que mi fuerte es ser genuino. Está cada vez más difícil ser genuino con todo lo que pasa y el qué dirán y la posibilidad de que te cancelen… y yo trato de ser lo más genuino posible. Y en esa genuinidad también hay locuras…»

Me gusta el concepto de Casa Tranca. No fue arbitrario elegir la palabra Casa. ¿Cuáles son tus planes para este espacio?

Justamente le puse Casa Tranca por eso. Primero Casa Tranca porque acá conviven la marca Tranca y la marca Barrio Chino, la marca de mi socio Ian Marcos. Después, le puse Casa Tranca porque me gustaba como que sea la casa de Tranca, mi perra. La estoy trayendo últimamente y la verdad que se siente como la reina. Lo que quiero con el concepto de Casa Tranca es no encasillarme. A mí no me gusta encasillarme en nada, porque nunca sé a dónde podés parar. Por eso también le puse Algo De Música al programa de música. Yo blanqueo: nosotros no sabemos todo de música, hacemos “algo” relacionado a la música. Entonces ese algo se convierte en infinito, igual que Casa Tranca, acá pueden pasar mil cosas: un local de ropa, pero después me pueden venir bandas a tocar, después puedo empezar a stremear, después puedo hacer entrevistas, después puedo hacer sesiones de vinilo, después puedo cocinar recetas. El universo de Tranca puede ser infinito y me gusta tener una casa que lo englobe. Este es mi mundo, siento que es “el mundo de Nacho”.

¿Qué rol cumplís en cada uno de estos emprendimientos?

Al principio de cada proyecto estoy a full metido en todo, las personas que contratamos, cada foto que se sube, cada copy que se escribe, cómo es la manera de hablar, qué colores hay que usar, cómo es el logo en, cuál es el look and feel o lo que queremos mostrar. Y después para mí la clave es empezar a delegar en la gente que sabe hacer las cosas mejor que uno. En Polenta la mayoría sabe hacer las cosas mejor que yo, la Pol4ca hace todo literal y Marto (Danziger), el productor general, también. Después están las áreas de redes, la de baile, de iluminación, de técnica… Hay mil áreas pero yo trato de pensar qué cosa distinta podemos hacer. Soy como un outsider insider que no está en el día a día pero trato de mirar de afuera y tirar ideas que sumen al proyecto en general. En Tranca sí me meto en los diseños, obviamente, estoy todo el tiempo mirando referencias.

¿Estudiaste algo o tu conocimiento es más intuitivo, práctico?

Estudié Publicidad un año en la UCES y me aburrí porque sentí que faltaba creatividad. Después de ahí me fui a estudiar Cocina al IAG. No quería ser chef pero me gustaba cocinar. Después estudié en TEA Producción de TV, ahí sí hice los tres años. Entiendo que hay carreras que sí, necesitan formación, pero justo en esta en la que yo estoy es entender, manejarse bien, ser buena onda, sonreír, tratar bien a la gente y tener buenas relaciones. Ser un forro dura poco.

Nadie Dice Nada tuvo un crecimiento exponencial que también hizo que tu figura pública tenga muchísima exposición en muy poco tiempo. ¿Cómo te llevás con eso?

Un poco que siempre lo soñé. Esté petizo que fui yo, que medía 1,10 m y que no se levantaba a ninguna piba, que era el último elegido en el fútbol, no sé qué… Yo decía “en algún momento la voy a pegar y van a ver todos hijos de puta” (risas). Siempre lo deseé. Yo quería ser actor, pensé que iba a ser actor. Voy a serlo en algún momento. Pero nunca pensé que con NDN o Luzu iba a pasar lo que pasó y menos conmigo. Yo arranqué como productor sin ni siquiera querer estar frente a cámara. Yo estaba en publicidad y me daba bronca que todas las ideas piolas que yo tenía, las marcas me la bajaban porque no se aplicaban a los criterios, Entonces cuando salió esto, le dije a Nico (Occhiato) que lo quería producir porque era un espacio donde podía plantar todas mis ideas y que las decisiones fueran nuestras. Arranqué como productor y un día Nico se fue de vacaciones, me preguntó si quería reemplazarlo y ahí quedé.

Yo me siento muy ajeno al mundo de los medios, la verdad no me siento muy parte. Me gusta pero hay cosas que no me gustan. Hay cosas que siento que nunca voy a hacer. No voy a ser el de 3,5 millones de seguidores, porque no, no me manejo de esa manera. A mí me gusta hacer relaciones verdaderas más chiquitas. Pero sí, Nadie Dice Nada me dio mucha exposición y así me la golpeé contra la pared cuando recibí hate en Twitter. Estoy haciendo terapia, se está solucionando. Pero esa exposición me da la posibilidad de hacer todas estas cosas que estoy haciendo.

«Un poco que siempre lo soñé. Esté petizo que fui yo, que medía 1,10 m y que no se levantaba a ninguna piba, que era el último elegido en el fútbol, no sé qué… Yo decía ‘en algún momento la voy a pegar y van a ver todos hijos de puta’ (risas). Siempre lo deseé. Yo quería ser actor, pensé que iba a ser actor. Voy a serlo en algún momento. Pero nunca pensé que con NDN o Luzu iba a pasar lo que pasó y menos conmigo…»

Una re-pregunta que no te puedo dejar pasar, ¿qué es eso que no te gusta de los medios?

Acá en el medio todos son amigos de todos desde el momento cero. Yo esa no me la creo ni me la voy a creer nunca. A mí me cuesta mucho hacerme amigos de verdad, no es algo que arranca de entrada.

¿Te pesa el lado B de esa exposición? ¿Te da miedo la cancelación, el hate? En la mesa del programa jugás un rol en el que parece que saltás a la soga con eso.

Obviamente, me re afecta. La he pasado muy mal. De afuera, me acuerdo cuando a Nati (Jota) la bardeaban y yo le decía “qué te importa, es gente que ni te conoce”. Hasta que una vez me pasó a mí que un montón de gente me empezó a bardear y obviamente me afectó. Pero después a la larga te das cuenta de que es gente que ni te conoce. En la calle nunca me pasó nada, siempre es toda gente piola. Me llegan más mensajes positivos que negativos, y obviamente uno le da bola a los negativos. Arranqué terapia cuando empecé con el programa a propósito porque dije “se me va a venir una que voy a tener que saber sostener”. Y no te digo que no me importa, porque obviamente me importa, pero hasta un poquito me gusta que me cancelen, mirá lo que te digo. Siento que una canceladita viene bien.

¿Se puede volver de la cancelación?

Y… depende lo que hacés. Yo sé que nunca me van a cancelar por algo muy zarpado porque no está mi esencia. Sí, seguramente me vayan a cancelar -ya lo hicieron- por alguna boludez que haya dicho, algún chiste mal hecho. A mí me gusta mucho ir por la línea del border-cancelación o no, pero también eso me divierte porque me aburriría que todos me quieran y que nadie me odie, me gusta generar algo. Si no me aburro, no me gustan esos perfiles tan clean. Sé que hay gente a la que le debo caer mal o que al principio puedo ser medio duro, pero después me conocen y les caigo bien. Me pasó con Momi (Giardina), al principio cuando entró al programa no pegábamos, yo soy medio secote para conocer a alguien, me cuesta más tiempo. Y ahora la amo, pero necesitaba tiempo. Al principio puedo ser medio duro, pero en el fondo soy buen chabón, entonces a la larga termino cayendo bien. Yo la verdad estoy tranquilo.

Hoy se valoran mucho los números masivos, tipo esas cuentas de 3,5 millones de seguidores que decís. Pero también hay algo muy valioso en el nicho, creo que ahí hay una clave.

Los nichos son la clave. Cuando me empezaron a subir los seguidores muy de golpe, yo siempre jodía en el programa y decía “no me sigas si no te gusta mi contenido, no me sirve que me sigas”. El número al fin y al cabo no importa. Yo prefiero que me sigas si te gusta lo que hago. Después yo subo algo de Tranca y va a penetrar más, o algo de Polenta y va a funcionar más. Hago un chiste y lo van a entender. Porque me pasa que a veces hago chistes y la gente no me entiende porque bueno… porque a veces soy muy boludo y a veces hago chistes raros (risas). Pero prefiero que me sigas si realmente te caigo bien.

«Yo sé que nunca me van a cancelar por algo muy zarpado porque no está mi esencia. Sí, seguramente me vayan a cancelar -ya lo hicieron- por alguna boludez que haya dicho, algún chiste mal hecho. A mí me gusta mucho ir por la línea del border-cancelación o no, pero también eso me divierte porque me aburriría que todos me quieran y que nadie me odie, me gusta generar algo. Si no me aburro, no me gustan esos perfiles tan clean…»

¿Cómo definirías a tu audiencia?

Si voy a mis estadísticas, son más las mujeres que me siguen. Pero pienso en un genérico: una persona de 30 años, que le gusta el humor ácido, que no se toma todo tan en serio, que le gusta comer rico, que le gusta escuchar buena música, que le gusta vivir bien

¿Puede ser que te describiste a vos mismo?

¿Sabés que un un poco sí? Sí, puede ser que sí. Es que me gustaría que la gente que me siga le guste el humor ácido, que entienda que no todo lo que digo es real y que le guste pasar buenos tiempos. No es un perfil tan jodón ni tan nocturno, si no más bien de levantarse temprano, ponerse un disco y mirar por la ventana.

La mismísima vida Tranca. Empiezo a cerrar. ¿Cuál es tu proyecto aspiracional? ¿Con qué soñás? Vale todo. 

Uh… Es que todos los sueños que estoy teniendo los estoy cumpliendo. Es una locura. Supongo que cada vez me irán apareciendo nuevos sueños. Ahora tengo muchas ganas de actuar. Y después en algún momento me encantaría tener un restaurante del estilo de Norimoto, ponele.

En Maleva suelen preguntarle a algunas personalidad cuáles son sus restaurantes porteños preferidos, y creo que es una linda pregunta para hacerte a vos que sos de salir a comer mucho y disfrutás de la gastronomía y #LaLindaVida.

Norimoto me encanta, me gusta el concepto de estos hand rolls de sushi. También me parece espectacular Kanka, hacen una carne madurada increíble, pero las ensaladas son espectaculares. Casting… Y últimamente estuve yendo mucho a Corte. Niño gordo también [local vecino de Casa Tranca]. Y los tacos que están acá cerca también son buenísimos, los de Juan Pedro Caballero, son buenísimos. No sé si me ocurre algún otro. Ah, y abrió un peruano sobre Arévalo que se llama Barra Chalaca que me encanta.

«Estoy cumpliendo cosas que ni soñé, entonces lo más flashero es eso. Y lo que es todavía más flashero es que no sé qué puede llegar a pasar mañana. Si nunca pensé que iba a llenar un Luna Park y tocar la guitarra ahí. Mañana qué se yo, un Madison Square Garden, ni idea…»

Estás en un gran momento, se nota, todo lo que tocás la está rompiendo; pero me interesa saber qué emociones vienen de la mano de tantos éxitos, tan seguidos. ¿Te da miedo el futuro? ¿Que algo falle? ¿Cómo es tu diálogo interno?

Mi miedo es que todo se acabe, que todo esto lindo que estoy teniendo se termine. Que me rajen de Luzu, que eso haga que a la Polenta no vaya nadie, que se me cierre el local de Tranca, que se me vaya todo esto que fui construyendo durante mucho tiempo eso. Y mi mayor miedo ahora se multiplica porque hay gente que depende de mis proyectos; entonces si Polenta se terminara, hay mucha gente que se quedaría sin laburo, lo mismo con Tranca. Entonces incrementaron esos miedos que van a estar siempre, supongo. 

¿Y qué es lo más lindo que te pasó hasta ahora?

Primero, laburar con amigos. Lo impensado. Lo que nunca soñé. Estar haciendo cosas que ni siquiera soñé. Estar haciendo teatros, estadios. Eso es increíble: llenar un estadio en Uruguay para 7000 personas. Hay una imagen en la que estoy yo sentado con la guitarra enfrente de un montón de gente… eso es irreal, nunca me lo imaginé. Estoy cumpliendo cosas que ni soñé, entonces lo más flashero es eso. Y lo que es todavía más flashero es que no sé qué puede llegar a pasar mañana. Si nunca pensé que iba a llenar un Luna Park y tocar la guitarra ahí. Mañana qué se yo, un Madison Square Garden, ni idea.

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