Ya lo dijeron en ESTA nota malevense Alec Oxenford y Julia Converti, presidente y gerente general de arteBA respectivamente: el fin último es convertirse en un evento internacional. Dejar de ser la feria de arte de Buenos Aires para volverse un hito a la altura de Art Basel o ARCO, uno de esos sucesos que marcan el calendario mundial. Y en ese plan, esta edición 2015 sorprende con un récord acorde: las galerías extranjeras que participan son ¡42! Lo que hace que, aunque se visite la feria con el foco puesto en lo internacional, sea fácil perderse. Por eso, armamos un recorrido con nuestros elegidos, guiándonos por aquellos artistas y galerías que más nos conmovieron, movilizaron y provocaron con sus trabajos, cada uno con su estilo y sello. A continuación, una pequeña curaduría de talentos internacionales con criterio malevense.
No hubo una persona relacionada al mundo del arte a la que le contara que estaba haciendo esta nota que no me dijera “tenés que incluir a Revolver”. Ubicada en Lima pero con amplia influencia internacional, esta galería lleva siete años trabajando por mostrar la nueva escena emergente peruana. Y aunque ellos aseguran que la difusión es aún limitada, lo cierto es que están haciendo bastante ruido. Con artistas jóvenes y en general grandes formatos, su estrategia es no solo depender del propio espacio, sino también salir al mundo, y así fue como llegaron a arteBA. Este año desembarcaron con fotografía, una impactante escultura de ladrillos de demolición y una serie que interpela sobre la herencia cultural y su poco cuidado, con artistas como José Carlos Martinat, Gilda Mantilla, Raimond Chaves e Ishmael Randall Weeks, entre otros.
Lo que propone Central, una galería de arte de San Pablo, en esta edición, es un viaje de recuerdos. Entre trabajos de Ícaro Lira y José Rufino se respira un aura vintage de cartas y dibujos de la infancia y elementos antiguos extrapolados de sus contextos. No son trabajos impactantes a primera vista, pero es de ese arte que exige mirarse con detenimiento y honestidad, para permitirse sentir lo que nos genera. Nacida en noviembre de 2010, Central es una galería que se enfoca en promover artistas “que son fieles a sus intuiciones y nos hacen pensar con su trabajo”, dado que ven este universo como un proceso de descubrimiento que debe enriquecer nuestra vista y vida.
El Caribe, alegre y lleno de vida, parece haber influenciado mucho a esta galería de San Juan de Puerto Rico, pues aunque los mensajes sean fuertes o muy emocionales, llegan a través de una explosión de color. Y como no podía ser de otra manera, está ubicada en el Barrio Joven de la feria, uno de los sectores más chispeantes. Hacia allí habrá que acercarse para ver los trabajos de Héctor Madera, Nelson Figueroa y Bobby M. Cruz. Personalmente, me atrajo sobre todo la obra “Untitled” de la serie Frustrations, de Madera, compuesta de pequeños bollos de colores sobre una base violeta. Imaginé que así se deben ver nuestras ideas cuando las descartamos por demenciales o imposibles de poner en práctica.
Proveniente de Miami, esta galería de la dupla Guzman-Perelman parece enfocarse en lo disruptivo y lo llamativo, aquello que hay que mirar dos veces para terminar de comprender (y a veces ni siquiera entonces). En esta ocasión, trae varias obras de fotografía de Gonzalo Fuenmayor (su serie con bananas seguro será de lo más recordado del stand), Raquel Schwartz, Jorge Miño y Pepe López, y pinturas y dibujos de Hernán Cédola, Marcos Castro y Omar Barquet. Todo, proponiendo una mirada distinta a lo más cotidiano, desde las cúpulas de los aeropuertos a elementos de la naturaleza intervenidos con arte. Es que en palabras de la galería, lo que buscan sus directores son trabajos “de impacto perdurable y poder permanente”.
En el marco del novedoso Dixit, esta galería de Bogotá se interna en el debate sobre la relación entre vanguardia y acción política, con énfasis en movimientos libertarios y anarquistas. Bajo la idea de explorar ideas relativas a la auto-organización, los movimientos sociales y el activismo, artistas como Carolina Caycedo, Carlos Motta, Wilson Díaz y Nicolás Consuegra presentan obras que aunque al inicio parecen simplemente bellas, una segunda lectura de su historia les prestará nueva vida. Así sucede por ejemplo, con la estrella amarilla de Karlo Andrei Ibarra, que aunque parece digna de un camarín, luego se aprende que está hecha de madera de contención usada en protestas. O con “Cartografía textual”, el mapa de Nicolás Consuegra hecho únicamente con los nombres de los países pero aprovechando el tamaño de las letras para determinar (y remarcar) espacios y poderes.
La razón para incluir este espacio quizás se aleje un poco del propósito de la nota, pero creo que vale la pena. Es que esta galería de Berlín trae varias obras de Amalia Pica, una artista argentina con mucha proyección internacional a la que no es común ver exponiendo en el país. Y precisamente, trae una serie llamada “Joy of Paperwork”, donde ella mezcla tinta, lápiz y papel para lograr figuras abstractas, algunas con texto y otras no, pero todas realizadas a partir de sellos de tipo administrativo o institucional, como jugando o riéndose de la idea de seriedad que estos elementos tienen en otro contexto. Además de la obra de Pica, la galería ofrece obras de Jeremy Shaw de la serie “Unseen Potential”, tan abstractas como atrayentes.
Directo desde Quito, esta galería presenta “Omnivisión”, el solo project de un artista cuyas obras, aunque pequeñas, son preciosas. Se trata de David Cevallos D., quien construyó figuras geométricas con papel de los años ’70 y ’80 mediante las que busca indagar en procesos de acumulación, repetición, selección o clasificación de objetos e imágenes y así reflexionar sobre temas como la espiritualidad, el consumo y el poder. En una mezcla de disciplinas (también hay fotografía y collages), la instalación es como un paseo relajado en el que cualquier interpretación puede ser la correcta. Según la galería, “se muestra que la verdad de la comprensión consiste en no comprender nunca nada definitivamente (solo partes)”. Una premisa muy actual, tanto en el arte como en la vida.
He aquí otro espacio originario de San Pablo, aunque entre sus obras podemos encontrar trabajos del argentino (y reconocido) Sebastián Gordin. Y aunque él pareciera estar lejos de sus experimentos con golosinas vintage y maquetas de íconos como el Luna Park, ofrece pinturas que parecen parte de cuentos, como escenas detenidas. En sintonía, algunas obras geométricas y coloridas de Graciela Hasper exploran las formas, y una genial fotografía de una naturaleza muerta en movimiento de Michael Wesely, entre otros trabajos, completan el stand. El resultado es como estar en el transcurso de una historia, donde un argumento invisible se va tejiendo entre obra y obra. Algo que los que saben probablemente denominarían como una curaduría muy bien hecha.