Paradores de diseño y hasta coordenadas arty: la nueva cara del sur de Pinamar.
Es tendencia: Pinamar Sur – con aperturas “arty”, paradores de diseño y hasta un chiringuito plant based -, resurge como nueva zona trendie. Por Paula Bandera.
El sur de Pinamar es el punto donde todo comenzó, ni siquiera se llamaba así porque en ese entonces no había sur, ni norte, solo Pinamar a secas. Después, empezaron a crecer otras zonas y por esa costumbre casi adolescente de romper con el pasado, la parte sur, que va de la Av. Bunge hasta el muelle y hasta que asoma Ostende, perdió el encanto, los turistas agarraron las 4×4 y se fueron a playas casi vírgenes, hacia el norte. Pinamar Norte, La Frontera, que ahora son top y están en auge. Sin embargo, el sur en el último tiempo volvió a ponerse de pie. Paradores de diseño y trendies como La Posta del Mar, la única «rambla» peatonal y sustentable de la Avenida del Mar, y hasta una galería de arte. Desde MALEVA, te contamos sobre seis propuestas del sur de la ciudad de los médanos que demuestran que su revancha pareciera estar comenzando.
1) Casablanca : chiringuito – salado y dulce – plant based (el primero de Pinamar). Su pancake con dulce de leche de almendras es una bomba.
“Largo todo y me pongo un bar en la playa”, Lali Knox hizo realidad ese sueño que aparece cuando el hartazgo asoma. Tenía con qué, había estudiado gastronomía en el IAG y se especializaba en cocina plant based. Con ese conocimiento encima, desembarcó en Pinamar y tuvo a la suerte de su lado: “acá no había oferta de pastelería vegana; me empezó a ir tan, pero tan bien que me puse a buscar local para el verano. Y como yo hablaba mucho de alimentación saludable en mis redes, me llamaron de Arena Box, una radio de Cariló, ahí conocí a Mauricio Compostela, mi socio, quien también es chef”, cuenta Lali.
La búsqueda, entonces, adquirió otra envergadura, porque creció el capital y también la propuesta, Mauricio se iba a encargar de lo salado y ella de lo dulce, pero ningún local los convencía y eso le dio oportunidad a un chiringuito de playa. Así nació Casablanca, su puesto/cocina de 5 metros cuadrados. En ese espacio reducido hacen panes fermentados en masa madre, pizzas gluten free, chocolate artesanal, etc.
“Más allá de lo vegano, trabajamos el concepto de comida sana; para endulzar hago reducción con hojas de Stevia o uso azúcar orgánica, el chocolate lo hago yo, las harinas son orgánicas, el aceite de coco u oliva, jamás de semilla porque son nocivos para la salud”, detalla Lali.
El menú rota, se acomoda según la disponibilidad y cada día ofrece un plato especial, hay bruschettas, ensaladas, pancakes, pizza, etc. Cuando la necesidad de algo dulce asalta, el pancake Dulces Sueños se consagra como favorito, lleva dulce de leche de almendras, frutos secos y chocolate al 80%. Durante enero trabajan con horario extendido y abren también de noche, ideal para quienes buscan sobredosis de playa.
2) El Atlántico: vintage con aires renovados y platos de mar célebres / Avenida Del Mar y Avenida Bunge.
Quien haya veraneado en Pinamar conoce El Atlántico, un balneario inaugurado en 1953, cuando refugiarse del sol en una carpa era toda una novedad.
También es conocido por su ubicación estratégica, Av. Del Mar y Bunge, justo al lado del cartel corpóreo que anuncia Pinamar y oficia de punto turístico.
En 70 años cambiaron muchas cosas, hasta tuvieron que demoler el balneario y construir uno nuevo, pero lo que se mantuvo inalterable fue su esencia: desde el primer día la familia Crinigan encarna el lema “atendido por sus dueños”.
El Atlántico es de esos lugares que tienen el poder de detener el tiempo, acá no importan las crisis económicas, el clima ni nada por el estilo. Cada verano, se erige como el refugio de lo conocido, la promesa viviente de que todo llega. “Algunas familias ya tienen asignada la misma carpa desde hace 40 años, conocimos a los hijos que después fueron padres y más tarde abuelos”, cuenta Francisco Crinigan.
El restaurante ofrece platos caseros, de esos que prepararía una abuela que vive en la costa. La pesca lidera el ranking de los más pedidos con el risotto, el salmón rosado, el abadejo y la tabla de mar a la cabeza. El infaltable lomito les pisa los pies.
A la hora de los sándwiches, la oferta va desde el tostado clásico en pan árabe hasta opciones más gourmet, como el de gravlax de salmón, pickles de pepino, lechuga morada, queso Finlandia, provolone y palta, o el veggie con emulsión de zanahorias, zapallo y verduras salteadas.
Hay dos cartas de principales y sugeridos, una con propuestas más livianas para el mediodía y otra de noche. La comida sabrosa y abundante, estilo bodegón, y la atención de sus dueños hace que cualquier turista, no importa de dónde venga, siempre se sienta en su casa.
3) A buen puerto: los sabores frescos que ofrece el mar, pescados en ese mismo mar de manera artesanal / Avenida del Mar y el muelle – Cooperativa de Pescadores de Pinamar.
En Pinamar sucedía algo extraordinario: las personas podían ir mar adentro, pescar y después cocinar lo que habían conseguido entre olas y anzuelos. Así la propuesta de la Cooperativa De Trabajo Artesanal Pescadores De Pinamar se volvió famosa gracias al boca a boca.
“Embarcábamos gente, la llevábamos a pescar y luego les hacíamos una degustación de lo que capturaban, así arrancó el restaurante”, le cuenta a MALEVA Christian Santana, presidente de la Cooperativa.
Hoy funcionan con ocupación a pleno y también ofrecen la posibilidad de sentarse a comer sin tener que adentrarse en el mar en busca del pescado.
Trabajan con pesca de anzuelo, artesanal, algo poco común, ya que la mayoría del pescado que se consume se obtiene a través de métodos de arrastre, como la red. Estos sistemas de pesca a pequeña escala, con técnicas tradicionales, tienen menor impacto ambiental y, además, ofrecen un pescado más rico.
“Un pescado que muere en una red genera un estrés que hace que exude bastante líquido, entonces la carne se altera, queda menos turgente, menos hidratada, se nota enseguida la diferencia”, señala Christian.
A esta altura del año, el mar rebalsa de corvina rubia, también hay algo de gatuzo y pescadilla, aunque son peces de aguas más frías.
La tabla de mar se consagró como hit, se trata de un pool de mariscos que traen de Mar del Plata e incluye cornalitos, rabas, mejillones salteados y calamar a la provenzal. Viene en dos presentaciones, para 3 y para 5 personas. La pesca del día sigue en segundo lugar.
Dicen los que saben que el arroz con mariscos es de los mejores que se pueden comer, lleva medio kilo de mariscos.
Además, venden pescado fresco para llevar y cocinar en los hogares.
4) Negroni: una de cócteles que sabemos todos / Avenida del Mar y Del Tuyú.
Quien nunca fue a Negroni que tire la primera piedra. Con varias sucursales en Argentina, Uruguay y también Asunción y Miami, Negroni es una marca reconocida por gran parte del público.
La propuesta gastronómica la delinea un chef Ejecutivo de la cadena y luego ajusta la propuesta a cada plaza, según las necesidades de cada lugar y los productos disponibles. Lo mismo sucede con la coctelería.
Cuando inauguraron, hace ya cuatro temporadas, Negroni alargó la vida de playa. Es que antes, la gente se iba de la arena para cenar en el centro. Con esta apertura cambió el panorama, volver a la playa para cerrar la noche se volvió una opción.
La propuesta gastronómica se destaca por su variedad, va del sushi y las pizzas pasando por ensaladas, hamburguesas y hasta principales como el bife de chorizo. Además, hacen pie en la coctelería, con variedades de spritzs, tónicos y reversiones del aclamado Negroni. Los clásicos, con el Penicillin a la cabeza, también cantan presente.
“Antes de abrir Negroni vimos que en todo el partido de Pinamar había una coctelería directa, sencilla, sin tragos de autor, nuestro objetivo fue zanjar esa carencia”, explica Luis Sanza, uno de los socios.
A la hora del atardecer, gana el matcheo entre cócteles y comida para picotear: rabas, langostinos, nachos, etc. Y quienes quieran seguir, tienen la cuenta abierta, porque aquí la noche termina tarde.
5) La vieja hostería: gastronomía maridada con el canto de las aves y el verde pinamarense en un jardincito secreto precioso / Del Tuyú 169.
En La Vieja Hostería el tiempo se detiene y no tiene que ver con su construcción, que data de 1947, sino con la atmosfera relajada que hace que el reloj vaya más lento. En la cocina del restaurante reina el mismo ritmo, elaboran todo de forma casera, desde los panificados hasta los embutidos, y cuentan con una huerta orgánica propia. Las mesas del jardín, rodeadas de vegetación, potencian el relax. Tres imperdibles: pesca del día; lasaña de jabalí hecha al horno de barro y sándwich de pastrón, con pastrón casero.
6) Pionera: arte gastronómico en clave plant based / De la Sirena 48.
En Pinamar el arte tiene sede en el sur, es que allí funciona la galería de arte contemporáneo Pionera. El boca a boca hizo lo suyo y en tan solo un año desde su apertura ya exhibieron muestras de 10 artistas. Claro que, como toda galería o museo que se precie, Pionera también tiene su espacio gastronómico. El eje de la propuestas es la cocina plant based con foco en la pastelería judía y los panificados de masa madre. Además, tienen una buena carta de cócteles y de cafetería; atención al cold brew, es uno de los pocos lugares de la costa atlántica donde se puede tomar esta bomba de cafeína.
/// Fotos: son gentileza de prensa de los lugares mencionados.