Si bien comparten con los ciclistas las flamantes ciclovías porteñas, no son igual a ellos/¿Tienen algo de hipsters?/Libertad: su búsqueda principal/Además: los bares y restós aceptan cada vez más que «estacionen» sus «monos»/¿Cómo se visten?/Testimonio de un especialista en movilidad eléctrica (y usuario mega convencido).
En cada vez más bares de Buenos Aires te permiten ingresar con el «mono».
Es tendencia: la «tribu» del monopatín eléctrico crece en Buenos Aires / Estilo, preferencias y bares «amistosos» para ellos. Por Karina Longo.
Los monopatines eléctricos nos conectan con la libertad de sentir la brisa en la cara y hoy se convirtieron en una alternativa para desplazarse con velocidad en la city porteña. Y si bien comparten las ciclovías con los ciclistas, son una «tribu» diferente a las de quienes pedalean. En ciudades como Tel Aviv, Berlín, San Francisco son parte absoluta de la fauna urbana, y entre porteños, empiezan a serlo con fuerza y su estilo de (perdón de ante mano la generalización) camperas de cuero, mochilas minimalistas de diseño, e incluso cascos «inteligentes».
La micromovilidad viene teniendo un crecimiento sostenido tras la pandemia. Cada vez son más los que van al trabajo y a la universidad en este vehículo liviano, versátil y super friendly con la naturaleza.
Usarlos es recontra intuitivo y no es complejo, pero igual – atención torpes de alma – requieren que el usuario tenga cierta coordinación, equilibrio y flexibilidad para desplazarse. De hecho, varios fans del monopatín recomiendan practicar la postura de manejo y frenado antes de animarse a viajar por Capital.
«Amigable y gran aliado para quienes deseen disfrutar de algún after office, ya que el «mono» se puede dejar en espacios reducidos. La mayoría de los bares y nuevos restós de Belgrano, Núñez y Palermo permiten el acceso con monopatín, ya que suelen tener un pequeño lugar donde dejarlo sin que moleste a nadie…»
“En mi caso particular, tengo el monopatín desde abril. Tomé la decisión de adquirir uno, por un lado, por ser un vínculo con la movilidad eléctrica (me apasiona el tema) y por mi necesidad de mejorar la forma de trasladarme. Para que tengan una idea yo hago 10 cuadras de mi casa a la estación de Rubén Darío de la Línea de Ferrocarril Urquiza. Me bajaba en Lacroze, donde termina y ahí me tomaba el colectivo que venía siempre super lleno, tenía que dejar pasar 2 o 3, tardaba 1:30”, le cuenta a MALEVA Patricio Julián Priano, quien se desempeña en la Facultad de Ingeniería de la UBA como docente de Trabajo Profesional dentro, justamente, del Vector de Movilidad Eléctrica.
“En cambio ahora voy con el monopatín hasta la estación en 4 minutos. Me tomo el Tren, me bajo en la estación el Libertador (4 estaciones antes que Lacroze) y voy todo por bicisenda hasta mi trabajo, tardando exactamente una hora. No me estreso y disfruto el viaje”, agrega.
“De mayo a la fecha hice casi 1100 km”, remarca este “gran usuario de la micromovilidad”, que vive en Hurlingham. Patricio realiza un recorrido de 10 km de ida y 10 km de vuelta para ir de la estación de tren hasta su trabajo todos los días.
Amigable y gran aliado para quienes deseen disfrutar de algún after office, ya que el «mono» se puede dejar en espacios reducidos y hasta resulta muy divertido porque tiene su propia potencia.
Entre las bondades que ofrece este medio de transporte figuran: la practicidad y la facilidad para manipularlo; a diferencia del auto, que representa costos en combustible, peaje, estacionamiento, pérdida de tiempo en el tráfico y la contaminación que genera; y en contrapartida con los trenes y subtes también es una opción, ya que en horario pico son imposibles de tomar.
¿Nació una nueva tribu hipster?
Los usuarios de la micromovilidad tienen cierta semejanza con la cultura hípster. Cultura alternativa, viajado, cierta sofisticación, con cierta libertad en sus horarios, emprendedor, con un sentido irónico de la moda o una manera de estilo bohemio pero a su vez a la moda. Visualicemos: pantalones pitillo, pañuelo y anteojos de marco grueso de carey. Ojo que los joggers (digamos, la evolución elegante del jogging) recontra van.
Perfil del usuario (algunos datos duros).
1) Son personas de entre 20 a 40 años que realizan recorridos de 2 a 6 km en promedio.
2) Utilizan campera de cuero con protecciones. Usan casco de seguridad y equipo de protección. Algunos usuarios usan casco blanco con luz led roja en la parte de la nuca con varias funciones, escafandra de moto, botas cortas y guantes con protecciones en ambas caras de la mano.
Kit para circular
Existen monopatines de 7 kg mínimo y otros que alcanzan los 22kg. A mayor peso, mayor esfuerzo requerirá su conducción, y por este motivo suelen ser más económicos.
Es portable, más liviano y más fácil de manipular que una bicicleta (para entrar y salir de ascensores, trenes, etc.)
No se requiere licencia, no se paga seguro ni patente
Brinda una independencia grande al no depender del transporte público.
Transporte sin sudor.
En los bares empieza a haber lugar.
La mayoría de los bares y nuevos restós de Belgrano, Núñez y Palermo permiten el acceso con monopatín, ya que suelen tener un pequeño lugar donde dejarlo sin que moleste a nadie. Se puede concurrir obviamente a cualquier lugar que tenga mesas en la vereda. También, recomendamos telefonear o»whatsapear al bar y/o restaurante antes de visitarlo y consultarle si se puede ingresar con el vehículo.
Modelos a elegir. Existen distintos tipos de monopatines eléctricos:
Monociclo: consta de una 1 rueda con dos pedales para colocar los pies. Brinda mayor autonomía.
Hoverboard: monopatín sin manubrio en el que los pies se sitúan en horizontal. Es versátil y fácil de transportar.
Monopatín eléctrico de 4 ruedas: requiere aumentar la práctica.
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Foto: es gentileza Unsplash (PH Bence Boros).