El boom de la cerámica está en la cresta de la ola y decidió codearse con otras movidas de lifestyle para ofrecer planes bien completos / Desde un wine bar en Recoleta hasta un Centro Cultural en Villa del Parque: cinco emprendimientos originales para elegir el maridaje perfecto entre cerámica y mucho vinito, gin y comida rica / ¿Cuál es el secreto detrás de esta creciente oferta y demanda?
Cerámica y Vino hoy se replica en otras ciudades del mundo como México, Madrid y Barcelona.
Es tendencia: cinco lugares donde la cerámica se fusiona con el lifestyle/ ¿Qué hace de estas propuestas un éxito? Por Fiamma Zampino.
En un mundo donde parece que tenemos un reloj persiguiéndonos, donde siempre estás tarde porque hay otro que lo hizo primero, donde – ya lo dijo el personaje de America Ferrera en Barbie – “tenemos que ser siempre extraordinarias, pero de alguna manera siempre estamos haciéndolo mal”, también hay espacios que te invitan a hacer una pausa, a tener(nos) paciencia, mientras te enseñan que en lo imperfecto también hay arte.
Así es cómo logró consolidarse, y con tanta fuerza, el universo de la cerámica como actividad de placer, y hoy ocupa lugares privilegiados en las agendas porteñas, combinándose con otras actividades del lifestyle como el boom de los vinitos o la fascinación del yoga.
Los comensales ya no buscan simplemente sentarse a comer, ahora también quieren vivir una experiencia: llevarse a casa un poquito más que un buen momento. Desde Maleva seleccionamos 5 espacios donde además de comer y tomar, te sentás a crear una pieza de cerámica y a desconectar.
1) Sello Austral: vinoteca, wine bar, comida y cerámica (o cualquier actividad relacionada con el arte) / Juncal 1267, Recoleta.
Hace dos años que Victoria Acosta abrió Sello Austral, un espacio en el corazón de Recoleta donde se realizan actividades artísticas como cerámica, acuarela, vitraux, bordado, música, tarot y astrología, entre otras. Pero siempre con vino involucrado. “Queríamos introducir a la gente en el mundo de la gastronomía usando herramientas de arte”, cuenta su dueña.
Sello Austral funciona como una vinoteca y wine bar que trabaja con vinos de pequeños y medianos productores, dándoles la oportunidad de comercializar sus productos. “Busco cosas raras, que estén ricas y que sean consecuentes precio-calidad. Hacemos un esfuerzo para que uno sienta que vale la pena lo que se está viviendo con lo que se está pagando”.
Victoria es sommelier y además está estudiando cocina. La experiencia empieza con ella explicando tan bien que aprendes más que en un viaje a una bodega de Mendoza. “Creo que uno puede trascender en el otro desde la comida y la bebida. Le hago probar cosas a la gente que realmente les gustan y se llevan una experiencia distinta», cuenta a MALEVA. «Mi misión es mostrarle a las personas que existen formas diferentes de consumir los productos porque hay cosas de alta calidad a las que no estamos acostumbrados”.
En el itinerario sigue la explicación de la actividad a la que hayas elegido ir ese día y en el medio: comida, siempre comida. Pero no de esas picadas en las que te quedas con hambre, sino que salís bien pipón. Los vegan y celíacos también cuentan con menú propio.
La mesa compartida te obliga a sí o sí socializar con el que tenés al lado, las copas de vino son generosas y terminas probando blanco, tinto y rosado. La entrada incluye comida y la actividad de ese día que comunican en su Instagram.
“Hay una necesidad como consumidor de poder llevarse un poquito más que te interpele en otros aspectos: el olfato, la vista, el gusto y de repente meter un sentido del tacto como cuando uno juega con cerámica que te pone en otra situación y hay algo de materializar la actividad. Dejar un legado, trascender la situación del evento en sí misma y no solo te lo llevas, sino que podés revivir la experiencia permanentemente con un lindo recuerdo. Creo que por eso tiene tanto éxito esto”.
Además de llevarte algo hecho por vos, te llevás una vivencia y ¿por qué no? Una forma distinta de disfrutar del vino y la comida.
2) Casa Tomada: clase de cerámica y gin en un bar temático que homenajea a Cortázar / Av. Monroe 4188, Villa Urquiza.
Esta reciente apertura ofrece los miércoles y los domingos el plan ideal para cortar la semana o para hacerle frente al día catalogado como «el más triste»: una clase de cerámica a la luz de las velas mientras disfrutás de dos vasos de gin tonic. Y, en caso de no querer consumir gin, se puede optar por algún trago clásico o limonada.
“Nuestra idea es que la gente venga a divertirse, no a aprender cerámica. Yo creo que la tendencia surge de que la gente busca hacer algo distinto, no solamente comer y tomar, sino además llevarse dos cosas: una pieza y la cabeza relajada”, expresa Guido Bilancio, uno de los dueños.
Casa Tomada está ambientado con varios detalles que, como indica su nombre, rinden homenaje al famoso cuento de Julio Cortázar, pero manteniendo el aura de una cervecería que en realidad es gintonería. Eso hace que se arme un entorno que permite pasar un buen rato con amigos o pareja, sacándose las estructuras de tener que hacer algo perfecto.
3) Lupe cerámica: un workshop con merienda, perfecto para una tarde descargando tensiones / Bolivia 2329, Villa del Parque.
Rocío Monti se quedó sin su trabajo de secretaria administrativa cuando hace dos años que la cerámica era su hobbie. “Ahí fue cuando convertí mi pasión en mi fuente de ingresos”. En febrero de este año, nació su creación más grande hasta ese momento: Lupe, el emprendimiento donde vende las piezas que hace.
Unos meses más tarde Ro sumó la posibilidad de hacer un workshop de cerámica con merienda incluida. “Lo pensé primero como un plan al que a mí me gustaría ir. Quería que otras personas pudieran disfrutar de hacer sus propias piezas, tanto como lo hago yo”, recuerda.
La propuesta de merienda, que incluye variedad de cosas dulces y saladas, contempla opciones veggies y sin tacc. La idea del taller, que se hace todos los sábados en el Centro Cultural La Termomécanica, es hacer una pieza desde cero. Como todas requieren de un horneado y barnizado especial, para ver el resultado final hay que esperar 15 días.
“Vivimos en tiempos muy acelerados, de mucha presión, donde de alguna forma todos buscamos descargar esa tensión por algún lado. La arcilla es un material súper noble, que nos permite crear infinidad de cosas. Es un proceso que requiere paciencia y concentración. Para crear una pieza con arcilla, es necesario liberarse de las expectativas y dejar a un lado la perfección. Por lo tanto, también me parece que sin quererlo, muchas personas encuentran los espacios de cerámica como un lugar terapéutico”.
En su Instagram están las próximas fechas para anotarse, disfrutar de una tarde diferente con amigos y llevarse regalitos hechos por uno mismo.
4) Cerámica y vino: un espacio donde jugás a ser artista, tomás vino, escuchás música y conectás con otra gente / Malabia 1510, Palermo.
Serena Lapeyre hizo la licenciatura en Administración de empresas. Durante 8 años trabajó en ese mundo hasta que, con la llegada de la pandemia, apareció un deseo de hacer algo distinto. “Ya tomaba clases de cerámica pero no me gustaba tanto ir a talleres, me divertía más hacer en mi casa, tomando vino y escuchando música. Invité a algunas amigas a probar y les gustó. Después lo compartí en Instagram para ver si les divertía el plan y un montón de gente se copó. Todo se fue dando orgánico y fácil y sabía que era por ahí pero nunca me imaginé que sería lo que es hoy”, explica.
Es que junto a su socia Camila Melman Dreussi la rompen tanto que, con los encuentros que organizan dos veces por semana en Buenos Aires, reúnen a 400 personas por mes y la experiencia también la repiten en Córdoba, Ciudad de México, Madrid y Barcelona. Además, entre Instagram y TikTok donde se viralizaron, suman casi 60.000 seguidores.
“La gente está muy contenta porque es un ambiente íntimo y cálido en donde se puede relajar y desconectar del celular, conectar con otras personas, hacer algo con las manos y jugar a ser artista por un día. Se genera algo muy lindo porque la mayoría de los que van nunca hicieron cerámica antes, entonces el primer acercamiento y la primera creación siempre es algo que se recuerda con amor”.
El plan que se hace por las noches dentro del local de Cocu Boulangerie en Palermo incluye una picada veggie, 1 copa de vino, todos los materiales para hacer y pintar 2 piezas de cerámica, y el horneado y esmaltado de las mismas que se retiran dentro de 3 a 4 semanas.
5) Hermanadas espacio: acá se conjugan dos técnicas que requieren mucha paciencia, la cerámica y el yoga / Av. Carlos Calvo 4230, Boedo.
Julieta tiene 43 años y desde muy chiquita estuvo conectada con el mundo del arte. “Fui al Lavarden, un espacio de aprendizaje desde el arte, eso me permitió incorporar una forma de relacionarme conmigo, con las personas y con las situaciones desde un lugar creativo y multi sensorial”, explica.
Con los años fue estudiando diferentes disciplinas: hace 10 se recibió de consultora psicológica y más tarde de profesora de yogaterapia y meditación. Su reconexión con la arcilla surgió apenas comenzó la pandemia y desde una mirada terapéutica. “Cuando pudimos volver a reunirnos, comencé a realizar diferentes propuestas que nos permitan reconectarnos, reconocernos y habitarnos con amor”, detalla a MALEVA. “Trabajar la brecha entre lo que creemos que somos o debemos ser y aquello que aparece en el aquí y ahora. Pero también pasar un buen momento, con amigos y/o pareja y conocer gente”.
En tiempos acelerados donde los resultados se quieren obtener ayer, el trabajo con la cerámica nos provee de la magia del tiempo de antes, el de la naturaleza, y además el de todas las posibilidades que nos permitamos crear.
“Es un material maravilloso que permite llevarnos algo a casa con nosotros: el encuentro con otras personas y las historias que se cruzan entre la cerámica, los suelos y los rituales mientras vamos creando juntos. Estas son las modas que me gustan, porque es un poco como dice Galeano: ‘en un mundo de plástico y ruido, quiero ser de barro y de silencio‘”.
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Fotos: son todas gentileza de prensa de los lugares mencionados.