Desde un café histórico en Scalabrini Ortiz en el que los viernes se celebra con toda hasta un after «secreto» en un bar legendario del centro/Desde un bar centenario de Villa Crespo donde el agite es a todo pool y ping pong hasta un café vintage de Boedo que ahora incorporó sus propias cervezas artesanales
Mística porteña y diversión: los bares y cafés notables ya no son solo cosa de viejos
Es tendencia: bares y cafés notables que ahora se llenan de jóvenes y se ponen fuerte / Cinco imprescindibles
Los conocemos de nombre, fuimos o tenemos ganas de ir. Por su arquitectura, por su historia o por la nostalgia de una Buenos Aires que ya no está. Fueron protagonistas de encuentros históricos, refugio de escritores, epicentro de conversaciones y lecturas, anecdotarios. Los 92 bares notables (y alguno que otro más), patrimonio de la Ciudad de Buenos Aires, son joyas que no pierden vigencia porque ahora el fenómeno se actualiza: ahora, los protagonistas de sus mesas son los jóvenes. Desde MALEVA recorrimos cinco bares notables que frecuentan los sub treinta y cinco.
1) VERMUTERÍA LOS GALGOS: LA POSTA ESTÁ EN BAR DEL SEGUNDO PISO (¡BUENOS AFTER Y HASTA UNA CANILLA DE VERMUT TIRADO!) / AV.CALLAO 501
Existe desde el año 1930. En una primera etapa funcionó como residencia de los Lezama. Desde 1948 hasta el 2014 estuvo en manos de la familia Ramos. Nadie quiso seguir con el legado, cerró por más de seis meses y Julián Díaz, el creador del bar 878, decidió reabrirlo en diciembre del 2015. Este bar notable es un clásico renovado. Con una carta de comida y coctelería porteña al que se le suma algún toque de magia, Los Galgos ocupa una esquina histórica que sigue marcando tendencia.
En el segundo piso está el secreto: la Vermutería de los Galgos. Un espacio de luces bajas, mesas con velas y vista a la Avenida Callao y una barra con fondo antiguo. Allí donde dicen que vivían los Ramos, se arma un after office -la Hora Vermú- que empieza a las 18 y termina a las 20 hs.
Ariel Lombán, barman e investigador de la historia de la coctelería argentina, estuvo a cargo del diseño de una carta de clásicos históricos con fuerte presencia de vermut y aperitivos: una tradición argentina. “Usamos bebidas nacionales emblemáticas como el gancia, el pineral, la hesperidina y el cognac tres plumas. Y después productos que son más argentinos que originales, como el cinzano y el campari, por ejemplo, dos bebidas que son más consumidas acá que en su país de origen”. En pleno Tribunales, donde el caos del centro invade las calles, un antiguo club nocturno bien porteño que, además, la termina de romper con una primicia: una de las primeras canillas de vermut tirado de la Argentina.
2) VARELA VARELITA: ¿PUEDEN CREER QUE ESTE LUGAR…? ¡LOS VIERNES A LA NOCHE SE PONE FUERTE / RAÚL SCALABRINI ORTÍZ 2102
Parece que todavía existe un Palermo que no se palermizó. Varela Varelita es la prueba de ello. A la mañana es un café de viejos; a la noche, un bar de jóvenes. Los viernes explota. El fernet, el cynar y el campari son los tragos que más salen. Entre los que no tienen alcohol, podés encontrar el clásico sifón de soda o tomarte un vasito de cindor. El resto es bastante sencillo: cafetería y sandwichería.
El refugio under de Palermo tiene posters de películas pegados en las paredes, fotografías en exposición y algún que otro cuadro. Hay caras conocidas en medio de reuniones de trabajo, hay duplas jugando al ajedrez mientras toman cerveza, y hay mucho tiempo para quedarse porque cierra después de las dos de la mañana.
“Como el bar tiene historia, a los jóvenes les gusta venir y ver gente mayor”, dice Gustavo Giménez, hijo de Javier, uno de los dueños del bar. Tiene 28 años y es el referente jóven del Varela, sonríe y saluda con cariño a gran parte de los clientes que entran. “Es la oficina de Libertella y el lugar donde los alumnos de Straface se juntan después de taller”, completa. Queda bastante claro: muchos proyectos artísticos se concretaron y se seguirán concretando en las mesas del Varela.
3) «DEPORTE» NOCTURNO EN EL CAFÉ SAN BERNARDO / AV.CORRIENTES 5436 – VILLA CRESPO
En la jerga, se le dice “San Ber”. Es la pasión de distintas generaciones que conviven en un mismo lugar: un galpón enorme de paredes de ladrillo que está abierto casi las 24 horas del día. El menú es un clásico que reúne pizzas, sándwiches, minutas y las famosas papas sanber con opciones que van desde su versión a la provenzal hasta con queso, panceta y verdeo. Tres opciones de postres porteños: flan casero, budín de pan y queso y dulce.
Si decimos que el San Ber es glorioso no es por lo antiguo -fue fundado en 1912- sino por la cantidad de competencias que se desataron puertas adentro. Pool, ping pong y billar son los juegos con los que transpira remeras la juventud que frecuenta este club social de Villa Crespo.
4) CAFÉ MARGOT: ¿QUIÉN DIJO QUE UN CAFÉ HISTÓRICO NO PUEDE TENER TAMBIÉN SU PROPIA CERVEZA ARTESANAL? / AV.BOEDO 857 – BOEDO
Depósito de bebidas de Boedo que se adjudica la autoría del sándwich de pavita al escabeche allá por los años cuarenta: el Café Margot es una visita necesaria. En el menú le dedican una hoja completa a la variedad de sándwiches que preparan a partir de este ave.
La variedad de opciones resulta tan completa como abrumadora: traviatas -galletas con fiambre-, pastas caseras, minutas, parrilla, pescados. Si hay algo que define a esta esquina con piso damero y mesas de madera gastada, es lo casero de la propuesta que, además, ofrece cerveza artesanal de elaboración propia. Cuentan con seis variedades, servidas en pinta o en jarra, que van desde las clásicas rubia, roja y negra, hasta las más exóticas: trigo con miel y belgian dubbel.
5) EL BANDERÍN DE ALMAGRO: «ACÁ A LOS JÓVENES LES GUSTA VENIR Y ENCONTRAR LA MÍSTICA DE BUENOS AIRES» / ATENTOS A SUS TRAGOS Y SU PICADA CALIENTE BOMBA / GUARDIA VIEJA 3601
Una colección histórica de banderines de todo el mundo lo convierte en una especie de museo urbano futbolero. La lista de tragos recorre clásicos -como el destornillador, el cuba libre y el gancia batido- y algunos un poco más difíciles de encontrar en otros notables -como el long island iced tea o el apple mojito-. Y para el happy hour, ofrecen el segundo trago a mitad de precio. Una picada caliente para compartir trae pinchos de pollo, revuelto de gramajo, batatas, muzarellitas, queso cheddar, salsa picante y pan saborizado. Todo por $480.
“Lo que está acá adentro es auténtico. La mística de Buenos Aires se encuentra en muy pocos lugares de Buenos Aires y no es en los lugares donde se enseña tango con un tipo vestido de gaucho”, explica Luis, el encargado del bar de Almagro cuya apertura fecha del 1929. “Acá los jóvenes que añoran la vieja Buenos Aires, no se sienten defraudados. Se quedan asombrados y vuelven. No solo por lo histórico. Acá encuentran la mística de Buenos Aires”.
Fotos: Inés Ripari y UNPLASH.