Arcade Club Social, un misterioso bar secreto con 27 juegos de los años 90
Luces de neón, maquinitas, música y cerveza. Lo vintage tomó la ciudad hace un tiempo (entre la vestimenta, los filtros de las fotos, y más). Pero los bares no se quisieron quedar atrás, porque lo que nació hoy son espacios donde pasar un buen rato no implica un dresscode exigente ni mucho menos, sino una puerta hacia un mundo tan retro como canchero. ¿Quién no la pasaba bien en los Sacoa? Hoy, divertirse, tomar algo y comer rico con amigos – o, por qué no, en una primera cita original – es la premisa de los barcades, este concepto que reunió lo cool de lo vintage con lo divertido de los juegos y lo tentador de una buena birra o trago. Una combinación que, con el boca en boca como principal aliado, llegó para quedarse.
Un poquito under, otro poco trendy, esta nueva fórmula de la noche porteña merece ser descubierta. Les dejamos tres espacios donde con la birra venden fichines.
“Varios de los socios venimos del cine y la música, e imaginamos un bar que remitiera a los arcade bar que solíamos ver en las películas de los 80. Nocturno, rockero y futurista, pero el futuro que se imaginaban en esa época, con neones y sintetizadores”, explica Santiago Idelson, uno de los creadores. Y todo eso es hoy El Destello. Un micromundo cinéfilo, ambientado en cada detalle (incluso hay un ET tamaño real y un auto DeLorean de Volver al Futuro), donde el protagónico lo tienen, por supuesto, las máquinas de arcade. Wonderboy, Snow Bros, Mortal Kombat, Street Fighter y otras historias vintage son las que te van a atrapar entre trago y trago.
Mesas comunales, un techo iluminado por tubos de neón, y una energía muy retro futurista van a ser la foto de todo Instagram. Tomar cerveza artesanal (hay ocho variedades), sidra tirada, vermú o algún trago clásico en la gira por los arcades tienta a cualquier gamer, o principiante que quiera probar sus habilidades por una noche. Además, acá las fichas van de regalo con la bebida, no se pagan aparte, así que todos pueden jugar. Pero ojo, la carta foodie tampoco se queda atrás. Diseñada con la ayuda de Lele Cristóbal, hay sándwiches que son una bomba. El de la casa, por ejemplo, con queso danbo y bbq de bourbon.
Un dato: la semana pasada, el bar inauguró una galería. La primera muestra incluyó el trabajo de nueve ilustradores que se inspiraron en San Junipero, el muy famoso episodio de la serie Black Mirror. El martes 19 de junio, la muestra será sobre cómo se creó el videojuego argentino de culto, NAVE.
El secreto y la intriga son inherentes a su esencia. Porque acá no hay fotos, ni ubicación, ni redes: todo reside en el famoso boca en boca y el misterio que eso implica. Entre tanto follow x follow, este bar y sus creadoras apostaron por algo distinto, más cercano a como era antes. Lo que sí sabemos, es que ese boca en boca funciona, porque está dando que hablar, y mucho.
¿Qué jugar? Los títulos son clásicos y ya son 27. En una vuelta muy nostálgica a los años 90, vas a entrar en el mundo del Pac-Man, el Tetris, Boubble Trouble (un hit del 2000), Wonderboy, Los Simpson, y más. La barra, además de tragos clásicos y cerveza – industrial, porque querían despegarse de lo artesanal que ya saturó –, vende fichines. Una mezcla extraña pero efectiva entre cervecería, arcade, y speakeasy que supo encontrar su lugar desde un concepto original y, sobre todo, relajado.
Porque todo secreto invita a ser descubierto, este bar – creado por Emi y Anita, dos mujeres fanáticas de la movida –, logró un revuelo interesante. “Este proyecto empezó hace un año y medio. Surgió como un deseo personal de crear algo que no existía en Buenos Aires: combinar arcades clásicos, esos que todos conocimos en los 90, y reversionarlos para los adultos de hoy. Queríamos volver al antes, al barrio, a los fichines, al boca en boca”, explica Emi. La esencia principal está en lo descontracturado de la propuesta. A pesar de tanto misterio, la idea es simple: generar una dinámica de club donde los grupos de amigos puedan pasar un buen rato, pedir una birra y divertirse jugando. Para comer, la simpleza se agudiza: panchos, veggies y alemanes. “Y el que quiera pedirse una pizza o unas empanadas, se puede, está todo bien”, agrega.
Ahora bien, entre tanta incógnita, la pregunta más frecuente es, ¿cómo hago para ir? La respuesta es una: escribí a @arcadeclubsocial y entérate cuándo conocer este paraíso gamer.
Zona Oeste también se sumó a la tendencia. Esta cervecería canchera con aires de barrio llegó a las zonas de Castelar, Ramos y Haedo, en este último espacio (que abrió el año pasado) incorporando la movida de la que les hablamos hoy. Si bien el espacio es más bien chico, la vibra joven, canchera y relajada, la birra artesanal, y la posibilidad de jugar tanto con consola como al metegol; hicieron que rápidamente se convierta en un favorito local. Como en casa, pero una mucho más divertida.
El arcade es de los que tienen varios juegos en una sola máquina – acá casi 7000 – y no es simplemente un objeto de decoración. No, se lo toman en serio: hay dos torneos al mes, con dos juegos diferentes en cada uno. Entre música indie, un menú de hamburguesas y sándwiches por el que vale la pena hacerse un espacio en la panza, y un ambiente súper descontracturado, el arcade se hizo lugar en Pompeya Pub Social. ¿Un dato? En las otras dos sedes hay otros juegos, como pingpong, metegol, hockey de mesa y juegos de mesa, también con campeonatos incluidos. Así que, si te movés por Zona Oéste, ya sabés dónde probar esta nueva tendencia.
Fotos: Ezequiel Zubiri, NAVE Arcade y Pompeya Pub Social.