EN VAN HACIA LA FASCINANTE ESTEPA DE MONGOLIA

En tren con mi nuevo amigo mongol Odko – y compatriotas suyos – de China a Mongolia

 

En van hacia la fascinante estepa de Mongolia, crónicas de oriente. Por Josefina Winograd (desde Mongolia). Fotos: Josefina Winograd, Charlie China, Jenniferr Chinn.
EN BUSCA DE UN “TRANSIBERIANO” MÁS ECONÓMICO

Los turistas suelen tomar el nostálgico y fascinante Transiberiano para cruzar de China a Mongolia. Se trata de un servicio ferroviario internacional que une Beijing (China) con Moscú (Rusia), haciendo una parada en Ulaanbaatar (Mongolia), mi próximo destino. Yo me propuse hacerlo por las mismas vías pero con servicios locales. Toma 10 horas más, cambios de trenes y cuesta 4 veces menos. Era claramente más incómodo y menos turístico, por lo cual tuve que hacer varias averiguaciones previas sobre conexiones, horarios y costos. No suena a gran cosa, cualquiera se toma un bondi en Retiro y hace una conexión en Mendoza para cruzar a Santiago de Chile, ¿no?, pero el detalle del idioma, nuevamente, no es un condimento menor. Así que mejor informarse antes.
 

“WASHINGTON” EL MONGOL GUY, Y LA INSUFRIBLE REVENTA DE PASAJES

Luego de una noche arriba de un sleeping bus llegué a las 6 de la mañana a Erenhot, ciudad a pocos kilómetros de la frontera con Mongolia. Súper orgullosa de mi previsión y averiguaciones (¡ya no daba la actitud despreocupada de China donde adolescentes de 20 años me estafaban la dignidad!), me subí a un taxi informándole cuánto iba a pagar por llevarme a la estación de tren. Si hubiera sabido algo de chino le habría aclarado: «sin puchero y sin chistar», al momento que asomó el infaltable regateo. Me sentía la nerd, que lamentablemente nunca había sido, confiadísima, conociendo todas las respuestas a un tricky multiple choice. ¡Qué placer!
La boletería abría en tres horas y la fila era de cincuenta personas. Esperé en el piso con mochila de respaldo, mientras desayunaba tranquilamente lo único que vendían ahí: huevos duros. Una hora antes que abriera la oficina, un mongol con una remera con una enorme inscripción que decía “WASHINGTON” se acercó y me preguntó, en un razonable inglés, que hacía ahí sentada. Me advirtió que después de las primeras veinticinco personas no iba a haber más tickets. Traté de informarlo sobre las capacidades de un tren, hasta que me calló drásticamente: los chinos tienen arreglos con los vendedores, y son los primeros 25 en la fila. Era la famosa reventa.
 

«Inmediatamente salté de mi posición despreocupada, y me pegué a «Washington» mongol guy, privilegiado número 20 en la fila. Abrieron las puertas y todo se transformó en un superclásico Boca – River. Empujones, gritos, risas, y yo ¡Yo no respiraba! ¿Dónde estaban esos mongoles hospitalarios y con ganas de ayudarte que había leído en Lonely Planet?»

 
Inmediatamente salté de mi posición despreocupada, y me pegué a «Washington» mongol guy, privilegiado número 20 en la fila. Abrieron las puertas y todo se transformó en un superclásico Boca – River. Empujones, gritos, risas, y yo ¡Yo no respiraba! ¿Dónde estaban esos mongoles hospitalarios y con ganas de ayudarte que había leído en Lonely Planet? Esto era peor que el subte de China, donde por lo menos las señoras gritonas tenían cortitos a todos con sus garrotes.

¿VIAJÁS VOS O VIAJO YO? UNA DE DOS

Llegó nuestro turno y quedaba sólo un lugar para ese día, parecía un chiste. Así que era mi nuevo amigo o yo. Discusión: “compralo vos –no, vos –no, vos”, habiendo hecho él la fila de tres horas, era ridículo que se quedara sin viajar, así que lo convencí que comprara su ticket del tren que salía en 6 horas. Salimos de la boletería, que seguía siendo un ring de box, y nos subimos a su moto para que me llevara a la frontera y consiguiera algún vehículo desde allá. Pero antes de partir un hombre nos ofreció un ticket de reventa. Obviamente pedía cuatro veces más y había una pareja de mongoles que estaban negociándole dos tickets para ese día. Le dije que le pagaba hasta el doble pero no más.

Los atardeceres increíbles entre el norte de China y la tierra de Gengis Kan

 
Dormir en ese pueblo y perder un día no era buen programa. Odko, mi nuevo amigo el mongol, hizo la negociación para los tres y consiguió los tickets, así que partimos ese día. Creo que hasta me pagó una parte, no entendí. Me invitó a desayunar y después fue a hacer sus valijas a su casa. El tren salía a la tarde, pero por suerte me aconsejó ir tres horas antes a la estación de tren porque de nuevo iba a ser un caos. Efectivamente, Boca- River una vez más, pero ya estaba sola, así que nadie me hacía de escudo. Ya en mi camarote con cuatro lugares, apareció Odko y 2 chinos que me llenaron de comida. Largo y lindo viaje.
En el tren sólo había mongoles o chinos, y el 90% de ellos eran comerciantes que viajan una o dos veces por mes: compran productos en China y llevan la mercancía en negro para vender en Mongolia. Odko era uno de éstos, pero aparte era luchador y había estado dos años en Estados Unidos entrenando al equipo de una universidad. La lucha es el deporte nacional de Mongolia.
Las míticas estepas mongolas desde el tren

 

A LAS PIÑAS EN UN TAXI DE ULÁN BATOR

A la mañana siguiente, llegamos a la estación de Ulaanbaatar, donde Odko emprendió una larga negociación con un taxi para mandarme al centro, a un hostal. El taxista era gigante y su panza, un embarazo de 48 meses. Me despedí de Odko, avanzamos un metro y nos interceptó la pareja de mongoles con la que habíamos –Odko y yo– compartido la comida de la noche anterior en la frontera. Comenzaron una charla cordial con el taxista, pero rápidamente se transformó en un increscendo de tensión, y terminó a las piñas. No entendía nada. Me invitan a subir a un taxi con ellos y me dejaron en la puerta de mi hostal. No me dejaron pagar, igual que la comida de la noche anterior. En UB más tarde me invitaron a comer con amigos, y me dieron un paseo por la ciudad de noche.
Conclusión día nº1: son grandotes, temperamentales y wrestling deporte nacional…. ¡qué combo!

DIFÍCIL LLEGAR AL LEGENDARIO CAMPO DE NÓMADES SI NO HAY RUTAS

Llegada a la capital, Ulan Bataar, quería rápidamente partir al countryside del país y ver los campos desiertos -Mongolia tiene tres millones de habitantes y es el tercer país menos denso del mundo, después de Sahara Oriental y Groenlandia-, lagos, caballos y familias nómades que viven en gers. Pero no hay transporte público para ir a estos lugares, de hecho no hay calles en la mayoría de los lugares. Así que había que contratar un tour. Mala noticia, primero porque no me gusta ese tipo de turismo organizado, segundo que eran bastante caros y tercero que no aceptaban pago con tarjeta de crédito. Así que estaba fucked up.
 

«Comenzaron una charla cordial con el taxista, pero rápidamente se transformó en un increscendo de tensión, y terminó casi a las piñas. No entendía nada. En UB más tarde me invitaron a comer con amigos, y me dieron un paseo por la ciudad de noche. Conclusión día nº1: son grandotes, temperamentales y wrestling deporte nacional…. ¡qué combo!»

 

EN VAN CON UN ISRAELÍ, UNA NORTEAMERICANA, DOS LONDINENSES Y UN DANÉS

Me fui al hostal más famoso a hablar con la gente y una chica, al contarle cual era la idea de viaje que tenía en mente, me dijo «you should meet Amit, a great israelian guy who is planning exactly what you are looking for». Me dieron el nombre del hotel donde estaba este chico, así que salí a su búsqueda. La recepción del hotel era un antro, y no tenían idea quien era Amit; pero por suerte me dejaron pasar y preguntar cuarto por cuarto. Finalmente, lo encontré, a él y a Jenn, una norteamericana que se había enganchado a la idea de Amit de alquilar una Van, sin guía, y dormir en carpa por 3 semanas. Ya éramos 3, pero el presupuesto de los chicos era bastante ajustado, así que había conseguir todavía tres personas más.
Las siguientes cuarenta y ocho horas no paramos: pusimos papelitos en los cafés, mandamos mails a todos los interesados en hacer un viaje asi, que habían posteado notitas recientemente, y vendiendo nuestra idea a cada turista que nos gustaba. ¡Nos sentíamos vendedores de repuestos de autos! Nos ilusionábamos y desilusionábamos a cada rato con posibles partners, que por a o b caían. No era fácil, considerando que era fin de la temporada y los turistas que encontrábamos se estaban yendo. Fin de la historia: el grupete estaba compuesto por nosotros tres Charlie y Patty, una pareja de londinenses que venían viajando hace un año, y Niles, o «Little Prince», un danés de veinte años que arrancaba su año sabático en Mongolia. ¡Listo!

En Mongolia, los vehículos son los caballos, y en el interior casi no hay carreteras

 

FANS DE DAWA: NUESTRO DRIVER

Día de mercado para la comida de la primera semana, bolsas de dormir y mats aislantes, alquilar carpas, equipo de cocina, camioneta Vancon driver, etc. Día eterno, ¡desorganizado e ineficiente como pocos! pero lo logramos y partimos 10 horitas más tarde de lo planeado. ¡Nuestra Van rusa era única! Y nuestro conductor Dawa, lo mejor de todo, claramente fue un ícono del viaje. Cuando salimos de Ulan Bataar, yo escuchaba el ruido de la caja de cambios, cada vez que Dawa intentaba pasar de cambio, y pensé: «en menos de veinticuatro horas vamos a estar varados. Esto no se banca la más mínima loma de burro.» ¡Tan equivocada! Pasamos lagos, ríos, dunas, montañas con rocas, y los más inverosímiles caminos al borde del vuelco, sin problema.
Pero claro, día por medio Dawa consagraba dos horitas al car service, donde disfrutaba revisando, limpiando y reparando su home car, como lo llamaba él. En el camino a veces nos encontrábamos con otras vans o autos con problemas, y Dawa parecía el Mc Giver del desierto, a todos los ayudaba y les arreglaba el problema. Además era un genio del manejo, después nos enteramos que había hecho varios rallies en Mongolia, ¡y para mí, ganó todos! Éramos literalmente fanáticos de Dawa. Cabe aclarar que sus documentos, billetera, celular y valiosas herramientas de taller, las llevaba en su bolsito Dior falso, que obviamente no tenía la menor idea de que marca era. Fue un lujo tener a Dawa, y más aún, al escuchar historias de otra gente con driversborrachos, o que pedían más plata en el camino, o simplemente no amigables. Termino compartiendo todas las comidas y vodka nightspara apalear el frío.

Dawa, nuestro chofer, con su set de herramientas

 

NO TODO ERA COLOR DE ROSA

El viaje fue muy bueno, pero no todo era color de rosa. Pasar veinte días, las veinticuatro horas del día, con cinco personas que no se conocen de nada, y tener que tomar decisiones a cada rato no es fácil. Pero a esto hay que sumarle la presencia de Amit, un israelí recién salido de la armada, donde fue oficial, es decir que tenía más aptitudes físicas y de liderazgo que el mero soldado, y Charlie, una aceptada obsesiva – compulsiva por la limpieza.
Suena a que nada tiene que ver una cosa con la otra, pero el resultado hubiera sido un deleite para cualquiera de los psicólogos que me rodean en Buenos Aires. Todo era cuestionable por el otro, ¡hasta como cocinar el porridge! Y como diría mi madre (psicóloga) «era una cuestión de poder». En fin, algunas veces, una batalla de egos, y otras, un show muy gracioso. Tengo que admitir que tanto uno como el otro, también me alteraron por momentos. Jenn parecía la cruz roja lidiando en los momentos de máxima tensión, y Patty y Little Prince no se enteraban de nada, riéndose de cualquier excusa que encontraban, menos conflictivos que ellos, imposible.
 

«El viaje fue muy bueno, pero no todo era color de rosa. Pasar veinte días, las veinticuatro horas del día, con cinco personas que no se conocen de nada, y tener que tomar decisiones a cada rato no es fácil. Pero a esto hay que sumarle la presencia de Amit, un israelí recién salido de la armada, donde fue oficial, es decir que tenía más aptitudes físicas y de liderazgo que el mero soldado, y Charlie, una aceptada obsesiva – compulsiva por la limpieza.»

 
Algunas características: Jenn era estudiante de medicina, la tuff girl, se bancaba el frío, no dormir, y siempre dispuesta todo. Y venía de voluntariado por cuatro meses en un hospital de Nepal, ¡la chica diez! La envidiábamos un toque. Little Prince, el niño más culto que conocí en mi vida: música, literatura, cine, política, South Park, todo, y con una humildad increíble. Creo que en veinte años voy a decir » viajé tres semanas y pelamos cebollas a lo loco con el primer ministro de Dinamarca».

A PUNTO DEL CONGELAMIENTO EN LA PRIMERA NOCHE DE CARPA EN LA ESTEPA

La primera noche en la carpa, que compartía con Jennifer y Amit, ¡fue un horror! No dormí ni un segundo del frío que tuve. Y empecé a entender porque la temporada terminaba. Las temperaturas caen a pasos agigantados. Tenía toda mi ropa puesta más la campera, y obviamente la bolsa de dormir, que era bastante angostita. Es decir, no me podía mover de lo apretados que estábamos en esa carpa minúscula (era para dos, aunque Amit me siga discutiendo que era para tres) y de la cantidad de ropa que tenía. Así descubrí mi claustrofobia: no podía respirar. Trataba de pensar en una playa desierta, pero rápidamente mis pies congelados y mi asfixia me traían a la realidad y por mi cabeza solo cabían preguntas como: «¿cuántas horas tienen que pasar con los pies congelados para tener que amputarlos?» o » ¡mi vida vale más! mañana hago dedo y vuelvo a UB, ¿conseguiré algo en el medio de este desierto sin ni siquiera calles?!». En fin, no morí ni tuve que amputar nada, simplemente la pasé muy mal esa noche. Así arrancaron mis 3 semanas de dormir poco y nada. En la próxima entrega seguimos en van por el desierto de Gobi, después a caballo por el centro del país, y finalmente por los lagos del norte. ¡Un paisaje tan increíble que las palabras sobran! ¡Pero por suerte – ya verán – también tengo fotos increíbles!
 





Crónicas de Oriente de Josefina Winograd, primera serie:  
1 – Myanmar, la tierra de los monjes, primera entrega: http://bit.ly/YC7CVu
2 – Myanmar, la tierra de los monjes, segunda entrega: http://bit.ly/WDVqU7
3 – Macau y Hong Kong, China en portuñol y China NYC: http://bit.ly/15WdgaO
4 – Because this is China (tierra adentro): http://bit.ly/ZdxYy2
5 – Usos, costumbres y manías de los chinos: http://bit.ly/ZZmRZd