Luis Scafati, artista plástico argentino, es dibujante desde que tiene memoria. Nació en Mendoza en el año 47, donde es ciudadano ilustre. Su formación estética parte del comic. Estudió bellas artes en la Universidad de Cuyo, asistió al taller del dibujante y grabador Roberto Páez y en el 76 se radica junto a su familia en Buenos Aires. Publicó dibujos en muchas revistas, ilustró libros como La Metamorfosis de Kafka y ganó el gran premio de honor en el Salón Nacional de Dibujo. Dueño de una impronta personal, este dibujante de realidades conversó con Maleva.
¿Un recuerdo de tu infancia en Mendoza?A los 8 años estuve un largo tiempo enfermo, en cama, esto hizo que me pasara el día dibujando mapas con lápices de colores. Creo que fue ahí donde comenzó todo.
¿Qué lugar le dio tu familia a tu creatividad?Mis padres siempre apoyaron mi vocación, sin darle demasiada trascendencia, pero si proveyéndome de lápices y papeles. Cuando decidí estudiar artes, no tuve ningún problema, todo lo contrario. Siempre me acompañaron aunque mucho no comprendían de qué se trataba. Esto lo hace más valioso.
¿Creés que hay alguna relación entre el vino y el arte?Probablemente, arte y vino llegan, por diferentes canales, al espíritu. No creo que sea imprescindible ningún aditivo para desarrollar la imaginación. Sólo el trabajo. En cuanto al vino, me gusta.
¿Qué es lo que más añorás de Mendoza?Añoro una época que ya no está. Si bien vivo con interés e intensidad este presente que me toca. Cuando pienso en Mendoza no puedo dejar de evocar el pasado, una calle, un amigo, ciertas noches de verano en que la gente se sentaba en la vereda. Un mundo menos poblado, vos podías caminar por una calle vacía. Uno no elige el lugar donde nace, y ese lugar nos marca.
Los dibujos son «herramientas» que le sirven para expresar lo que le pasa
¿Cómo fue mudarte a Buenos Aires? ¿Cómo era el mundo del arte en ese momento?Mudarnos a Buenos Aires fue una conmoción. Venía con mi mujer y dos de mis pequeños hijos a instalarme en una ciudad desmesurada, caótica y en el marco de una época oscura, plena dictadura. Fue traumático, aunque Marta, mi mujer, ayudó a que todo fuera mejor. Acá encontré un maestro y amigo que fue Roberto Páez, el fue alguien generoso que se brindó y pude comprender y trabajar en lo mío. En ese momento el mundo del arte era mas acotado, se” hablaba en voz baja”, había mucho temor y esto incidía en lo que se podía ver en salas y museos. Las prohibiciones estaban a la orden del día. Los diarios hacían silencio.
¿Qué es lo que te hace elegir el dibujo como medio expresivo? ¿Encontrás relación entre el dibujo con la literatura?Siempre dibujé. No sé si yo elegí el dibujo, puedo pensar que fue al revés. La literatura me interesó desde muy joven, leía desde historietas hasta novelas, sin orden, lo que caía sen mis manos. Creo que dibujo y literatura son manifestaciones cercanas. Quien dibuja relata. No es casual que haya tantos dibujantes que escriben o viceversa. Pienso en Gunther Grass, en Victor Hugo, en Audrey Beardsley, en Alfred Kubil. La lista es muy larga. Pero en mi caso son vocaciones paralelas, donde el límite es difuso. Durante años llevé un diario dibujado.
¿Que es lo que, para tu gusto, no le puede faltar al dibujo? ¿Y qué no te gusta que tenga?A un dibujo no puede faltarle la claridad de concepto. Es lo que lo hace fuerte. Aprecio en un dibujo lo que me transmite. No me gustan los lugares comunes en un dibujo. Las soluciones cancheras.
¿Cuál pensás que es el papel que cumple la política en el arte?El arte está hecho por personas que tienen ideas, por lo tanto no es de extrañar que esas ideas lleguen de alguna forma a lo que hacemos. Esto no quiere decir que así deba ser. Pero tampoco está mal que suceda. En mi caso particular, muchas veces expresé cosas que tenían que ver con el momento coyuntural que nos tocaba. Dibujar es mi herramienta con lo que intento expresar lo que me pasa.
¿Si tenés que elegir un dibujo tuyo, cual elegís? ¿Y por qué?Es difícil sino imposible elegir un dibujo, sobre todo un dibujo de mi propia autoría. En todos o casi todos hay aciertos y errores. Mi mirada no es ecuánime, todo lo contrario. Por ejemplo tengo un buen recuerdo de todas las ilustraciones que realicé para La Metamorfosis, pero esto no quiere decir que no hiciera dibujos mejores o que yo juzgo mejores por algún motivo. Lo más probable es que me equivoque en mis elecciones.
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