Porque los días estivales nunca fueron tan calurosos ni tan secos, o porque “algo” – de enrevesada y oscura explicación científica – pasó desde que hizo erupción el volcán Puyehue en 2011. En Villa la Angostura, los que saben – o sea, los guardavidas – aseguran que el agua de los lagos nunca estuvo tan templada: 4 o 5 grados más que el promedio histórico. Una razón más para que las playas de esta ciudad patagónica, de paisajes escenográficos, sigan teniendo el protagonismo que tienen en verano. Pocos destinos del sur andino tienen tantas, tan lindas y tan variadas playas como Angostura. “Cada vez más gente viene por nuestras playas”, asegura Marcos Arreche, al frente del equipo de bañeros de la ciudad y director de Defensa Civil.
Aquí hay playas oscuras de arenas volcánicas, y de arenas blancas; de aguas heladas y de aguas templadas; de aguas turquesas símil Caribe y de aguas azul profundo; playas íntimas, exclusivas, playas para aventureros, playas cancheras, juveniles, playas populares donde no entra un alfiler; a las que se llega en auto, caminando por un sendero media hora, en lancha; y las hay en tres lagos distintos: Nahuel Huapi, Correntoso, y Espejo. Y hasta playas que tienen, cual Punta del Este, su Mansa y Brava, sólo que aquí están separadas por 20 metros una de la otra, y en el medio, un bosque de arrayanes. Y también están las que el sol sale por atrás, por el fondo, por el costado. Bikinis, anteojos de sol, Ipods, sintonía relajada. Espíritu playero al ciento por ciento. Maleva les cuenta cómo es cada una.
«Acá hay playas oscuras de arenas volcánicas, y de arenas blancas; de aguas heladas y de aguas templadas; las hay en tres lagos distintos: Nahuel Huapi, Correntoso, y Espejo. Y hasta playas que tienen, cual Punta del Este, su Mansa y Brava, sólo que aquí están separadas por 20 metros una de la otra, y en el medio, un bosque de arrayanes. Y también están las que el sol, o se pone, o sale, por detrás, por el fondo, o por el costado.»
Esta playa está en el Lago Correntoso (cerca de donde desemboca el río homónimo, el más corto del mundo) y es una de las preferidas por la gente de Villa la Angostura. En enero y febrero si está lindo se llena. Y vienen todos: familias, chicos, parejas, locales y turistas. “Es nuestra Bristol”, la define Marcos Arreche. Claro que una Bristol en medio del bosque, sin bares ni comercios, y con el escenario majestuoso de la Cordillera de los Andes en un 360 grados. Sombrillas, chicos jugando, heladeritas, mucho mate, beach voley, sirenas y mirones. Las aguas son más calidas que las del Nahuel Huapi, así que es factible nadar un poco. “Es una linda playa para ir por la mañana porque hay menos gente y el sol aparece por detrás e ilumina todo, más a la tarde se oculta entre las montañas y hay más sombra”, le aconseja a Maleva Pablo Bruni, Subsecretario de turismo de la Villa. (a 4km de Angostura, por la ruta 231 a Siete Lagos)
Si Arreche definió a la del Correntoso como la Bristol, a esta la define como “la Punta del Este de Angostura”. O sea, la más exclusiva y top de las playas. Un grupo de amigas bronceándose en silencio, sobre sus pareos. Un matrimonio abstraído, cada uno con su libro. Se llama así porque así se llaman los dueños de la casa que da a la playa, pero es de acceso libre. Está en la Península Manzano (el barrio más elegante de Angostura), sobre la cara que da al lago abierto. Lo mejor para dar con ella es ir hasta la Península y ahí pedir que los lugareños te indiquen la ubicación exacta. Es agreste, no hay comercios ni nada por el estilo. Las aguas son frías. Bruni prefiere no llamar a las playas de Manzano exclusivas, pero sí “íntimas”. Son ideales para descansar “para charlar en voz baja”. “Son playas para el relax – dice Bruni – donde es posible cierta intimidad, yo recomiendo a las de Manzano para las 5 o 6 de la tarde, hasta para ir vestido con un buzito, después de un día de otra actividad”. Recomendación malevense: llévense un vinito, y un queso brie. Y descorchen frente a un sunset majestuoso.
«Las playas de Península Manzano son ideales para descansar, “para charlar en voz baja”. “Son playas para el relax – dice Bruni – donde es posible cierta intimidad, yo las recomiendo para las 5 o 6 de la tarde, hasta para ir vestido con un buzito, después de un día de otra actividad”. Recomendación malevense: llévense un vinito, y un queso brie. Y descorchen frente a un sunset majestuoso.»
Están en el itsmo de Quetrihué, en la entrada del Parque Nacional los Arrayanes, en la famosa angostura que le dio el nombre a la localidad. La Brava, que mira al Sur, está expuesta al viento. La mansa, protegida por la península, mira al norte y es más tranquila. Sus aguas son frías, pero las de la Brava – atentos a este dato – son tres grados más calidas. Los bañistas no patagónicos suelen deambular con el agua hasta la cintura, con un dilema eterno en la cabeza, de si animarse al shock glacial o no. En cambio, los chicos de Angostura se tiran de cabeza desde los muelles como si nada. Está bueno ir a estas playas como una parada antes o después de encarar el Parque Nacional Arrayanes. Tienen muchos restós y bares alrededor, de buen nivel y pintorescos. Para almorzarse algo típico como puede ser un pancho con chucrut, una trucha con roquefort, y cerveza helada y artesanal de por medio. El plus de este rincón es que se puede hacer “un juego de playas.” Por ejemplo, cuando el sol se puso en la Brava, ir hacia la Mansa, y viceversa, y descansar del calor bajo la sombra de los arrayanes. El público es más turista que local.
«El Nahuel Huapi es el más frío de los lagos de Angostura, con temperaturas que van en verano de los 9 a los 15 grados. En el Espejo, zambullirse, ya es una experiencia mucho menos hostil porque las temperaturas estivales van de los 16 a los 21 grados. Pero las que tienen temperaturas ya de balneario marítimo son las del Correntoso, de 18 a 22 grados.»
Esta es otra playa multi-target, muy popular, a la que la gente va a pasar el día entero. Sus aguas son bastante templadas y el paisaje es majestuoso. A diferencia de la playa del Correntoso, aquí hay una proveeduría para comprar bebidas frescas y alguna que otra cosa para picar. Es una playa ideal para ir con chicos. (En la ruta de los 7 lagos, a diez minutos de Angostura)
El color de las aguas de esta playa realmente es de postal polinésica, faltaría el arrecife de coral y todo tendría sentido. No es fácil llegar pero vale la pena. Está en el lago Espejo frente al cerro Campana. Y sus aguas no son un hielo. Sólo se puede llegar en embarcación (averiguar en el pueblo). Es pura paz, prácticamente no hay ruidos (más allá de los pájaros y las olitas del lago). El toque fantástico de esta playa es que es una de las pocas playas de Angostura cuyas arenas no son oscuras sino blancas (como si faltara algo para sentirse en el trópico). Cerca, está la playa de la Aguada del Burro, prácticamente desconocida para el turismo. Lo lindo de esta playa es que tiene un “veril” muy amplio: la plataforma por la que se extiende la playa bajo el agua antes de caer abruptamente, llega a 40 metros de la orilla. Un sendero que empieza en el km 77 de la ruta de los 7 Lagos nos deja, igual lo prudente es informarse con detalle en el lugar.
«El color de las aguas de la Playa Escondida es de postal polinésica, faltaría el arrecife de coral y todo tendría sentido. No es fácil llegar pero vale la pena. Está en el lago Espejo frente al cerro Campana. Y sus aguas no son un hielo. Sólo se puede llegar en embarcación. El toque fantástico de esta playa es que es una de las pocas playas de Angostura cuyas arenas no son oscuras sino blancas.»
En la desembocadura del Río Bonito con el Nahuel Huapi. La única manera de dar con ella es caminando por un sendero – son aprox 20 minutos – que empieza en la fundación Salmónidos. Es una de las playas más amplias y extensas de Angostura. La traza para llegar es lindísima, es un paisaje muy verde. Playa ideal para los que busquen mucha arena, pero no mucha gente. Es perfecta para pasar el día y llevar todo lo necesario para hacerse un picnic.
Arreche considera que “hay que terminar con el mito de que no te podés meter al agua de nuestros lagos”. Lo que sí recomienda es que la inmersión sea progresiva. Eso de que lo mejor es meterse de una, como los bálticos después del sauna, es falso y peligroso. Es clave saber que la temperatura del agua varía de playa en playa, y sobre todo de lago en lago. Los factores que inciden son varios: profundidad, temperatura exterior, iluminación solar, entre otros. Pero, para que se den una idea, el Nahuel Huapi es el más frío de los lagos de Angostura, con temperaturas que van en verano de los 9 a los 15 grados. En el Espejo, zambullirse, ya es una experiencia mucho menos hostil porque las temperaturas estivales van de los 16 a los 21 grados. Pero las que tienen temperaturas ya de balneario marítimo son las del Correntoso, de 18 a 22 grados. “Nunca estuvo tan templada la temperatura del agua, creemos que tiene que ver con que nunca hubo en Angostura días tan cálidos como los que estamos teniendo ahora, con marcas que llegan a los 32 grados, y encima días muy secos, todo esto antes era muy raro”, afirma Arreche.
Otras fotos: Gentileza Subsecretaría de Turismo de Villa la Angostura y Santiago Eneas Casanello