Los Eggs Benedict son la expresión gastronómica de una orquesta cuyos instrumentos se complementan en perfecta sincronía para producir un maravilloso resultado final: música para el paladar. Son cuatro los elementos infaltables de esta sublime receta en la cual algunos se permiten jugar con distintas variantes: pan, algún tipo de jamón (algunos prefieren el salmón), salsa holandesa y, por supuesto, huevos. Su origen está en Estados Unidos y al día de hoy que se da una acalorada disputa (ver bonus track al final de la nota) por determinar quien fue el inventor de este manjar brunchero. Lo cierto es que esta perfecta combinación de sabores pisa fuerte en Buenos Aires. Por eso, recorrimos la ciudad para encontrar las mejores versiones.
La casona antigua de Villa Crespo es ya un clásico de la escena del brunch porteño. MALEVA habló con su dueño, Darío Muhafara quien nos contó que desde un primer momento se concibió a Malvón para que fuera un lugar donde uno de sus pilares fuera el brunch. Y lo lograron. Entre las variadas y suculentas opciones se destacan los Eggs Benedict. El clásico English Muffin, amasado y horneado en la casa, sirve de soporte a unos huevos poché cocidos al minuto justo, cubiertos por una riquísima salsa holandesa y una lluvia de bacon bien crispy. Se acompaña con rúcula y berro y batatas fritas. También ofrecen la variante de salmón, muy solicitada especialmente por extranjeros en un principio. Hoy es un empate. “Junto al Popover, son los platos más característicos y pedidos de nuestro brunch y la gente lo incorporó de inmediato”. Pero eso no es todo. Si pedís los Eggs Benedict también vas a recibir otras cositas. “Tratamos de armar una propuesta que invite a probar sabores que no son habituales entre nosotros pero que son clásicos del brunch como el Cornbread muffin (pancito de maíz) o la manteca de frutilla. Es muy difícil contarle a la gente que se come combinado dulce y salado quizá en el mismo bocado ya que no es algo habitual para nosotros”, cuenta Darío. Lo nuevo a veces asusta, pero también sorprende.
Sí, sí. Decile que sí a los Eggs Benedict de Oui Oui. El almacén de Palermo que ya cumplió 11 años este abril fue uno de los precursores en incorporar los huevos benedictos, cuando todavía no se podían encontrar en ningún lugar de la ciudad. Y si buscás unos huevos que reflejen abundancia, delicia al extremo y balance perfecto de sabores, los vas a encontrar acá. Oui Oui se animó a reemplazar el English Muffin por pan de Brioche, los sirve con jamón cocido natural y, por supuesto, la salsa holandesa. Acompañan también una generosa porción de papas al horno y verdes con vinagreta de nuez. ¿Por qué son tan pero tan ricos? “Su frescura, la simpleza de un huevo poché bien hecho, su pan de Brioche hecho aquí mismo, nuestra súper salsa holandesa casera y el amor con el que están hechos”, explica Rocío García Orza, dueña y cocinera de Oui Oui, sobre uno de sus platos favoritos, que también es uno de los más vendidos en este cálido rincón palermitano (más bien rincones, ya que poseen dos locales prácticamente enfrentados en la calle). “Preparamos la comida simple que nos gusta comer y que no se encontraba en ningún restaurant. Respetamos los ingredientes que usamos, todo es de primera calidad, es artesanal y hecho acá en Oui Oui todos los días. Nos gusta cocinar y amamos lo que hacemos. Tratamos siempre de ser lo más rico, sencillo y honestos con lo que servimos”, dice rocío. Merci.
Entrar a Home es como toparse con un oasis. En pleno Palermo, se esconde este petit hotel en el cual no es necesario ser un huésped para disfrutar de las bondades de su restaurante perfectamente ubicado en un jardín que emana paz y relax. Y entre el menú de Home, ahí están ellos. Los Eggs Benedict que su dueña, Patricia O´Shea, no podía dejar de incluir entre los platos de un menú cuidadosamente diseñado. “Cuando abrimos hace 10 años, el concepto de brunch no era muy conocido. Mi esposo es inglés y yo viví en Irlanda 16 años. Todos los domingos íbamos a un restaurant llamado Odessa a comer brunch así que al volver acá, no dudé en instalarlo en el hotel”, relata. Y es así como hoy los Eggs Benedict son uno de los platos más pedidos y uno de los preferidos de Patricia hace tiempo. Y a diferencia de las versiones más comunes, decidió la variante con salmón, ya que en Argentina siempre predomina la carne y era una buena manera de incorporar más pescado. Se acompaña con papas doradas al horno y rúcula. Como en casa.
Ninina es algo así como una paradoja. Una combinación perfecta de minimalismo y calidez que por algún motivo confluyen en perfecta armonía. Y así también son sus Eggs Benedict. Sobrios, simples y perfectos. La comida siempre fue un tema muy importante y presente en la familia de Emmanuel Paglayan, fundador de Ninina, quien en 2013 creó este fantástico lugar sobre las bases y la herencia de Selvi, marca líder en repostería y pastelería de excelencia y vanguardia durante dos décadas, creada en 1980 por Marta Gueikian, madre de Emmanuel y alma máter de Ninina. Pero volviendo a los protagonistas de la historia, los huevos Benedictos, Emmanuel nos contó: “A mi mujer Sol le gustan mucho. Es algo que siempre que viajamos a Estados Unidos o Europa se pide. Y nos pusimos a pensar por qué en Buenos Aires era tan raro de encontrar y decidimos incorporarlo a la carta”. Aún hoy se sorprende por el éxito que tienen. ¿El fuerte? “El respeto por la receta original, la calidad y frescura de la materia prima que nos caracteriza, un English Muffin 100% casero y una salsa holandesa preparada en el momento”, cuenta. Y por supuesto, huevos de campo. Acompañan a esta versión panceta crocante, ciboulette y rúcula selvática. Suele acompañarse mucho con café o algún jugo, como por ejemplo el de kale, manzana verde, limón, menta y jengibre. El balance perfecto.
¿QUIÉN LOS INVENTÓ? EL INCREÍBLE DEBATE:
El origen de los huevos Benedictos es aún incierto y hay distintas versiones sobre cómo nacieron para convertirse en un clásico del brunch que ya conquistó a los argentinos. La primera historia se remonta al año 1894 y el corredor de Wall Street Lemuel Benedict, quien durante su hospedaje en el Hotel Waldorf de Nueva York, reclamaba la cura para la resaca y para ello pidió: una tostada con manteca, huevos pocheados, panceta bien crocante y un generoso baño de salsa holandesa. El legendario “Oscar of the Waldorf”, Oscar Tschirky, maître d’hôtel, quedó impresionado ante la petición y decidió incluirlo desde ese entonces en el menú de desayuno, sustituyendo la tostada por un English Muffin. Habemus primera teoría.
Las próximas hipótesis pertenecen a una contienda por ver quién se lleva el crédito de la invención de los Eggs Benedict, y teniendo a The New York Times como “mediador”. Edward P. Montgomery, un norteamericano residente en Francia, alegaba en una carta publicada en el diario que el plato había sido creado por un el comodoro E.C. Benedict, un banquero que había muerto en el 1920, amigo del hermano de su madre. Una siguiente carta escrita por Mabel C. Butler de Vineyard Haven respondía a la de Montgomery, jurando tener “la verdadera historia”. El crédito aquí era para el lujoso y mítico restaurant de la Gran Manzana Delmónico´s, en el cual solían desayunar el Sr. Y la Sra. Benedict. “¿No tiene usted hoy algo nuevo y diferente que sugerirnos?”, preguntaron un día al maître, quien propuso un desayuno a base de huevos escalfados sobre una tostada de muffins ingleses y una tira de bacon o jamón, todo ello recubierto de salsa holandesa. Eureka: los Eggs Benedict.