Jorge Luis Borges en uno de sus cuentos decía: “Nadie ignora que el Sur empieza del otro lado de Rivadavia… quien atraviesa esa calle entra en un mundo más antiguo y más firme”. Desafiemos sus palabras: habrá antigüedad en el sur pero también sus barrios son generadores de nuevas tendencias y mucho del lifestyle más lindo de Buenos Aires. En San Telmo, Puerto Madero y La Boca hay mucha vida (y linda vida). Y una tendencia que poco tiene que ver con el pasado o lo anticuado se está imponiendo cada vez más en estos territorios: las terrazas. Desde museos hasta hoteles, en pocas zonas de la ciudad hay tantos rooftops con tan buenas propuestas. ¿Cuáles son los hotspots y cómo disfrutarlos?
Si pudiera ir todos los días a divertirme este rooftop, iría. La vista es única y la propuesta también. El hotel en cuestión sólo organiza una o dos fiestas al mes (que aunque es poco, por algo uno se queda con ganas de repetir… son muy lo más). Este ciclo de eventos que se realizan en el Hotel Madero, que ofrece un marco inmejorable para pasarla bomba, son muy incipientes. El primer after se llevó a cabo para San Valentín -bajo el lema “Sin Valentín”- y sin dudas la rompió. Tanto así que en marzo prepararon un evento parecido para el día de la mujer y se espera la próxima fiesta para fines de abril (shhh… es top secret). No sólo que la coctelería es excelente (recomendamos el Cosecha Especial Brut Rosé de Norton con jugo de cranberry y espuma de hibiscus, una delicia) sino que también preparan un buen sushi, y lo mejor: no es tan caro, los tragos rondan los 130 pesos. Si no te gusta bolichear, no te hagas drama porque es un espacio gigante y podés estar muy chill únicamente tomando algo.
El dato: a las fiestas se ingresa por lista y cuentan con una capacidad máxima de aproximadamente 500 personas. Si querés asistir a algún evento tenés que comunicarte con el mail del hotel.
Defensa es LA calle de San Telmo. A lo largo de sus cuadras hay de todo: locales de antigüedades, de decoración, restós, cafés y galerías. Y dentro de una en particular, me encontré con uno de los secretos mejor guardados de este barrio: el Café Patio Ezeiza, que de ahora en más voy a volver un must de los domingos. Este mix sublime entre lugar para recorrer y para sentarse ofrece una experiencia muy de época. Los muebles acompañan y decoran la escenografía siglo XIX que muchas veces es invadida por shows musicales y culturales. Es ideal para ir a tomar el té. ¿La recomendación? El chocolate caliente, dicen que es uno de los mejores de la zona. Si por el contrario, estamos pensando más bien en una salida nocturna también nos vamos a llevar una linda sorpresa… ¿qué pedir en ese caso? Alguna de sus cervezas artesanales pero OJO cuando bajen la escalera empinadísima después.
El dato: San Telmo, y más particularmente la calle Defensa, se llena de gente los fines de semana, si no tenés problema con eso, y como dije anteriormente, es un excelente plan para los domingos.
L’ atelier de Celine es el perfecto híbrido entre la cocina original francesa y la arquitectura colonial rioplatense. Se encuentra en una amplia casona de 1807 que conserva todas las características de la época (una joyita). La carta, como es usual en los restós de impronta francesa, cambia con cada estación para asegurarle al comensal frescura en los productos y calidad. Es una experiencia para compartir, y en los días en que la temperatura es agredable, la terracita se vuelve un espacio mágico. Entre los platos que más se destacan encontramos el rilette de pato, la mousse de hígado de pollo al oporto y la terrina casera de cerdo o carnes, plato preferido de Astérix, el personaje de la literatura francesa. Sin embargo, si vas con tu pareja (cosa que es ideal) podés compartir el plato más aclamado de la casa: la Trilogie.
El dato: si bien la casona de noche brilla en todo su esplendor, los domingos ofrece un brunch estilo francés digno de ser degustado.
Pablo Massey sabe lo que hace: no se equivocó con La Panadería de Pablo y tampoco lo hizo con Casa Cavia. Y si bien ambos restaurantes ofrecen platos únicos y deliciosos, seguramente envidian la vista que tiene Piso 3, la terraza privada del afamado chef. Con una visual cinematográfica de la cúpula de la Basílica de San Francisco de Asís. Lo único malo de este espacio es que para acceder hay que estar invitado a un evento. En el pasado, se organizaban afters algunos días pero hoy por hoy sólo se dedican a la realización de eventos corporativos o sociales. Francis Mallman describe a Pablo como un chef “moderno o clásico, rústico o refinado” y esa misma apreciación sirve para esta terraza. Digna de ser visitada, tan digna que sólo algunos pocos pueden hacerlo.
El dato: de realizar un evento allí (que puede ser tanto diurno como nocturno) y al ubicarse arriba de La Panadería, la comida y coctelería quedan a cargo de estos especialistas, una oda al buen comer y beber.
Se trata de la propuesta más cultural de todas. Un paseo pintoresco por La Boca puede terminar coronándose con una rica comida en la Cafetería de uno de los museos más lindos de la Ciudad. La terraza que ofrece la Fundación Proa otorga una de las vistas más extraordinarias de La Boca: la Vuelta de Rocha, el Puente Transbordador Nicolás Avellaneda, el complejo creado por Quinquela Martín y el Riachuelo, son todos componentes que hacen a una escenografía digna de admirar desde arriba. Además, la vista no es lo único lindo que tiene la Cafetería, la propuesta culinaria también lo es. Café Proa propone una nueva carta preparada por su chef, Lucas Angelillo con una variedad de sandwiches ( recomendamos el de pollo con guacamole y queso y el de salmón ahumado, brie y rúcula, ideales para comer liviano y seguir con el recorrido tanguero). Para aquellos que no quieran sentarse a comer, ofrecen aperitivos y fingerfood (destacamos la espinaca a la crema con nachos, una delicia original).
El dato: un domingo por mes prometen hacer celebraciones en la terraza.
Fotos: gentileza lugares mencionados / La foto destacada corresponde a una roofparty en el Hotel Madero