Quizás no todos la ubiquen de cara (aunque la mayoría le prestaría atención si la ve pasar con su melena dorada y su altura por la calle), pero más de uno debe tener un producto en su casa con un toque de Vik Arrieta, ilustradora y dueña, junto a su marido Pablo Galuppo, de Monoblock.
Alguna taza con gatitos hipsters, quizás medias con dibujos de Liniers o tal vez el libro-cuaderno Notas de Café de Nicolás Artusi. Además de diseñar objetos originales que funcionan como soporte de la obra de decenas de artistas, Vik produce y dibuja para la marca Ver su colección Monoblock, es anfitriona de las Pecha Kucha Night Buenos Aires (organizadas por su amiga May Groppo), ilustró varias tapas de los libros de culto para chicos Caídos del Mapa desde los 16 años y escribió, también para los más jóvenes, Redes Peligrosas, de la cual está preparando una segunda entrega.
«Vik produce y dibuja para la marca Ver su colección Monoblock, es anfitriona de las Pecha Kucha Night Buenos Aires (organizadas por su amiga May Groppo), ilustró varias tapas de los libros de culto para chicos Caídos del Mapa desde los 16 años y escribió, también para los más jóvenes, Redes Peligrosas, de la cual está preparando una segunda entrega.»
Sobre todas las cosas, se define como una “joy defender” y le gusta pasarle a los que la rodean las ganas de vivir y sentirse mejor. Sigue la dieta paleo pero no deja de tomar un buen Negroni en un evento si la noche acompaña y vive en Palermo pero disfruta más de su fase desconocida, esa que solo ven los que amanecen en sus calles adoquinadas. Conozcan a Vik Arrieta, que su energía contagia hasta a través de la pantalla.
¿Qué cosas de tu día pensás que hacen que tengas una linda vida?
Vivir a cinco cuadras de Monoblock Palermo. Agradezco todos los días no tener que viajar 45 minutos para ir a trabajar. Camino mucho, ando en bici y tengo un colectivo que me deja directo del local en el Patio del Liceo (donde está el otro). El 39 es mi limusina. También soy re de vestirme, me encanta que me inviten a un cócktail y saber qué vestido es perfecto para la ocasión. Tengo apego a una cuestión más clásica, más Mad Men. Disfruto de la ropa también desde el lado expresivo, porque dice algo.
¿Y un sábado ideal cuál sería?
Quedarme en casa con Pablo, poner alguna de nuestras playlists para cocinar, servirnos un Campari con pomelo, un Aperol Spritz o un Negroni y preparar algo juntos. Nos salen bárbaro unas “hamburguesitas” que tienen calabaza en vez de pan y están rellenas por langostinos salteados con coco. Ahora me compré una máquina para hacer helados y ya me salió bárbaro uno de cacao amargo, leche de coco, aceite de coco, avellanas tostadas y un poco de miel. Me encanta encontrarle la vuelta paleo a las recetas.
«Agradezco todos los días no tener que viajar 45 minutos para ir a trabajar. Camino mucho, ando en bici y tengo un colectivo que me deja directo del local en el Patio del Liceo (donde está el otro). El 39 es mi limusina. También soy re de vestirme, me encanta que me inviten a un cócktail y saber qué vestido es perfecto para la ocasión.»
Y de lunes a viernes, les toca trabajar juntos pero en la oficina, ¿cómo fue que decidieron crear un espacio como Monoblock en pareja?
Mis papás trabajaban juntos, también entre libros, así que lo mamé desde ahí. Con Pablo nos conocimos cuando trabajábamos para Pearson Longman, la editorial, donde yo hacía Marketing. Cuando me independicé empezamos a salir y primero hicimos una agencia de comunicación y branding en 2004. Le poníamos mucho amor pero no arrancaba, ahí te das cuenta de que aunque pretendas darle el 100% a algo, si no sale de adentro no va a ser más que un 99%. En 2007 fuimos a Trimarchi con 5 modelos de cuadernos a ver qué pasaba y ahí arrancó la idea de Monoblock.
Con los dos locales y los más de 130 mil seguidores en Facebook, ya están instalados en el público, ¿cómo lo notás vos todos los días?
Me pasan fotos por Twitter de gente que está desayunando con nuestra taza de “Sonría por favor” y está copada con el mensaje porque ver eso le refuerza la sonrisa de la mañana. Yo me vuelvo loca. Ahí es cuando el rol de inspirar, que no me parece nada pequeño, cobra sentido para mí. Hay gente que lo hace de manera magnífica y mueve millones de personas a la vez, pero creo que también hay lugar para pequeños espacios.
«Me pasan fotos por Twitter de gente que está desayunando con nuestra taza de “Sonría por favor” y está copada con el mensaje porque ver eso le refuerza la sonrisa de la mañana. Yo me vuelvo loca. Ahí es cuando el rol de inspirar, que no me parece nada pequeño, cobra sentido para mí.»
¿Cuál es la parte de galería de arte que tiene Monoblock?
Generamos ese lugar en donde cada uno puede conocer qué del arte le llama la atención como para pensar “Yo pago tanto por esto”. ¿Cómo vas a saber qué es lo que te gusta sin poder elegirlo? Distinto es ir a un museo y decir que algo te gusta. Es el primer paso para conocer tu gusto y quizás el día de mañana comprarte una obra grande.
¿Qué te queda pendiente?
Al principio queríamos empoderar al mundo de la ilustración que ahora ya tiene una pata mucho más sólida. Hoy nuestra ambición es grande aunque estamos súper contentos por el lugar en el que nos puso la gente que entra, ve algo lindo, le parece que tiene valor y se lo lleva. Nos gustaría generar un cambio desde lo emocional, empoderar a la gente a que confíe en que puede hacer lo que le gusta y darse ese lugar de fantasía y de arte. Donde hay amor y libertad hay creación, en eso confiamos.
«Aunque mejoren la pantalla del Kindle todo lo que puedan, yo igual voy a necesitar abrir el libro y olerlo.»
Si bien Monoblock es un montón de cosas a la vez, se los reconoce un poco como los que le pusieron onda al cuaderno como objeto. ¿Vos sos más de lo analógico en general?Depende. Creo que llegamos a un punto de equilibrio en el que tenemos nuestros artefactos electrónicos pero igual necesitamos bajar ciertas cosas al papel. A mí me cuesta un montón usar un cuaderno para escribir párrafos largos pero a la vez me vuelvo loca cuando entro a una librería. Aunque mejoren la pantalla del Kindle todo lo que puedan, yo igual voy a necesitar abrir el libro y olerlo.