La cita de «ir a tomar algo a secas» es menos comprometida que la de ir a comer algo
Hay dilemas que no pasan de moda: ¿adónde ir en una primera cita? Hay diez mil lugares románticos, sexys, cancheros o tranquilos para recomendar en Buenos Aires, pero la primera pregunta que te van a hacer tus amigos o amigas cuando consultes es siempre la misma: ¿para tomar algo o para comer? Aquí estoy para brindar algo de “asesoramiento profesional” (ponele). Y de paso, recomendarle a los lectores de Maleva, algunos de mis lugares preferidos para cada estilo y paladar.
Invitar a comer indica un poco más de compromiso, en términos de gasto de plata (aún si la plata no te importa, son señales que se mandan) y de tiempo, claro: el trago te permite tomarte uno y si la cosa no camina gestionar una retirada. Tomar algo, entonces, es más casual: si no estás seguro de estar entusiasmado con tu cita es definitivamente recomendable.
Si sentiste el flechazo a primera vista (o te dio bolilla ese con el que soñabas), jugate por la cena; y si va todo genial, después enfilás para el bar ya con otra temperatura. Arrancar más tarde con unos cócteles también es preferible si no estás seguro de tener mucho en común o temas para charlar: el one on one en un lugarcito romántico y silencioso es difícil de pilotear. En la barra, en cambio, hay un poco más de ruido, distracciones, bartenders, en fin, circo de fondo. Incluso si te gusta la persona en cuestión, la barra puede hacerte sentir menos expuesto.
La cita de cena es – entre otras cosas – para quienes sintieron un flechazo a primera vista
«Invitar a comer indica un poco más de compromiso, en términos de gasto de plata (aún si la plata no te importa, son señales que se mandan) y de tiempo, claro: el trago te permite tomarte uno y si la cosa no camina gestionar una retirada.»
Si decidiste ir a comer (felicitaciones: apostar siempre es loable), hay propuestas para todos los gustos. El lugar tiene que tener algo de especial, que se note que lo pensaste, que hable de vos y de lo que vos encontrás atractivo: si tu onda es más bien bohemia y querés apostar por algo bonito y descontracturado, la opción es Café Rivas (Estados Unidos 302), el boliche que Rita Cortese puso en una bellísima esquina de San Telmo. Con una carta corta que cambia seguido, donde suelen destacar pastas, risottos y carnes, el lugar me hizo acordar a ese del que habla Billy Joel en “Scenes from an Italian restaurant”: cálido y nostálgico. Hay un balconet interno donde además de más mesitas hay un pianista que toca todo el tiempo: es ese tipo de lugar. Madera oscura, buena atención, buena comida. Otra opción super romántica (y quizás por eso ya más jugada) es Sirop Folie, coqueto restaurante en una galería de Vicente López (al 1661) que parece cortada y pegada directo de París, para una cita bien Before Sunset: lo ideal es comer ahí afuera, en el pasajito. La comida es porteña con vuelo gourmet (atenti los postres: son muy ricos, y nada más romántico que compartir postre), y el ambiente es cuidado pero distendido. Bonus track: si todo anda bien, es ideal para el brunch del día del siguiente.
El deck de Home Buenos Aires, gran reducto para citas en Palermo
Si en cambio elegiste ir a tomar algo, el lugar tiene que ser más sexy y canchero que romántico. Clásico en esta línea es 878 (Thames 878, Palermo), bar perfecto si los hay: cool pero apto para todo público (se puede pedir cerveza si tu cita no es de tomar tragos), oscuro, con silloncitos, excelentes tragos, cosas para picar y buena onda. Lo que sí, fines de semana explota mal: lo ideal es ir día de semana, que hay gente pero se puede estar tranquilo.
«Si decidiste ir a comer (felicitaciones: apostar siempre es loable), hay propuestas para todos los gustos. El lugar tiene que tener algo de especial, que se note que lo pensaste, que hable de vos y de lo que vos encontrás atractivo. Si en cambio elegiste ir a tomar algo, el lugar tiene que ser más sexy y canchero que romántico. «
Un poco menos “universal”, más para impresionar a una chica o chico con toda la onda que tenés, es Florería Atlántico (Arroyo 872). La zona es divina (también, plena Recoleta-Retiro, un poco más intimidante) y la premisa speakeasy, el bar escondido detrás de la florería y vinoteca, te provee aunque sea de un primer tema de conversación rompehielos. No hay silloncitos pero suelo ver parejas en las mesas altas. Oscuridad ideal, un poco más top (también en términos de precios) pero relajado, cero “refinamiento cliché”. Las variantes: tapas entrada la noche, traguitos a la media tarde. Además de la comida y el trago post hay dos variantes “mixtas” para barajar: las tapas bien tarde y los cócteles al horario del vermú (pre cena).
El one on one con un cocktail tiene una ventaja: es fácil de pilotear, aquí en Milion
Tapear tarde está bueno si querés comer pero si la historia de la “comida formal” te aterra un poco: el lugar ideal para hacer esto es Milion (Paraná 1048). En la que probablemente sea la mejor locación para un bar de la ciudad (una mansión reciclada con escaleras que dan al jardín y todo), pedite una buena botella de vino con algunas cositas para picar a eso de las 22:30. Ojo que para estas cosas no toman reservas (solo para almuerzo y cena) así que es medio ruleta, mejor día de semana. Lo ideal es el jardín, pero si no conseguiste mesita, andá a sentarte a las escaleras con la botella y las copas una vez terminada la comida: satisfacción garantizada.
Otra opción es empezar con un trago rompehielos y si fluye, seguirla con comida
«Tomar algo tipo 19 también es opción si querés arrancar con algo rompehielos pero pensás que después te puede pintar sentarte a comer. Resumiendo, si decidieron ir a comer mis elegidos son Café Rivas y Sirop Folie. Para tomar algo Thames 878 y Florería Atlántico. Para estrategias mixtas (comer algo y tomar algo después o viceversa) Milion y Home Buenos Aires.»
Tomar algo tipo 19 también es opción si querés arrancar con algo rompehielos pero pensás que después te puede pintar sentarte a comer: mi lugar elegido es Home Buenos Aires (Honduras 5680), bar en el jardín de un hotel boutique en Palermo que es como un oasis urbano. Con vista a la pileta y excelente coctelería, mirar el atardecer ahí puede ser super romántico como previa o terminar ahí si no te copaste o te mató la timidez. En caso de éxito, estás en pleno Palermo: mil opciones para seguirla. O mejor, dado que “ya cumplieron” con la salida, invitá a cocinar a tu casa: personalmente, con esta estrategia, esta cronista cae redonda.