Por fuera de los límites palermitanos también pasan cosas (muy pero muy ricas) / Desde un restaurante secreto en un galpón transformado hasta una nueva sede de un bodegón veggie y un bar tiki que la rompe / Ocho alternativas, un bonus track y un poco sobre los pioneros de la zona / ¿Qué pedir en cada uno?
Entre los recomendados está Somos Asado, un espacio que se suma a la tendencia de las carnes maduradas.
Del otro lado de Córdoba: Top 8 de un circuito foodie completísimo que compite (¿y gana?) con Palermo
Cruzo Niceto, que últimamente se transformó en un corredor de edificios a estrenar, y me
despido de los boliches y de los tours por los bares. Paro en Malcriada por un flat White, un blend de Colombia, Brasil y Bolivia que hay que probar sin endulzar para sentir el café. «Descartamos una ubicación de alto tránsito, queremos que los que vengan se queden un rato y se detengan a apreciar. Vimos varios locales y elegimos el más escondido, nos gustó que fuera antiguo», relata Juan Pablo, el barista que junto a su pareja Agustina (a cargo de la pastelería espectacular) estrenaron esta cafetería de especialidad en noviembre.
Paso Córdoba y la vida cambia por completo: casas bajas -algunas abandonadas u ocupadas-, fachadas decoradas, asados que se improvisan en la verada, tiendas de otro tiempo, calles tranquilas y cada vez más tesoros que acrecientan la nueva fortuna culinaria de esta zona. Con ustedes, la nueva generación de lindas experiencias extramuros: cocina escenográfica, tapeo, Asia siempre presente, carnes maduras, guiño mediterráneo y vegan friendly. No importa si es Villa Crespo, Colegiales, Chacarita o si estamos a una cuadra de Palermo. Numerosas propuestas para todos los gustos confirman que este #territorio está buenísimo para salir y disfrutar en lugares con personalidad. De la bohemia y el club de barrio al lujo inesperado, en MALEVA salimos en busca de sus imperdibles:
1) WARNES: UN RESTAURANTE SECRETO EN UN GALPÓN TRANSFORMADO CON ALTA GASTRONOMÍA / DARWIN 62
“Amortiguadores, neumáticos, cremalleras, semiejes”, dice el cartel contiguo a la entrada de este restaurante secreto. De día, casas de repuestos. De noche, silencio. Definitivamente, para venir a este lugar hay que haberse enterado antes, porque si simplemente pasabas por ahí, no lo ves. También porque es conveniente reservar. Lo último del cocinero Rodrigo Sieiro en un galpón transformado, híper estético y con la música y la luz justa para crear un hábitat sugerente que se incrementa con las paredes velvet con el cuerpo de un telón. El espectáculo continúa cuando llegan los platos desde una cocina de acero a la vista que es impecablemente imponente. “Una salida moderna, perfecta para hacer con extranjeros que quieren lo mejor de Buenos Aires fuera de los clásicos obvios. ¿Lo que se viene? Un bar asiático en la plata baja”, anuncia Ignacio, que nos recomienda probar la berenjena en dos texturas con granada. Y no se equivoca. Codorniz rellena de higos y pistacho; caviar siberiano; langostinos y conejo en dumplings. Técnicas francesas en combinaciones creativas y contundentes que no pasan inadvertidas.
2) TOTALMENTE TANO: UN ESPACIO FOODIE GENUINAMENTE ITALIANO CON PLATOS INCREÍBLES Y UN MENÚ QUE SE TRANSFORMA PERIÓDICAMENTE / AGUIRRE 463
Se llama así porque Filippo nació en Padua, a 20 km de Venecia, y porque quiso abrir en Villa Crespo un restaurante que pudiera haber estado en Italia. Es decir, sin el folclore de “la bota” que nos encanta a los argentinos, sino lisa y llanamente como sucede allá. Por eso la idea es arrancar despacito, con un aperitivo o cicchetti. Carpaccio de besugo con gelatina de Spritz o mortadella grillada, para seguir con una burrata. Hacen pastas caseras que salen en un tazón con manija (fusilli, tagliatelle, ravioli y gnocchetti); probé los spaghetti con pesto de palta y albahaca, cherry amarillo y twist de limón. No se encariñen con nada porque todo cambia y el menú también. Filippo fluye con lo que ofrece el mercado para mostrar una parte de la gastronomía de su país que todavía aquí no hemos explorado tanto: informal y descontracturada. Un bacaro: un bar al paso donde encontrarse después de la oficina, desde las 19.30. Y de allí en más, lo que surja.
3) AJO NEGRO: TAPAS Y MÁS TAPAS DONDE LA PREMISA ES COMPARTIR, DEGUSTAR Y SER FELIZ / AV. CÓRDOBA 6237
Fusión total en pequeñas porciones, para pedir entre todos y compartir, sorprendiéndose con cada mix de sabores. Bocados de todas partes con buena presencia de mariscos y pescados, se nota que uno de sus creadores estuvo en el gran Sarasa Negro de MDQ. Me inspiro con el mural pecera y pido croqueta niguiri con arroz, wasabi, alga, pescado curado y alioli; guiso de mejillones, zanahoria y garbanzos. El hitazo: los churros de langostinos con mayonesa de algas. Este menú se autodestruirá cuando termines de leer (va mutando). Vale la pena pedir la panera: rodajas de un brioche que me lo acuerdo hasta hoy + oliva. El lugar para sentarse es el mostrador, para ver de cerca el despacho.
4) ANCHOITA Y TINTORERÍA YAFUSO: 2X1 EN RESTAURANTES QUE LA ROMPEN EN SEAFOOD EN LA MISMA CALLE / JUAN RAMÍREZ DE VELASCO
Un ex piloto de avión que quiere revalorizar al mar argentino en un espacio de alto vuelo; una ex tintorería que hoy es un micro-sushi. Anchoita (Velasco 1520) de Enrique Piñeyro y Tintorería Yafuso (Velasco 399) del primo del dueño de Haiku de Núñez.
Anchoítas marplatenses, centolla fueguina fresca, kamados, un patio con horno de barro, una cocina con toda la tecnología, estación de quesos con 40 variedades, embutidos home made, carta de vinos actual (con sommelier premiada incluida) y un lugar especial a las carnes crudas (el cuádruple carpaccio de lomo no puede más). La entrada: chipá relleno y empanada de dorado (de una cooperadora de pescadores de Rosario); el principal, asado de obra o T-bone; la guarnición, de raíces.
Después de 32 años en el barrio, la tintorería Yafuso dejó de funcionar y el hijo del dueño, Fabián, la rescató para transformarla en una barra de sushi gloriosa para pocos privilegiados. Una de las especialidades de la casa es el pescado a la parrilla o yakizakana, que se sirve como en Japón, con sopa de miso, ensalada y arroz. Pequeño, acogedor y único, tras la vidriera intacta (los vecinos agradecidos de que se haya conservado).
5) SOMOS ASADO: UNA NEO PARRILLA QUE SABE DE CARNES MADURADAS Y FUEGOS / AV. RAÚL SCALABRINI ORTIZ 651
Gustavo se subió a la ola de los fuegos y las carnes maduradas, que tienen su sección en el menú: bife ancho, ojo de bife y Porterhouse de más de 30 días. Antes, se pueden pedir platitos para compartir como coliflor asado, alioli y migas de pan o buñuelos de acelga con tomate ahumado. Los sándwiches vienen con guarnición y copa de cerveza tirada, se puede elegir entre kebabs de novillo a la parrilla en pita, pastrami casero con pepinillos en pan kümmel. Los postres son pura lujuria, ¡sí! hay flan casero con dulce de leche y praliné.
6) OH´ NO! LULÚ: UN BAR TIKI BASTANTE SECRETO QUE FUSIONA BUENA AMBIENTACIÓN, TRAGOS DE AUTOR Y GASTRONOMÍA DE CALIDAD / ARÁOZ 1019
Fiel a su nombre -que en hawaiano significa lugar resguardado, bahía protegida- todo lo que sucede en este micro mundo a media cuadra de Av. Córdoba es muy diferente a lo de afuera. Ambientación, coctelería y gastronomía de impronta tropical en el proyecto underground de Ludovico De Biaggi (BASA, Gran Bar Danzón). “En los años 30 era muy caro viajar, tenías que ser un millonario para irte a la Polinesia. En esa época abren estos bares y restaurantes tiki que eran lugares muy high end, hasta importaban pájaros y armaban cascadas, para que pudieras sentirte en una isla”, explica el crack de las bebidas. Los tragos tienen casi los mismos precios que las comidas, un indicador de que acá la coctelería es cosa seria, en presentaciones divertidas, como el vaso tiburón. Fish Tacos, Ahi Poke y el Pupu Platter que incluye cinco platos del menú para probar un poco de todo.
7) ALEGRA: UN BISTRÓ – VINERÍA CON BODEGAS BOUTIQUE IDEAL PARA UN ALMUERZO DISTINTO (¡CHEQUEÁ EL CALENDARIO PARA EVENTOS FOODIES ESPECIALES!) / OLLEROS 3891
Wagyu burger, tsukemono, tempura de cebolla, alioli de miso y mandioca frita fue el combo elegido con chef invitado. Solo abre para la cena en ocasiones especiales. Un medio día no puede ser más rico con su tortilla alpina. La sommelier Mariana Achával suma una excelente selección de botellas a la vista (muchas de bodegas boutique) a este espacio de techos altos y grandes ventanales en el que estaba Rita. Del 7 al 13 de mayo participan de #Mesadeestacion con una entrada de batatas crocantes, luego risotto de hongos, cheesecake de mandarina y agua del día.
8) DONNET: VEGANO Y KITCH, UNA NUEVA SEDE MÁS GRANDE Y TIPO BODEGÓN VEGGIE / JORGE NEWBERY 4081
Se mudó a tres cuadras y reafirma su apuesta por el barrio que consagró a esta rotisería vegana. “La nueva casa es cuatro veces másgrande y tiene una estructura de bodegón. A Chacarita llegaron mis antepasados escapando de la guerra y acá es donde quiero estar”, expresa Manuela Donnet, que como evidencia el menú de su restaurante tiene una afición por las gírgolas, los portobello y los cabeza de mono: “Creo que son alimentos nobles, saludables y ricos. En Donnet cocinamos hongos y fermentamos, también deshidratamos y brotamos, no hay animales ni derivados; ni harinas ni alimentos procesados. Hacemos desde el vinagre hasta las gaseosas. No trabajamos con marcas grandes, sino con pequeños productores”, cuenta la chef libre de harinas.
BONUS TRACK: TRES RESTAURANTES NUEVITOS E INTERESANTES A UNA CUADRA HACIA CÓRDOBA
Si el circuito palermitano muere en Gorriti, también llama la atención la apertura de dos proyectos interesantes a una cuadra hacia Córdoba. Namu (Cabrera 5600) es una esquina coreana que tiene a Minsu en el salón y a sus padres en la cocina, elaborando la misma comida que hacían en su casa del otro continente. Hay que probar el plato de moda que está avanzando por Buenos Aires: bibimbap, que hay que mezclar hasta que el arroz deje de ser blanco, con todos los ingredientes que trae (espinacas, shiitake, huevo frito, etc). Para completar: tortilla a la plancha de kimchi. Sí o sí hay que probar el té de damasco asiático, toda una delicadeza de una fruta exótica que tardan meses en hacer. “Para comer como en Corea pero sin tener que irse hasta Flores y con horarios argentinos”.
Tinta (Cabrera 5621) es seductor e intrigante, desde afuera no se adivina nada de lo que pasa adentro: ambientación exquisita, luces tenues y un clima con personalidad, una atmosfera propia que es difícil lograr. Se puede empezar con un halloumi al hierro o un pulpo a la parrilla con tartar de papa (una idea muy original); para seguir con una tagliata de lomo inolvidable. El salmón del Pacífico viene con un arroz en almíbar de lemon grass que le sienta súper. Un restaurante de lujo con mega barra y una cava extensísima.
Unos meses antes, en esta misma calle pero del otro lado de Juan B. Justo abrió Mengano (Cabrera 5172) con su alta gastronomía porteña: un bodegón que evoluciona para expresar de una manera sofisticada la identidad de nuestra cocina.
UN POCO DE LA HISTORIA FOODIE DE LA ZONA
El primero en llegar a este perímetro foodie fuera del circuito oficial fue iLatina (Murillo 725), una casa antigua de Villa Crespo destacada internacionalmente por su cocina latinoamericana. En 2014, Yeite Café (Humboldt 293). Pamela Villar fue una de las colonizadoras de la zona de la cancha de Atlanta, la pastelera que junto a Jessica Trosman trajo su gastronomía colorista a esta área conocida por sus talleres mecánicos. «Siempre me pareció rara la ubicación, pero como justamente quería salir de Palermo, le tuve fe», sostiene Pamela, desde el carozo de Villa Crespo y casi frente a un estadio de fútbol que también es un must: Restaurant Atlanta (Humboldt 502). El buffet ofrece un menú BBB (bueno, bonito, barato y sumo aBundante) con platos porteños y el ambiente típico de estos espacios auténticos. En 2017, Vico (Gurruchaga 1149) consagró la potencia de este terruño con la apertura del primer wine bar de la capital del país del malbec a unos metros de Córdoba, con 140 etiquetas para catar vino por copas. Entonces, desembarcaron más bares especializados en la frontera con Chacarita -donde ya estaba Lekeitio Bodegón Vasco Oriental (Santos Dumont 4056): La Fuerza vermutería (Dorrego y Castillo) y Sede (Guevara 421) con su nuevo concepto de whisky club y lockers de botellas que apuntan al consumidor frecuente: “Abaratan el costo a la gente y generan cotidianidad. Cuando comprás una botella tenés una a favor, nosotros te servimos sin problema agua, vaso y hielo cada vez que vengas; así generamos un vínculo diferente con los clientes. Queremos ser un bar de barrio con una propuesta elevada, muchas veces pensamos que si es de barrio no es bueno y que si tiene una propuesta buena es cheto, tratamos de romper eso”, cierra Juanma.
Fotos: gentileza locales mencionados y Unsplash. Las de Donnet, Anchoita y Tintorería Yafuso son ilustrativas.