Cuervo Café: casi con la energía de una noche vibrante en la que suceden cosas lindas / Su público: muy del arte y lo creativo

Cuervo es un espacio social/En cualquiera de sus cuatro locales/¿Qué tipo de gente va? ¿Cuál es la energía que vibra? ¿Cómo son sus habitués? ¿Por qué sus creadores afirman que los clientes son quienes hacen la experiencia? Mesas con solcito, espacios cómodos para llevar la computadora, buena música para acompañar el mood del día.

Cuervo ya tiene cuatro locales, cuatro de ellos en Palermo y el más reciente en el Bajo Belgrano. 

Cuervo Café: casi con la energía de una noche vibrante en la que suceden cosas lindas / Su público: muy del arte y lo creativo. Por María Delfina Carmona.

Cuervo es un espacio social. No importa a cuál de sus cuatro sucursales vayas, en todas vas a encontrar la misma onda: un lugar colmado de arte urbano y buena vibra. ¿Lo infaltable? Mesas con solcito, espacios cómodos para llevar la computadora, buena música para acompañar el mood del día.

“Ya sea por el producto o por la experiencia que propone, es un lugar súper humano y honesto. La esencia de Cuervo radica en cuidar la experiencia, por sobre todo el punto de unión entre los equipos de trabajo y los clientes, lograr que ese vínculo sea lo más genuino y lo más honesto posible”, cuenta Agustín Caro, uno de los dueños de la marca.

A seis años desde que abrieron la primera sucursal, hoy tienen muchísima demanda, locales que trabajan un montón, los mismos clientes desde ese principio y clientes nuevos que los descubren día a día.

No siempre trabajamos con la intensidad con la que estamos trabajando hoy. Durante el primer año, año y medio, el ritmo era otro, en un despacho mucho más tranquilo. De hecho, en un local, el de Salvador 4580 – el primero -, era un local que podríamos ser dos personas atendiendo y estábamos sobrados. Nos sentábamos afuera y hacíamos café filtrado para ver si alguien nos veía y se daba cuenta que estábamos vendiendo café y quería pasar o compartir un rato”, le recuerda Agustín a MALEVA.

“Una de las cosas que nos pasaba con Pablo Tokatlian, mi socio, es que nosotros éramos músicos, somos músicos, pero antes tocábamos y eso nos vinculaba de alguna manera con la noche. Y la verdad es que en la escena diurna sentíamos que nos faltaba un lugar que nos acoja y que sea vibrante, que pase lo que sucede a la noche, con esa energía especial», le cuenta a MALEVA uno de los dueños de Cuervo, Agustín Caro…»

En ese entonces, el café de especialidad no era un producto tan divulgado y les nos tocaba explicar mucho. “Me encantaría poder decir que tuvimos éxito porque usamos una receta y que esa receta, si la replicamos con otra cosa, va a funcionar también. Y la realidad es que no, creo que con mucho amor, mucha pasión por lo que hacemos y mucho trabajo constante sin aflojar”, remarca el dueño.

Al empezar a pensar en Cuervo, primero se concentraron de lleno en el producto, buscando que sea de excelente calidad pero sin descuidar que sea un espacio relajado. Se tiende a asociar la excelencia con una experiencia un poco más estricta o rígida, pero no es el caso de este sello.

Buscan que sea un espacio en donde el mensaje sea tan claro que la gente que viene ya sabe con lo que se va a encontrar: un espacio relajado, pensado para pasarla bien, epicentro artístico, con un producto cuidado.

Una de las cosas que nos pasaba con Pablo Tokatlian, mi socio, es que nosotros éramos músicos, somos músicos, pero antes tocábamos y eso nos vinculaba de alguna manera con la noche. Y la verdad es que en la escena diurna sentíamos que nos faltaba un lugar que nos acoja y que sea vibrante, que pase lo que sucede a la noche, con esa energía especial, que es un tiempo de ocio, que es vibrante, que hay música. De alguna manera la experiencia se vincula con el arte, ya sea desde lo musical o lo sensorial o lo visual. Entonces, nuestra propuesta en Cuervo desde el día uno fue que la música iba a tener un protagonismo especial y prestábamos mucha atención a la música que íbamos a poner y gozábamos y seguimos gozando mucho de cuando elegimos un disco que va a sonar en alguno de los locales. Es una elección súper consciente, no hay listas en los locales; la música que vamos poniendo es lo que creemos que va con el ambiente”, sintetiza Agustín. Esa búsqueda logró que sea vibrante, uno entra y siente esa energía.

¿Cómo es el habitué de Cuervo? Más allá de las diferencias entre las ‘tribus’ de cada sucursal, el factor común es que son personas vinculadas con el arte de alguna manera. El habitué de Cuervo no va solo a vivir la experiencia, va a generarla. Mueve las sillas, busca el rayito de sol, lleva la computadora, hace un TikTok, se saca una selfie, se lookea, se acerca a la caja y pide determinada música que le gusta, sube la foto de su tostada con palta y su café. “Los clientes son los que hacen la experiencia. Son los que agarran una mesa y la ponen donde les guste. Se apropian del lugar, eso es lo que aporta a la atmósfera relajada. Cuando el cliente entiende que la premisa de Cuervo es de ellos. Es para ellos y es de ellos”, reconoce Agus. Cuervo es como un club y es de todos los que vibran en esa onda.

Se asocia a tomar un café con tener una charla. Y lo que queríamos lograr era que no sea un espacio para ir a hacer algo puntual, sino que es simplemente un espacio en donde hay muy buen café y un espacio que no te va a correr con el tiempo”, agrega. Podés ir, tomar un café, dos cafés, un vaso de agua gratis, ir cambiando de mesa y no hay ningún problema. Esa atmósfera invita a que sucedan cosas lindas, encuentro entre personas, que surjan ideas, impulsar la creatividad.

Estas son las cuatro sucursales de Cuervo en Buenos Aires. 

Juramento 1284 (dato: ¡este local tiene helado!) – Bajo Belgrano.
Newbery 3898
Costa Rica 5801 (Mi preferida. Tiene un espejo intervenido por Waldo Mandiello, spot ideal para la selfie perfecta)
El Salvador 4580 (estos últimos tres en Palermo).

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Los otros dos cafés de Buenos Aires que también son espacios sociales «donde hay que estar» en la nota completa de Delfi Carmona.

/// Fotos: Delfi Carmona.