Desde un restaurante con deck para tardes largas en Devoto, hasta un galpón en Chacarita donde brillan los sándwiches de pan japonés. También, una hamburguesería que apuesta a la simpleza, un café con granos exclusivos y platitos del mundo, y una yogurtería en Palermo que trae la posta en yogurt, con opciones creativas para armar a tu gusto. Y para completar, una terraza en Villa Crespo donde el vermut es el protagonista. / Siete nuevos lugares para descubrir este enero y disfrutar de una Buenos Aires en calma, que invita a recorrerla sin apuro.
Café Japón: María Paula Villegas creó una carta breve pero audaz que viaja por el mundo: baklava turca, fosforitos uruguayos y shokupanes japoneses.
Cuando Buenos Aires es de los que se quedan: siete lugares nuevos (desde un café con baklavas y shokupanes hasta una original yogurtería) ideales para conocer tranqui en verano. Por Fiamma Zampino para MALEVA.
Mientras muchos escapan a la costa atlántica, al sur argentino, a Uruguay o Brasil, Buenos Aires se queda tranquila, casi en pausa. La ciudad tiene otro ritmo: menos bocinazos, más espacio en las veredas y la posibilidad de caminar por calles más silenciosas descubriendo nuevos rincones, donde el bullicio da paso a la calma, y se puede disfrutar de una Buenos Aires que, por un momento, parece pertenecer solo a quienes se quedaron.
Desde terrazas que invitan a disfrutar del atardecer con una copa en mano hasta conceptos culinarios innovadores que traen sabores de otros rincones del mundo, el verano porteño tiene un menú de experiencias imperdibles. Acá, una selección de siete espacios inaugurados en las últimas semanas que demuestran que, incluso en enero, Buenos Aires sigue siendo una ciudad llena de sorpresas.
«En el verano, la ciudad tiene otro ritmo: menos bocinazos, más espacio en las veredas y la posibilidad de caminar por calles más silenciosas descubriendo nuevos rincones, donde el bullicio da paso a la calma, y se puede disfrutar de una Buenos Aires que, por un momento, parece pertenecer solo a quienes se quedaron…»
1) Shokupan: con el pan nipón que es un tesoro sandwichero. / Loyola 1620 – Chacarita.
Un galpón compartido con la marca de indumentaria JT, con un mandarino en la entrada y un aire cálido y barrial recibe a Shokupan, un espacio dedicado al pan de leche japonés. Esponjoso y con un dulzor sutil, este tesoro nipón se convierte en la base de sándwiches que sorprenden, como el de tortilla de papa con chiminesa o el de tempeh con kimchi, pero la propuesta no termina ahí. También hay pebetes, ensaladas frescas y sopas frías, perfectas para enfrentar el verano.
Tomás Di Lello, inspirado por los sándwiches de miga de toda la vida, dio sus primeros pasos con pop ups durante la pandemia. «Lo que empezó como algo pequeño pronto desbordó las expectativas, y después de compartir espacio con la mueblería La Base en Palermo, llegó el momento de mudarnos a otro lado», le cuenta a MALEVA su socia Amparo Gonzaléz Tribe sobre la llegada a Chacarita.
Abierto de martes a domingos de 11 a 16:30, hay café filtrado y helados creados exclusivamente por Cuervo para el local que sirven para acompañar un bocado donde lo japonés y lo porteño se encuentran y sorprenden.
2) Café Japón: un deck rojo, un refugio minimalista y una carta breve, audaz y cosmopolita. / Arévalo 1588 – Palermo.
En una calle tranquila de la frontera Palermo-Colegiales, se asoma un deck rojo que invita a pasar tardes refrescadas por el vientito porteño del verano y un iced coffee. Pero, ¿qué hace que este café de especialidad destaque entre tantas nuevas opciones en la ciudad? Este refugio minimalista viene directo desde Mendoza, trayendo consigo granos únicos tostados por un maestro mendocino.
Además, su chef, María Paula Villegas con experiencia con Francis Mallmann, Proper y Ness, creó una carta breve pero audaz que viaja por el mundo: baklava turca, fosforitos uruguayos y shokupanes japoneses, pensados para ser disfrutados sin cubiertos.
Como un haiku que cambia con las estaciones, la propuesta gastronómica se reinventa constantemente, apostando siempre a lo fresco, lo simple y lo inesperado.
3) Soler Vino Club: domingos en su terraza vermutera donde el brindis se vuelve ritual. / Darwin 996 – Villa Crespo.
En octubre, Soler abrió su segunda casa en Villa Crespo, en una antigua fábrica de pantalones que también fue hogar familiar. El espacio combina encanto y comodidad, con un salón conectado a un patio interno dominado por un olivo que aporta un toque único al lugar.
Rebautizada como Soler Vino Club, esta nueva propuesta renueva el espíritu del primer local palermitano con vinos naturales, pizzas romanas y una agenda cultural que suma actividades junto a bodegas amigas, conciertos acústicos y eventos sociales.
La verdadera protagonista, sin embargo, es su terraza vermutera, donde los domingos se transforman en un ritual: tragos refrescantes con marcas invitadas, DJs en vivo y una atmósfera relajada para disfrutar del atardecer entre copas y amigos. Con reposeras, mesas bajas y vistas a las copas de los árboles, este rincón se convierte en el plan perfecto para despedir el fin de semana.
Dato malevense: La próxima edición será el 12 de enero y seguirá durante todo el verano.
4) Guita: hamburguesa sin adornos. / Sinclair 3263 – Palermo.
Abierto hasta agotar stock, su local se centra en ofrecer hamburguesas de calidad sin caer en la sobrecarga de ingredientes. «En Guita no todo es precio, porque comer caro no siempre te garantiza calidad», explica Tate Bruno sobre la elección del nombre. Además comenta que la simplicidad es la clave: «no se le pone palta a la hamburguesa», sentencia, buscando ofrecer una experiencia de sabor auténtica y sin adornos innecesarios.
El local se aleja del concepto convencional de las hamburgueserías y propone una atmósfera más gourmet. Su menú, simple pero efectivo, se compone de solo dos hamburguesas bien logradas que mantienen la esencia de la cheeseburger, siempre frescas gracias al modelo de stock limitado.
5) Ávito: el bistró ideal para disfrutar en verano en un ex convento de Devoto. / Pareja 3670 – Villa Devoto.
Ubicado en un antiguo convento con 120 años de historia en el barrio de Villa Devoto, Ávito es el primer proyecto en Buenos Aires del chef cordobés Julio Figueroa, reconocido en su provincia por sus exitosos emprendimientos gastronómicos. Con esta apertura, Figueroa trae a la ciudad su estilo característico, que combina sabores hogareños con toques modernos y una mirada cosmopolita, adelantando así el inicio de nuevas propuestas que promete lanzar próximamente en territorio porteño.
El espacio fusiona encanto histórico y modernidad, convirtiéndose en un plan perfecto para disfrutar mientras la ciudad se vacía en verano. Con su luminoso interior de techos altos, paredes blancas y baldosas italianas traídas de Savona, invita a hacer una pausa en su corredor elegante, en pequeños salones o en su deck al aire libre, ideal para aprovechar el sol del día o el ambiente cálido y relajado de la noche. Su propuesta recorre desde croissants artesanales y café de especialidad por las mañanas, hasta platos mediterráneos como stracciatella con zucchinis y ceviche de trucha para mediodía y noche. La coctelería a cargo de Ignacio Carrizo, con reversiones de clásicos refrescantes como su gin con limón, almíbar y espumante prosecco que suma el cierre perfecto para disfrutar el atardecer en el barrio.
6) Yoyi Yogurt: la posta en yogurt que le faltaba a Buenos Aires. / Gurruchaga 1876 – Palermo.
Como en la escena de Ratatouille cuando Ego, el crítico, prueba el plato que lleva el mismo nombre de la película y recuerda cómo lo disfrutaba en su niñez, la idea nació de un recuerdo de infancia. Valentina Rojas, una de las dueñas, cuenta: “Cuando era chica, me fascinaban los helados de yogurt. Ese sabor quedó grabado en mi memoria, pero al crecer me di cuenta de que en Buenos Aires era casi imposible encontrar algo así. Aunque hay muchas heladerías, ninguna ofrecía algo vinculado al yogurt. Inspiradas por su éxito en otros países, decidimos crear Yoyi para traer algo diferente y delicioso a la ciudad».
Así es como hace apenas diez días abrió Yoyi, la primera yogurtería (no nos referimos a las clásicas de yogurt helado) de la ciudad. Con opciones de yogurt natural o de maracuyá —por la temporada—, cada quien puede crear la combinación que prefiera: toppings como cookies, crumbles, garrapiñadas, frutas, granolas y salsas de pistacho o nocciola lo permiten. Además, el menú incluye café de especialidad (¡infaltable el affogato!) y mocktails refrescantes como el de almíbar de frutos patagónicos con lima y soda, ideal para una merienda distinta en días de 30 grados.
7) Kalis Pizza: una experiencia neoyorquina con calidad italiana (e inminente máquina de helado de pistacho). O’Higgins 3578 – Núñez.
Franco Kalifon, conocido por los panes que conquistan las hamburgueserías porteñas, acaba de inaugurar Kalis, una pizzería que desafía la tradición de las típicas napolitanas. Su propuesta se aleja de lo convencional, con porciones finas, extra crocantes y jugosas, al estilo de Nueva York, pero con un toque gourmet que solo un horno italiano e ingredientes exclusivos pueden ofrecer. La clave: mozzarella y pepperoni caseros, además de un tomate importado de Italia, que cuesta conseguir en el mercado local.
La barra gigante, que recorre todo el local y la cocina a la vista, permite vivir la experiencia de la pizza artesanal mientras se disfruta de un servicio rápido y eficiente. Franco, que se capacitó en Italia y Estados Unidos, logró fusionar lo mejor de estos dos mundos para crear un concepto de «fast good», llevando la pizza a un nivel atractivo en Núñez.
Dato malevense: a partir de enero empieza a funcionar la máquina de helado soft de pistacho.
/// Fotos: son gentileza para Prensa de los locales mencionados. También MALEVA (fotos: Ana Pareta).