La rivalidad perro-gato volvió con toda con el envión que tomó el felino en los últimos tiempos
En esta historia de perros y gatos hay dos bandos. Están los que piensan que los gatos son fríos, traicioneros y que no quieren a sus dueños. Aunque antes su mala fama era más extendida porque de un tiempo a esta parte, el gato se convirtió en un compañero cool, casi un elemento glam, adorado, por ejemplo, por los hipsters. También están los que ven en el perro una carga demasiado pesada, en especial por la excesiva dependencia y necesidad de cuidados. Eso sí, en su caso la bondad no se discute. ¿Qué impulsa a una persona a elegir una mascota? Maleva entrevistó a varios dueños y especialistas en el tema para intentar definir (¡de una vez por todas!) cuál de los dos animales más famosos de ciudad es el mejor amigo del hombre, en tiempos, como se mencionó, en los que el primo pequeño de los leones se reposicionó.
Por alguna razón, en el medio del camino la cuestión se invirtió. Me explico. Luego de algunos días de hablar y hablar con dueños, se entrena el ojo y ya no es necesario preguntar a las personas cuál es su mascota preferida. Lo llevan marcado en la piel. Los dueños de gatos suelen ser más misteriosos, supersticiosos y no hablan mucho de su mascota. Tampoco tienen una posición tomada ni desprecian a los perros, por más que no los elegirían. Es mucho trabajo, coinciden. En tanto, quienes eligen perro son más afables, predecibles, aman a su mascota por sobre todas las cosas y, si se los apura, la consideran igual que un hermano, amigo o hijo. Aunque algunos sienten aprecio por el gato, no lo elegirían. Es más, lo consideran un intruso “demasiado independiente”. Eso sí, casi todos dicen haber “hablado” alguna vez con su mascota. A fin de cuentas, lo de perros y gatos es también un juego de personalidades. Y, como en la vida, hay un poco de todo.
«El gato se convirtió en un compañero cool, casi un elemento glam, adorado, por ejemplo, por los hipsters.»
En el versus del gato y el perro hay un juego de personalidades
Para el médico veterinario, Marcelo Zysman, hay que distinguir entre el vecino de ciudad del que vive en las afueras. “En el campo al comparar gana el perro por el hecho de que cumple una función. Es de trabajo, arrea vacas, se arrima a la tranquera”. Incluso, destacó, allí la competencia es entre perro y caballo. Según su mirada, comparar perro y gato es un error. “Si bien los dos tienen pelos es como comparar un rinoceronte con un canario”, dijo. A su vez cree que muchos critican al gato por una equivocación de concepto. Ocurre que el gato es gregario de cachorro pero de adulto se segrega. En criollo, hace la suya. “La gente pretende que el gato actúe como perro. Pero no está en su naturaleza, necesita trepar y cazar, que es su función primigenia”. En cambio, el perro es recolector (come lo que hay) y gregario (se enamora del puf). “Se sienta al lado del hombre a esperar”, contó.
Según un estudio realizado en Colombia, contó Zysman, el hábito de elegir gatos como mascotas creció un 25% en relación al año pasado, en especial en centros urbanos y en Argentina es probable que el fenómeno se replique. “El gato se vincula desde otro lugar, mas desde la estética. Viene por apreciar al animal en sus formas, en su dinámica, en su belleza, para mucha gente es como un elemento de arte”. Sin embargo, destacó, cree que nunca podrá desbancar al perro. “El perro esta mucho mas aceptado y adaptado a las costumbres. Falta mucho para que el gato, no creo que sea posible”.
«El gato es gregario de cachorro pero de adulto se segrega. En criollo, hace la suya. “La gente pretende que el gato actúe como perro. Pero no está en su naturaleza, necesita trepar y cazar, que es su función primigenia”. En cambio, el perro es recolector (come lo que hay) y gregario (se enamora del puf).»
El gato mira al perro. El gato es más «estético».
Para Facundo García Dietze de 29 años y dueño de un “caniche toy” marrón que se llama Bowie, el perro por historia y tradición es el mejor amigo del hombre. “Es leal, fiel y es compañero”, describió. Duermen, viven y comen en dúo. Incluso, aseguró, si fuera necesario su perro moriría por él. Es que por sobre todos los atributos destacó la “lealtad” como el más importante. Su caso es un ejemplo de cómo los perros de ciudad cambiaron su viejo rol de guardián por uno más profundo, más “humano”. “Veo que hay una necesidad de comunicarse. Las personas están cada vez más individualizadas y aisladas por lo que se genera un vínculo muy fuerte con su mascota”, contó a Maleva Florencia Dugal, directora de la revista Oh my Dog dónde, según contó, intenta hacerse eco de éste hábito y reflejarlo. “El perro es incapaz de traicionar, tiene todo lo que no tiene un ser humano”, dijo. Para Manuela Zavala Ortiz, quien vive en un departamento en Buenos Aires, su perra salchicha Frida “es como una hija”. Es más, puede ser razón suficiente como para cambiar el destino de un viaje. “Cuando estaba embarazada eran nuestras últimas vacaciones de a dos con mi marido. En lugar de irnos al Caribe colombiano nos fuimos a un campo para que Frida pueda venir”, contó. Eso sí, admite que un perro requiere más dedicación que un gato pero asegura que da más a cambio. “Nadie en mi casa me recibe tan bien como mi perro. Cada vez que llego mueve la cola y está copado”.
El caso de Vesna Kovacic es especial ya que durante toda su vida dedicó gran parte de su tiempo libre al el cuidado de mascotas. Desde cuidarlos en su casa hasta conseguirles un dueño. “El perro es un gran compañero en mi vida pero también es tremendamente demandante de atención, cariños y paseos. Hay que estar dispuesto y dedicado”, dijo. Según contó, a esta altura de su vida prefiere los gatos porque “dan menos laburo” pero aseguró que los perros son “mucho más compañeros”.
“Veo que hay una necesidad de comunicarse. Las personas están cada vez más individualizadas y aisladas por lo que se genera un vínculo muy fuerte con su mascota”, contó a Maleva Florencia Dugal, directora de la revista Oh my Dog»
Según ella, los gatos tienen una sensibilidad especial. Como ejemplo, contó el caso de Casimiro, un gato blanco y negro que se acercó a su casa hace dos meses y casi instantáneamente se hizo amigo de Miro, su padre, que tiene 99 años. Desde entonces pasan los días juntos. Incluso, el gato lo acompaña en las caminatas cerca de la quinta presidencial en Olivos. “Para la gente grande, creo que un gato es maravilloso”. Un día, Paula Morgan, quien había tenido perro desde chica, se encontró con que un gato negro callejero merodeaba por su jardín. La escena se repitió durante algunos días. Un día decidió darle de comer. A los pocos meses lo adoptó y hoy ya tiene cuarto propio. “El gato, a diferencia del perro, es independiente”, destacó. Y agregó: “El perro tenés que ponerle la correa, dependen del dueño. En cambio, el gato lo hace sólo. Te busca si quiere y si no, no”. Así como ocurre con muchos gatos domésticos tuvo que castrar a su gato, algo así como el rito de iniciación para poder vivir en casas de familia. Un precio quizá demasiado caro. A las pocas semanas, Paula despertó en medio de la noche con el ruido de chillidos. Salió al jardín y se encontró a “Gruñoncito”, frente a frente con otra gata. “Seguro que era su amante”, dijo. Por lo visto, ambos animales tienen sus pros y sus contras, difícil decidirse. Queda en uno.
Fotos: CC-Cobanene, CC-Philippe de la Boirie, CC-Asafantman