Coreografías de sal: así es la nueva, curiosa e hipnótica muestra performática del Faena Arts Center

¿Qué tienen en común una sala repleta de sal, un grupo de intérpretes, performers y el esqueleto de una sirena? Las tres son partes fundamentales en la conformación de «Coreografías de Sal» de Osías Yanov: la nueva muestra del Faena Arts Center/ La visitamos y te contamos de qué se trata/Además: ida y vuelta con el artista

Osías Yanov es un artista argentino especializado desde hace años en la temática de la performance 

 

Coreografías de sal: así es la nueva, curiosa e hipnótica muestra performática del Faena Arts Center. Por Melisa Boratyn. Fotos: María Amasanti.

Yanov, artista argentino que explora la temática de la performance hace muchos años, nos recibe e invita a desplazarnos y rodear la situación planteada. Pisamos la sal que cae imperceptiblemente de costado, mientras el artista desentraña el mecanismo detrás de lo que está a punto de suceder y que a primera vista genera más preguntas que respuestas.

Todo empieza en un punto donde se generan dibujos con la sal, trazos que devienen en una coreografía. A partir de ahí comienza el proceso de gestar una suerte de baile, donde los cuerpos se conectan, vibran y fusionan. Mientras bordeamos la gigantesca puesta empezamos a vivir la experiencia no sólo de observación, sino también de conectar con otros y entender al cuerpo como canalizador de infinitas posibilidades.

«Miro a este grupo de cuerpos que se desplazan de forma hipnótica y no puedo dejar de sentir una leve sensación de envidia. Como quisiera tirarme sobre una pila de sal con un traje tan ligero como una pluma, entrar en sintonía y aceptación absoluta con mi ser…»

Transmutación corporal, coreografías desdibujadas, algo que se activa para iniciar la acción y luego termina, por lo que nunca se generan dos situaciones iguales. Nada se repite, todo es nuevo. De esta manera cada coreografía que se inicia con estos dibujos, no vuelve a suceder.

Los trajes que usan los intérpretes, un grupo que viene ensayando y trabajando juntos y con Yanov, aprenden a ir más allá de la corporeidad entendida como algo reducido y exploran la posibilidad de expansión, dando lugar a que se debatan cuestiones como género, sexualidad y como podemos evolucionar a un estadio libre de pre-conceptos y limitaciones con uno mismo y frente al otro.

La figura de la sirena es un símbolo de eso, que como ser imaginado trasciende las instancias mitológicas a las cuales tantas veces recurrimos. Frente a ella podremos preguntarnos ¿Qué define nuestro sexo? ¿Qué nos limita? ¿Por qué no abrirse a nuevas posibilidades físicas? ¿Por qué no pensar en el cuerpo como vehículo de transmutación? La pregunta entonces es como nos desenvolvemos frente a la posibilidad de tener opciones.

«Le preguntamos a Osías qué lo lleva a incursionar una y otra vez en experiencias artísticas que involucran al cuerpo. «Siento que la pregunta es siempre la misma y que yo voy elaborando distintos formatos que tienen que ver con la necesidad de abrirnos a ciertas categorías y fundirnos con el otro para ser más sensibles, suaves y amables…»

Zoe Lukov, curadora de la muestra explica que «la sirena, esa mezcla entre cuerpo humano y criatura de mar, es tanto una fantasía mitológica como un sueño actual para un futuro trans e híbrido. La ‘prueba’ de la existencia ancestral de esta sirena permite al público acercarse a un diálogo sobre lo que hoy significa habitar un cuerpo híbrido y moverse dentro de una colectividad también híbrida — un sitio de potencialidad máxima que insiste no en ‘uno o el otro’ sino en el terreno fértil entre ambos.”

Por otro lado narra el desafío de acompañar este tipo de proyectos que nacen frente a la premisa de otorgar absoluta libertad al artista. Zoe, nacida en Nueva York y radicada en Miami, viene trabajando con performance y entiende al cuerpo como un sitio de máxima potencialidad. «Si bien trabajo de diferentes formas siempre invito a que el artista proponga una idea que podamos desarrollar juntos. En este caso Osías tuvo máxima libertad y pensó algo que fluyó de forma muy orgánica, La consigna era «¿cuál es tu máximo sueño?»

«Zoe Lukov, curadora de la muestra explica que «la sirena, esa mezcla entre cuerpo humano y criatura de mar, es tanto una fantasía mitológica como un sueño actual para un futuro trans e híbrido…»

Esta obra, explica el artista, surge de un taller que él daba donde alguna vez terminaron trabajando con sal y es por eso que se incluye el desafío no sólo de pensar una obra para el público sino que también jornadas de talleres específicos y participativos, basados en metodologías desarrolladas por Yanov para abrirse a nuevas experiencias corporales.

Frente a este punto le preguntamos a Osías qué lo lleva a incursionar una y otra vez en experiencias artísticas que involucran al cuerpo. «Siento que la pregunta es siempre la misma y que yo voy elaborando distintos formatos que tienen que ver con la necesidad de abrirnos a ciertas categorías y fundirnos con el otro para ser más sensibles, suaves y amables. Tiene que ver también con como nos manejamos frente a una disconformidad con el cuerpo«.

¿Y qué rol ocupa el espacio? ¿Podría pensarse esta experiencia en otro contexto?

Si bien es un trabajo específico podría ser trasladable. Hay una instancia que si es escalable, ya que esto es algo que se puede hacer con un kilo de sal comprado en el supermercado hasta esta instancia más ambiciosa que al mismo tiempo puede expandirse a un plano territorial o cartográfico. Acá hay una característica especifica que tiene que ver con que en la sala lo que usamos se vuelve como un desgranado del mármol, la monumentalidad de la misma, que al tener mucho aire arriba contrasta muy bien con la obra que es terrenal, pero también pensábamos que sería lindo llevarla a alguna salina en Jujuy por ejemplo, ubicarla en un espacio natural.

¿Qué efecto genera la música y qué se busca hacer con ella como herramienta de comunicación?

Quería generar un sonido de paisaje, tanto verdadero como falso, frente a la premisa de qué tipo de música necesitaríamos para sobrevivir como organismos vivos, como si fuera igual de importante que un minera por ejemplo. Me imaginaba también al sonido como una resaca de la contemporaneidad, por eso cada tanto sutilmente se intercala una chacarera o un reggaeton.

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Miro por última vez a este grupo de cuerpos que se desplazan de forma hipnótica y no puedo dejar de sentir una leve sensación de envidia. Como quisiera tirarme sobre una pila de sal con un traje tan ligero como una pluma, entrar en sintonía y aceptación absoluta con mi ser.

¿Hasta cuándo se puede ver la obra?  Dura un fin de semana, el del 21 y 22 de septiembre. 

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