Conversamos con Pablo Rivero y Guido Tassi y conocimos el original proyecto que están llevando adelante para crear una huerta urbana en pleno Palermo/El objetivo: que sea para provecho de los vecinos y «se apropien de ella»/El factor educativo y social, el método biodinámico (con fases lunares) y el antiguo sistema parisino de canteros profundos/¿A quién irá destinada la cosecha?
Pablo Rivero y Guido Tassi, al frente de una iniciativa innovadora que se inaugurará en pocas semanas
¿Cómo va a ser la huerta biodinámica y comunitaria que la dupla al frente de Don Julio propone para Palermo? Por Azul Zorraquin (texto y fotos).
Esta seductora propuesta fue impulsada por la dupla Pablo Rivero – Guido Tassi, los artífices del presente de una de las mejores parrillas del planeta: Don Julio. En una plaza en desuso, en Soler y Gurruchaga, a metros del restaurante, propusieron y obtuvieron el padrinazgo del espacio para crear una huerta urbana.
Cortés y detallista, Pablo le explica a MALEVA la esencia del proyecto: “el objetivo fue que todos los vecinos recuperáramos este lugar, nos lo apropiemos, y podamos disfrutarlo y compartirlo”. Esta huerta urbana, que es la primera de la zona, se planteó para que los vecinos pudieran entrar en contacto con la agricultura y la naturaleza.
“Este es un lugar, para venir a dar”, cuenta el equipo, “recrearte, aprender, vamos a dar charlas sobre agro ecología y hábitos de consumo saludables, capacitaciones y va a haber un programa con diferentes actividades, incluso vendrán escuelas”.
En síntesis, el planteo es un poco, el de: compartir, entre vecinos, y trabajar la tierra. Un punto importante es que la huerta no es para uso privado del restaurante, sino que es de la comunidad; es de todos en el barrio. “Nuestro objetivo, es que sea un punto de encuentro entre los vecinos”, es el deseo de Pablo. La cosecha irá destinada fundamentalmente a comedores sociales y a los vecinos.
«Cortés y detallista, Pablo le explica a MALEVA la esencia del proyecto: “el objetivo fue que todos los vecinos recuperáramos este lugar, nos lo apropiemos, y podamos disfrutarlo y compartirlo”. Esta huerta urbana, que es la primera de la zona, se planteó para que los vecinos pudieran entrar en contacto con la agricultura y la naturaleza…»
Respecto a su estructura, diseñaron diez bancales (o canteros), que se rigen por la agricultura bio intensiva, un método agrícola intensivo, popular y ecológico; no emplea maquinaria pesada ni agro químicos en el proceso. El dúo se basó en un método parisino del 1800, que refiere a la profundidad de sus bancales, que miden el doble de la profundidad habitual. “En menor superficie, podés cultivar más, aparte de la riqueza del sustrato”, detalla Guido.
Es, sin dudas, el método ideal para una huerta urbana. Cada bancal, a su vez, es un ecosistema en sí y se alimenta en un círculo virtuoso de nutrición. Además, va a haber plantas nativas ornamentales, y el sustrato que necesitan, va a estar generado por un gran compost, que se valdrá de residuos compostados de la comunidad y de los restaurantes. “Dependiendo de la época del año y la composición de lo que se va agregando, el compost tarda entre tres y seis meses en hacerse tierra”, explica Guido.
«Respecto a su estructura, diseñaron diez bancales (o canteros), que se rigen por la agricultura bio intensiva, un método agrícola intensivo, popular y ecológico; no emplea maquinaria pesada ni agro químicos en el proceso. El dúo se basó en un método parisino del 1800, que refiere a la profundidad de sus bancales, que miden el doble de la profundidad habitual…»
La historia del nombre también tiene un tinte mágico; lleva el título de un libro de poemas de Jorge Luis Borges. El maestro vivía a la vuelta, frente al Preferido, y de hecho, ese bodegón era su “preferido” de la ciudad. Esta ex plaza, que hoy acuna la huerta urbana, ya se llamaba así, y por supuesto, el legado se heredó. Además, Guido explica: “Las tareas dentro de la huerta van a estar regidas por el calendario biodinámico, y las fases lunares influyen muchísimo en la agricultura”, por ende su nombre, además de poético, no es ninguna casualidad.
Los cultivos de la huerta Luna de Enfrente van a ser los de temporada otoño-invierno
: lechugas varias, acelga, remolacha, zanahoria, habas, arvejas, ajo, puerro, verdeo, apio, hinojo, cebolla, espinaca, rúcula. También va a haber canteros dedicados a plantas nativas y aromáticas
Si bien Pablo y Guido son la cabeza directriz y de inversión del proyecto, ellos resaltan, una y otra vez, que la huerta no es de ellos, sino de la comunidad; “es del vecino, y la idea es que éste se apropie de ella” repiten. Además, es una forma de devolverle al barrio, “un poco del cariño y apoyo que nos ha dado todos estos años”, concluyen con una sonrisa que se delinea por arriba de sus barbijos.