Un recorrido por lugares en los que no te van a mirar mal si dejás de lado los cubiertos e, incluso, sus chefs van a estar agradecidos / ¿Por qué es mejor comer así? / Un viaje finger food por los sabores del mundo
“En Argentina nadie te agarra una pata de pollo con la mano; ni siquiera lo hacen con las ribs o los langostinos… ¡Pero todo eso se come con las manos!”, enfatiza enérgica la chef Marta Ramírez, dueña de Captain Cook. De esta manera resume uno de los grandes ¿problemas? de nuestro país: a la hora de comer, no nos permitimos dejar de lado los cubiertos.
Pero, ¿qué pasa cuando lo que tenemos frente al plato, por cuestiones culturales o tradicionales, en realidad debería comerse con las manos? En algunas culturas comer de esta manera no sólo es aceptado, sino que es una señal de respeto para el resto de los comensales y una forma de conectarse de manera directa con los alimentos. Y en algunas ciudades como Nueva York, hay un boom por ejemplo de restaurantes etíopes en los que uno de los grandes placeres es comer a dos manos.
«Según le explica a MALEVA Belli Páttada, dueño del restaurante indio Tandoor, uno de los mayores beneficios de alimentarse así es que es la mejor forma de comprobar la temperatura de la comida: “Además, es la propia persona quien decide cómo y cuánto comer, porque puede hacer bocados del tamaño que quiere.»
Además, según le explica a Maleva Belli Páttada, dueño del restaurante indio Tandoor, uno de los mayores beneficios de alimentarse así es que es la mejor forma de comprobar la temperatura de la comida: “Además, es la propia persona quien decide cómo y cuánto comer, porque puede hacer bocados del tamaño que quiere”.
Sin embargo, los chefs remarcan que los argentinos (y más aún los porteños) somos reacios a esta práctica culinaria. Para Páttada, el argentino marca un límite: “Cuando es con pan o algunas entradas secas comen con la mano, pero cuando son platos guisados y con arroz no se animan. En India comemos absolutamente todo con las manos… pero acá cuesta muchísimo”.
En ese sentido, Marta Ramírez aclara que esta práctica “no es la cosa brusca que nos imaginamos como primera impresión”. En países como India, Malasia o Indonesia, además se ayudan con hojas de lechuga, de repollo o pan pita a modo de cuchara o plato. Y Páttada agrega: “La comida de la India es tan antigua que es anterior a que se utilizaran cucharas y tenedores; utilizamos desde hojas de plátano, hasta al coco como cuchara o la parte más gruesa de la hoja de la palma como plato”.
Desde trozos de carne hasta granos de arroz, comer con la mano es una experiencia que todos deberíamos probar alguna vez en la vida. Para que sepas cuáles son los lugares en los que podés hacerlo, en MALEVA armamos una guía imperdible para que disfrutes de comer con los cinco sentidos.
Etiquetado bajo la nueva corriente gastronómica denominada Panasian Food, Captain Cook es un restaurante especializado en los sabores del sudeste asiático y completamente alejado del ruido porteño.
Desde un comienzo, la dueña y chef Marta Ramírez intentó que sus platos se comieran como marca la costumbre de esos países: con las manos. Sin embargo, pese a que el personal le explicaba esto a cada cliente, el comensal pedía cubiertos. Por eso, decidió poner el foco más allá de las tradiciones: “Prefiero que se adentren y que conozcan la cocina y la comida, a insistirles y espantarlos. Es un proceso largo pero sé que de a poco lo van a entender”.
Un caso puntual es el Rendang –un curry malayo con carne, leche de coco y (¡muchas!) especias– que está pensado para compartir: son 240 gramos de carne cocida más un timbal de arroz Estilo Biryani, con maní molido y jengibre. Pero ojo: no es un curry líquido estilo tailandés, sino más espeso, lo que permite que se pueda comer con las manos. ¿Y cómo se come? Aunque en Captain Cook lo sirven con cubiertos, uno también puede pedirlo a la manera tradicional: alrededor del curry se sirven platitos con hojas de lechuga o de repollo apenas blanqueadas, y la idea es que el comensal coloque los ingredientes en el centro y lo enrolle como si fuese un wrap.
Otra opción es el Ojo de bife panasiático –láminas de carne salteado en Teriyaki, hongos, morrón, cebolla y arroz Estilo Biryani con maní– que también se puede preparar a modo de wraps y que con hojas de lechuga queda espectacular. Todos los platos que se pueden comer sin cubiertos se acompañan con un bol de agua tibia y limón para higienizarse las manos.
Hace once años, Belli Páttada –un ingeniero indio– decidió montar este restaurante ubicado en un edificio antiguo de Recoleta y, a través de sus chefs Kumar y Swamy, compartir con los argentinos lo mejor de la gastronomía de su país.
Aunque acá también decidieron adaptarse a la cultura de Occidente y ofrecer cubiertos, la realidad es que en Tandoor todos los platos de la carta se pueden comer con la mano. Al igual que Marta Ramírez, Páttada deja que sea el comensal quien elija si quiere cubiertos o no: “Más allá de lo que marque la cultura de mi país, a mi me gustaría que la gente coma de la manera en que ellos se sientan más cómodos. Si uno no se siente a gusto, no lo va a disfrutar… Y para mí eso es lo más importante”.
¿Qué elegir? Como entrada, uno de los platos más pedidos y que normalmente los indios comen con la mano es el Malai Kebab de pollo: unos bocados de pollo marinados en crema, con ajo, jengibre y especias suaves que se sirven en una brochette y con un pan pita para acompañar.
Otro de los platos estrella del lugar y que también se cocina en el horno Tandoor –un horno con forma de vasija de barro traído especialmente desde la India– es el Biryani de cordero: para prepararlo, lo cocinan a fuego lento en una olla sellada, con arroz y todo tipo de especias aromáticas. Y si prefieren sabores de mar, no pueden dejar de probar los langostinos de la costa Malabar: un plato de langostinos del suroeste de la India, con una base de leche de coco y pulpa de tamarindo, aromatizado con varias especias y que lo ofrecen con arroz Basmati importado de la India, el único que utilizan en Tandoor.
Precursores de la comida nikkei –fusión de japonesa y peruana– en Argentina, en Osaka apelan a todos los sentidos: cálida música de fondo, luces tenues, mezcla de perfumes que invaden el lugar, sabores bien jugados y, obviamente, acá las manos también son protagonistas. Por eso, merecían estar en esta lista.
“Con las manos todo es más rico”, aclara con complicidad el chef Eddie Castro mientras entrega en una mesa una de las propuestas más pintorescas de la carta: unos Futomakis. La traducción literal de maki es “rollo”, futo en japonés significa “grueso”, y en Osaka pueden pedirlo en su versión de rollo grande o en cono.
Si querés disfrutar de esta especie de “conos de sushi” con algas en el exterior y que son ideales para llevar a la boca directamente con la mano, te recomendamos el Pyramid: con pulpa de centolla, langostinos furai, palta y una salsa Ponzu ahumada (en Osaka cada Futomaki viene acompañado de una salsa creada puntualmente para cada uno) a base de fondo de pescado, soja, lima y ají ahumado. El dato: conviene comerlo rápidamente para que el alga no pierda la crocantez.
Pero más allá del mundo sushi, otra de las propuestas finger food de este lugar es el Lettuce Wraps, un wrap de pato confitado salteado al wok con salsa tausi y hongos shitake. ¿Lo distinto de este plato? Sobre la mesa se disponen todos los ingredientes y cada comensal termina de armarlo a su gusto: el wrap se monta sobre unas hojas de lechuga que le aportan un toque crocante irresistible y encima se le agregan unos fideos de fansi fritos. Para jugar.
En este restaurante creado en 1999 y considerado como un templo de la cocina vietnamita, gran parte de sus platos se comen con la mano. Además cuentan con una gran ventaja: según afirman desde el local, el cliente de Green Bamboo ya conoce sobre cocina asiática, sus hábitos y etiquetas. Por eso, cuando el cliente se sienta a la mesa, las explicaciones prácticamente quedan de lado y le entregan servilletas húmedas descartables para que puedan higienizarse y comer con las manos libremente.
La cocina está a cargo de Malvina Gehle, quien trabajó en el restaurante francés Mirazur con Mauro Colagreco y logró fundir la cocina casera y tradicional de las cocineras vietnamitas con una apertura a los diferentes sabores del país asiático.
Como primer paso para adentrarse en el mundo de la cocina vietnamita, una de las entradas que tradicionalmente se comen con la mano son los Nems, unos crujientes bocados elaborados con papel de arroz o masa philo. En Green Bamboo ofrecen diferentes variedades a base de carne de cerdo, pescado o verduras.
Otra buena opción son las diferentes variedades de curry –hay de pollo, de pescado y de calabaza– que en lugar de cuchillo y tenedor se utilizan palillos y cucharas para los más líquidos, y que además viene acompañado de una tortilla que sirve como elemento para comerlo y acompañarlo. También se destaca el Lon Nam Gia Vi –un tiernísimo cerdo braseado con cinco tipo de especias diferentes y fideos– que se come con la mano, a modo de sándwich; y el Chao Ga, unos pinchos de pollo en caña de azúcar a las brasas, que se comen a modo de brochette.
Para viajar a los sabores del Caribe, donde la arepa es la represente principal y que acompaña casi todos sus platos, les proponemos una parada en La Arepería de Buenos Aires: un restaurante distendido y con aire joven que promueve su consumo entre los argentinos.
”La arepa es un producto 100 por ciento a base de maíz blanco o amarillo, sin ningún tipo de agregados, que es apto para celíacos y que forma parte de la gastronomía colombiana y venezolana”,explican Gloria y Hassan, los colombianos detrás de este proyecto.
Con jugadas guarniciones, simples o rellenas de queso, obviamente las arepas son las estrellas indiscutidas del local. ¿Nuestra favorita? La Arepa e’ huevo, tal como la pronuncian los costeños colombianos: se elabora con la misma masa de la arepa amarilla, va frita con un huevo adentro (la yema sale cremosa) y la proponen con un gajo de limón y chimichurri de cilantro y verdeo. Sí, ¡es una bomba!
Además del Ceviche mixto –a base de langostinos y pescado blanco del día– que lo proponen con arepa blanca paisa para que cada comensal lo esparza sobre ésta y lo coma con la mano, también cuentan con otras propuestas como los Pandeyuca (pancitos elaborados con fécula de mandioca y queso) con y sin relleno de guayaba, Patacones (tostones de plátano verde frito) con diferentes salsas, Carimañolas (croquetas de puré de yuca) rellenas de queso o las Empanadas crocantes elaboradas con masa de maíz. Para todos los gustos.
Fotos: gentileza restaurantes mencionados.