Con sedes en Palermo y San Telmo, Aldo’s es un gigante de los vinos y la gastronomía gourmet
Empezó el frío, y se suma una excusa para comer rico. Dejamos la dieta para aquellos días de calor, y aprovechamos esta época para vivir a full el dicho “panza llena, corazón contento”. Pero no se trata solo de comida. A la mesa traemos otro de nuestros preferidos: el vino. ¿Qué mejor que combatir las bajas temperaturas con un rico plato y una buena copa que acompañe (y mejore) el sabor?
El maridaje entre gastronomía y vinos no es un privilegio que pueden probar solo expertos. Espacios con cavas increíbles y platos deliciosos abren sus puertas y nos permiten comprobar que los sommeliers estudiaron por algo. La combinación de dos elementos puede resultar en algo más que una simple suma y, en estos casos, el resultado son sabores únicos. Y conseguirlo no es misión imposible.
Restaurantes con cientos de etiquetas para elegir, pensadas específicamente para su cocina gourmet; todos coinciden en algo: la carta de vinos y el menú foodie son igual de protagonistas y se alían a favor de nuestro paladar. Si tu plan ideal es comer con copita en mano, prestá especial atención a estos cinco restaurantes con cavas y platos que se llevan muy bien.
La esencia argentina en tu mesa. Sabemos bien que son referentes en lo que a parrilla y vinos respecta, y el maridaje entre ellos es un imperdible blanco y celeste. Para reafirmarlo, Don Julio cuenta con más de 12000 botellas y 400 etiquetas disponibles en su carta. Hacen catas todos los años y ya el espacio anuncia el protagonismo de la cava, con cientos y cientos de botellas apiladas y un cartel que predica: “La vida es demasiado corta para tomar malos vinos”. Que variedad sobra está de más aclararlo, semejante tamaño incluye numerosas botellas de Malbec – que, lógicamente, predomina en los estantes porque es la joyita para las carnes –, sauvignon, blancos, rosados, espumantes, blends, y más. De origen nacional, obvio. Un viaje por nuestro país con tenedor, cuchillo y copa.
Ahora, entre tanta cantidad de opciones tentadoras, ¿qué pedir y cómo maridar? Desde el restó nos recomiendan un clásico: bife de chorizo junto a un Malbec mendocino, acompañante estrella. Otra opción es la de probar sabores del sur con las costillas de cordero junto a un Pinot Noir patagónico. Y si sos fanático de las mollejas (que de esos hay muchos), sabé que van bien con alguno de los blancos y naranjos. Un dato: para las achuras y embutidos pedí algún blanco o rosado. De todas formas, no te preocupes, porque si no estudiaste sus dos sommeliers y todos sus camareros se ocupan de orientarte más que bien en la elección, capacitándose permanentemente.
El restaurante de Fierro Hotel no podía quedarse afuera de nuestra selección. Porque su hermoso jardín secreto en pleno Palermo amerita una visita, porque su gastronomía casera de alta gama trae un poco de las distintas regiones del país a tu mesa, y porque la carta de vinos con más de 320 etiquetas valen la pena. Además, hay una selección exclusiva de vinos por copa, para quienes prefieran no casarse con una sola botella y probar un poco más.
El equipo de sommeliers está disponible para un asesoramiento como se debe, pero acá les dejamos unas buenas sugerencias a la hora de encarar el pedido. Para algo fresco, ideal el Cebiche Uco con una copita de Doña Paula Sauvignon Blanc. Si queremos algo más calórico porque, de nuevo, el frío ataca, no se pierdan el arroz norteño maridado con el rosado de pinot gris de la Bodega Piedra Negra Vuela. Ahora, para probar algo bien propio del restó, la tabla de fiambres 100% caseros (de verdad, ¡producen los fiambres ahí mismo!) es perfecta con Agrestis Brut Nature. Comida gourmet y excelente vino en medio de un oasis verde… ¿qué mejor?
¡Dato nada menor! De 17:30 a 19:30h podés aprovechar el Happy Hour para probar algún cocktail o vino por copa.
El vino en Aldo’s no se negocia. Acá, las más de 500 etiquetas exhibidas en las paredes reciben a amantes de esta bebida y los invitan a pasar un buen momento. Matsumoto, director gastronómico, diseñó una carta amplia para seguir en línea con la variedad de la cava. Para todos los gustos. La opción de llevar una botella o tomar por copa, y varias sucursales (la original, en San Telmo, una bastante nueva en Palermo, y un wine bar ideal para after office en Microcentro). Así es el mundo de Aldo’s, de los primeros en apostar por esta bebida y transformarla en protagonista.
Pero hoy vamos a hablar de maridaje, y acá hay un menú degustación exclusivo para incursionar en este mundo de sabores y texturas. Con decirte que hasta el postre tiene su bebida asignada alcanza para entender que se lo toman en serio. Algunos de los pasos incluyen magret de pato con higos y mandioca, junto a la etiqueta Eterno Retorno Bonarda Argentina, o ñoquis de ricota con seso y caldo de cebolla y su bebida, Trapiche Gran Medalla Cabernet Franc. Son seis pasos, y la alternativa que incluye vino está a $1600.
Nuevito pero posicionado, Vico Wine Bar llegó para revolucionar la propuesta vinícola en la ciudad. El vino es por copa, lo sirve uno mismo en sus dispensers electrónicos italianos, y se prueban en un espacio muy cool. Hay tres medidas: un trago para los que solo lo quieran probar (35 ml), media copa para quienes le tengan más fe (75 ml), y copa entera para aquellos que saben con qué están tratando (150 ml). Más de 140 etiquetas nacionales e importadas y un menú gastronómico que está a la altura.
La idea es el maridaje en raciones, probar un poquito de todo. Un tapeo bien gourmet. Pablo Colina, sommelier y socio del espacio, nos contó la posta a la hora de fusionar el vino con los platos de Vico. Para empezar, la estrella foodie acá es el pulpo, con papas y alioli de pimentón. ¿Qué vino pedir? Pablo explica que el ideal es el sauvignon blanc de Costa & Pampa, una bodega de Chapadmalal, por las notas de mar y la acidez y estructura que aporta la bebida. Otro manjar es el cordero braseado con gnocchis y queso manchego, y su media naranja es el vino blanco de Walter Bressia: le da más volumen y ciertas notas ideales para el plato. ¡Una bomba!
Su nombre anticipa dos cosas. La primera, que acá el comer y el beber son igual de importantes. La segunda, que los carnívoros van a ser especialmente felices, porque su oferta es de cortes de carne a la parrilla. Un ambiente más para la noche, porque la esencia de bar no se pierde, pero ideal para sentarse a cenar bien acompañado y con ganas de tomar algo. Una buena noticia para quienes no elijan el vino como bebida predilecta es que acá también hay cocktails súper tentadores.
Pero volvamos a lo que nos compete. A la hora de maridar, la dinámica es bastante original. Para empezar, cada mes su chef selecciona un plato al que se le asigna una etiqueta especialmente pensada. Por ejemplo, langostinos con una buena copita de Sauvignon Blanc. Otra propuesta para apostar por esta fusión foodie son los #WineFlightShout. ¿En qué consisten? Básicamente, el sommelier selecciona tres copas de blanco o tinto que podés tomar solas o combinar con el tapeo recomendado del Chef. Como verán, las opciones son muchas y todas implican lo mismo: animarse, probar y disfrutar.